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Yo era la princesa real perdida, adoptada por una familia ordinaria de hombres lobo.
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Jade

"¿Cómo puedes ver ese programa?" Preguntó Noé, mientras se sentaba a mi lado justo cuando comenzaba otro episodio de la serie Hora de Aventura.

"¡Bah! Creo que es prudente saber qué hacer en un mundo post-apocalíptico. Ya sabes, ser el mejor amigo de un perro que habla y toda esa mier**". Le contesté mientras sonreía, provocando que me arrojara una almohada en la cara.

"Gente correcta y dulce sin sentido". Se rió mientras se acomodaba en el sofá a mi lado.

Entonces, sonreí para mis adentros al notar por primera vez lo diferentes que eran mis hermanos mayores en comparación con otros hermanos que conocía. Podrían quedarse horas conmigo viendo mis tontos programas, acompañarme al centro comercial, e incluso hasta escuchar mis problemas con los chicos. Eran realmente un enigma. Noé y Joseph no solo habían sido populares en la escuela secundaria, sino también en la manada, aunque no tenían muchos amigos.

"Jade, cariño, es hora de entrenar." Escuché que mi mamá me gritaba desde la biblioteca.

"Claro mamá", dije poniendo el televisor en silencio. "Solo un episodio más."

"Uno... Dos... Tres..." , recitó Noé con una sonrisa tonta, por lo que puse los ojos en blanco, y traté de volver a concentrarme en el programa. Ice King se estaba comportando otra vez como un idiota, pero no entendía por qué. ¿Habría secuestrado a una princesa de nuevo?

"Poner la televisión en silencio no te ayudará demasiado, mi niña", me respondió.

En consecuencia, gemí derrotada, hasta ahí podría ver mis dibujos animados. "¿Cómo lo hace?"

"¡¿No será un lobo?!" Dijo mi hermano sarcásticamente.

"Hardy ja ja"

Sin embargo, no estaba en uno de mis mejores momentos.

En tanto, mientras subía las escaleras para ponerme la ropa de entrenamiento, sonó mi teléfono y al ver el nombre parpadeando en la pantalla no pude evitar sonreír.

"Sí, iré a entrenar y también lo llevaré conmigo", fue mi respuesta inmediata cuando se conectó la llamada.

A continuación se oyeron risas del otro lado de la línea. "Muy bien, pájaro de Jade. Joseph ya está aquí. ¿Cómo puede ser que la hija del tercero al mando sea tan vaga?", respondió la persona que llamó en un tono divertido. Thomas era mi mejor amigo desde que usaba pañales, un vínculo que ambos no podíamos explicar.

"¿Qué tal si su hija prefiere estar alejada del sudor y los moretones?"

"Todavía no lo entiendo, apenas entrenas y aun así eres tan fuerte en la lucha".

"Genes fuertes, mi querido Thomas".

"Lo que digas, Jade. Ah, mier**. ¿Puedes venir aquí... como... ahora? Alice acaba de aparecer". Dijo con voz exasperada.

Literalmente me reí al imaginar la escena que podría estar desarrollándose en ese momento. "Tu factura se está acumulando", le respondí, escuchando los ruidos de fondo a su lado.

"Bien. Cinco restaurantes durante una semana, excluyendo ese estúpido y elegante restaurante de la ciudad". La desesperación impregnaba su voz y, como su mejor amiga, me deleitaba con su miseria.

"¡Trato echo!"

Al salir, Noé me estaba esperando pacientemente y al oír que me acercaba se giró y me miró severamente con una clara señal silenciosa de advertencia. "Lo sé, pero...", comencé a decirle antes de que él me respondiera con una mirada de 'No importa'.

Al igual que mi padre, mis hermanos eran estrictos con la puntualidad y la formación constante, aunque todavía tenía que descubrir por qué. Nuestra manada estaba escondida y era la más pacífica, no habíamos tenido un ataque rebelde en años y eso decía mucho.

Enseguida, caminamos hasta el campo de entrenamiento para reunirnos con nuestro hermano y amigos, y de pronto retrocedí, al observar la escena frente a mí. Mi padre estaba entrenando a un grupo en combate cuerpo a cuerpo mientras otros estaban en su forma de lobo simulando que peleaban.

Nuestra manada era de una raza pura, muy pacífica, no tan grande como la mayoría, pero respetada por los demás en los EE. UU. Crocs de l'Ombre era una manada aislada a la que jamás habían molestado, ni llevado a guerra, o ningún otro ataque importante.

Nuestro Alfa había mantenido las cosas de esa manera y le estaríamos eternamente agradecidos por eso. Nuestro territorio era como cualquier otro pequeño pueblo que pudieras imaginar. Contaba con habituales cines, cafeterías, centros comerciales, escuelas, lugares de trabajo, hermosas casas coloniales y también toda la sensación suburbana.

Los humanos también vivían entre nosotros debido a que algunos hombres lobo eran sus compañeros. Sin embargo, aún éramos un secreto para la mayoría de la población humana, solo unos pocos nos habían aceptado, mientras que otros nos consideraban abominaciones, crías del diablo. Incluso, hasta habíamos aprendido a aceptar que no todas las palabras eran amables.

Mientras miraba a mi alrededor encontré a la persona que aparentemente necesitaba mi ayuda y a medida que me acercaba, lo escuché decirle a Alice que no estaba interesado en algo. Probablemente, tenía que ver con el tema de las citas, ya que siempre era lo mismo.

"Hola Thomas, aquí estoy. Vamos a entrenar, tienes que enseñarme ese nuevo movimiento". Me dirigí a él con fingida alegría e inmediatamente soltó un suspiro de alivio cuando Alice giró con clara molestia en sus ojos. "Lárgate, mocosa. Los adultos están hablando", me lanzó. De hecho, quería señalarle que teníamos la misma edad, pero supongo que no se dio cuenta, y además pensaba que hubiera sido una conversación bastante larga.

"¿A quién te refieres?" Pregunté fingiendo confusión.

"A nosotros", dijo acercándose a Thomas.

"Alice, mira, realmente tengo que decirte esto. Thomas... Thomas... , simplemente, no le gustas tanto. Tu perfume le produce náuseas, te relacionaste con la mayoría de los chicos de nuestro grupo de edad y básicamente, él no está ni nunca estará interesado en ti".

En verdad, no quise ser tan directa, pero Thomas era demasiado buen tipo como para decepcionar a una chica, sin importar cuán malvada pudiera ser. Definitivamente, era un rasgo que en ocasiones solía odiar.

Por consiguiente, ella me miró y trató de pensar en una respuesta, pero fracasó estrepitosamente.

"Tú... Tú... Ughhhhhhh", fue lo único que pudo decir antes de irse.

Al instante, Thomas cayó de rodillas abrazando mis piernas en agradecimiento. "¡Eres la mejor de todas! Gracias por salvarme", dijo soltando un gran suspiro.

"Ay, ay, ¿Cómo puedes hacerle eso a la chica que te ayudó a deshacerte de tu virginidad?" Dije con una sonrisa mientras le acariciaba la cabeza.

Entonces, él me miró con los ojos entrecerrados. "¿no sé por qué te cuento mis secretos si me los vas a terminar echando en cara?".

Como típicos mejores amigos desde que usábamos pañales, habíamos compartido muchos secretos. El hecho de que fuera el hijo del beta y yo ser la hija del tercero al mando terminó dándonos un impulso a nuestra amistad. Éramos y seguíamos siendo inseparables, como carne y uña.

Por lo cierto, la mayoría creía que cuando nos volviéramos adolescentes la amistad probablemente terminaría, pero les demostramos que estaban equivocados. Ambos cumpliríamos 18 años en unos meses, terminaríamos la escuela secundaria en un mes e, irónicamente, ambos habíamos sido aceptados en la Universidad Brown. Él había conseguido una beca de fútbol, mientras que yo había ingresado con una beca académica. Un poco raro, ¿verdad?

"Porque me amas más que a Pb&j", le dije tirando de su oreja, y él me dedicó esa sonrisa tonta de la que siempre se enamoran todas las chicas, pero de la que yo era totalmente inmune.

"Y tú me amas más que a Nutella", me respondió mientras se levantaba para pasar un brazo por mis hombros.

"Solo a ti Thomas".

Durante el resto del entrenamiento, practiqué en combate cuerpo a cuerpo con Thomas mientras mis hermanos estaban en forma de lobo instruyendo a otros en ataques de defensa. Eran los luchadores más fuertes y también los primeros gemelos nacidos en la manada en un lapso de 20 años. Los ancianos creían que se debía a que nuestra manada era tan pacífica que la Diosa de la Luna nos había bendecido, pero a mi parecer había sido pura suerte.

"Es suficiente por hoy. Nos vemos mañana", gritó mi padre al frente. Enseguida, se fueron todos menos yo, mi padre, Noé, Joseph y Thomas.

Entonces, papá esperó hasta que nadie estuviera a mi alcance y luego se acercó. Sin dudas, tenía una apariencia que no pasaba desapercibida, su poderoso cuerpo gritaba poder junto con su altura de 6'1". Sus ojos no traicionaban ninguna emoción que solo su familia había tenido la suerte de ver.

"Lo hiciste bien hoy, cariño. ¿Estás lista para salir a correr?" Me preguntó con pura adoración en sus ojos. En tanto, miré a mis hermanos que me sonrieron mientras Thomas besaba mi cabeza, asentí en respuesta y lo seguí hasta el bosque.

Mi loba estaba entusiasmada de que la soltaran, lo que me emocionaba aún más, y comencé a saltar con impaciencia mientras los demás se desnudaban.

Desde que había cambiado por primera vez a los 13 años, siempre salía a correr solo con mi familia. Todos en la manada pensaban que tenía un retraso en mi desarrollo, y me acosaban por eso, pero había una razón por la cual mi familia y las familias Beta y Alfa habían elegido hacerlo. La presencia de mi lobo era un secreto demasiado importante y aunque no sabía el motivo, mis padres me habían dicho que era lo mejor.

Mientras tanto, observaba como mis hermanos se transformaban en sus lobos marrones idénticos con ojos dorados, luego Thomas en su lobo gris con ojos azules. Finalmente, mi padre, un gran lobo marrón rojizo con ojos oscuros, me rodeó mientras me movía.

Seguidamente, el lobo de Thomas lamió un lado de mi cara mientras mis hermanos y mi padre me mordían las orejas juguetonamente.

"Al lago y de regreso, mi dulce niña", me dijo mi padre a través del enlace mental.

"¡Sí, papi!" Le respondí, mientras Noé y Joseph corrían adelante. Thomas estaba a mi lado como siempre mientras los seguía, y mi padre cubría la parte de atrás.

Tanto en forma humana como de lobo era más rápida y más grande que cualquier otra hembra de mi especie. Mi lobo era muy singular y eso solo sucedía cuando eras bendecido con un espíritu tan raro. Para que conste, era la primera loba blanca en un siglo.

Aunque aún no sabía bien por qué.

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