El maquillaje de esa mañana está empezando a correrse. Lo mejor que pudo hacer fue tomar un poco de papel higiénico, limpiar el exceso y corregir las partes más oscuras. Al terminar subió el cierre de la chaqueta y soltó un par de mechones teñidos de morado separándolos de su corta melena negro intenso cubriendo con ella sus hombros, tras colocarse la capucha se miró una vez más para comprobar la palidez de su piel; tan blanca desde su nacimiento que a veces dudaba si corriera sangre por sus venas, detrás del lavado se escuchó un leve sollozo; salió apresurada al pasillo desde donde se dirigió al salón de clases.

Eran aproximadamente las tres de la tarde, cuando ingreso en el salón de clases, es un espació amueblado y capacitado para cuarenta y cinco personas, las paredes de tono blanco cremoso o crema blancuzco están repletas de pancartas sobre acontecimientos sociales históricos y personajes de renombre,  con algunos ventanales cerrados; tras sentarse y tomar un bolígrafo y libreta de apuntes, entre sus cosas se deja ver un libro rojo que sobre sale de su bolso, nada especial pero que al ser rojo sobre  contrasta con los demás de su bolso  o del salón.

Alguien de la clase de ciencias se acerca desde atrás; cosa que no debió hacer.

Inmediatamente se gira, pudo sentir como contuvo su propio aliento y su cuerpo poco a poco se tensaba, sin pensar siquiera automáticamente retrocedió unos pasos. Luego de unos minutos de conversación sobre la clase no pude sortearlo más, se esta comenzando a marear por apenas respirar, se sintió mal, su estómago se había vuelto una roca pesada y su voz era áspera casi pastosa que se arrastraba por sus cuerdas vocales. Dejó al chico hablando solo y retomó su camino hacia la salida, está vez más deprisa.

Tras una visita a casa, para dejar el bolso y cuidar de su madre escuchó como la puerta se abría y cerraba de forma estruendosa, apresurada se escabulló por la salida trasera.

Llega a un viejo puente, donde el transito es casi inexistente, donde el silencio y el cielo nublado son su única compañía.

-¿Está bien si te visito? ¿Verdad? No me gusta aquí, odio a los hombres que están aquí. -murmuró sollozante.

Ashley está sobre la baranda de seguridad, sus lágrimas ya han arruinado su maquillaje, tiene una mirada vacía no es la mirada de una chica feliz de unos 20 años. Ella extraña a alguien y los golpes de la vida reflejan cansancio en su rostro pálido. Está a punto de...

El retumbante motor de una motocicleta se escucha cada vez más cerca y justo en el momento en que se disponía a dar el paso decisivo se escuchó:

— ¡Hey, chica suicida! —Se escucharon pasos acercándose —¡Si vas a saltar hazlo de una vez! ¡Salta! Tenía una voz entre lo olvidable, y lo sarcástico de sus palabras molestaron a Ashley. Continúa animándola. Ibas a saltar ¿no? Entonces hazlo.

—¿Quieres que salte? —Pregunto ella, la voz le salió chillona una mezcla entre desconcierto y miedo.

—Diría que no.—Salta la baranda. Él se sostienes del barandal y se inclina para observar el precipicio. —Pero también diría que sí. —Silva mientras se inclinaba más —¿sabes? es una gran caída, ya me imagino cómo quedarás desde esta gran altura ¡IRRECONOCIBLE!- Dijo tomando pausa entre palabras, tomando nuevamente una actitud desagradable.

El chico de un tirón se sienta en la baranda, las nubes se dispersan.

—¿Sabes? las lágrimas son transparentes porque muestran que el dolor es real, eres la primera con lágrimas negras... ¿¡Qué significa!? Tus familiares tendrían que velar polvo, pero no de "ESTRELLAS". Ashley se fija por primera vez en el sujeto que le está hablando, él tiene un físico promedio pero su sonrisa es desconcertante como si se estuviera riendo de una mala broma. -¿se está burlando de mí? -se preguntó Ashley mientras se siente molesta. Sus ojos son lindos sin duda pero sin emoción, llevaba el cabello largo atado en una coleta en la parte de atrás, iba vestido con un Jeans negro ajustado, unas botas Timberland y una chaqueta arrugada con una franela. Es raro, cuando lo miro más detalladamente es como si estuviera viendo un ser de oscuridad pero también el más bello de los celestiales.

Ashley no soporto las incesantes burlas y cuando se dispuso a gritarle el viento sopla estruendoso, sus zapatillas resbalan, y, lo siguiente que supo era que se caía, una mano la alcanzó y se escuchó un estruendoso crujido grotesco a lo que Ashley alza la mirada viendo al chico sujetarla, el cual se queja seguido de una risa desconcertante casi siniestra cargada de ¿dolor? estaba riendo y su cabello castaño ahora le cubría los ojos mientras el reía y forcejeaba por subirla, ella Apoyó su rodilla en una de las varillas y con la otra mano escaló mientras aquel chico de apariencia intimidante trabajo junto a ella para ayudarla a subir. Unos minutos después ambos estaban tirados en el suelo completamente en silencio tratando de recuperar el aliento, hasta que él se levantó.

—¡Bueno! Mi trabajo aquí termino,  discúlpame por interrumpir tu muerte.

Así sin más, se despidió. Tras varios minutos de incómodos y dolorosos intentos se vio imposibilitado para conducir. Cuando aquella chica desaliñada se le acercó el solo la miró mientras ella le extendía las manos de forma exigente, los ojos de ella que expresaban una extraña mezcla entre gratitud y odio. Tomo las llaves y encendió el vehículo.

—Sube, te llevaré al hospital. —ordenó, notablemente aún afectada o solo nerviosa por su próximo intento de suicidio, en el cual se Llevaría una víctima en son de venganza.

-¿sabes manejar? -pregunto entre sarcasmos dejando escapar una sonrisa extraña.

El camino al hospital fue largo, demasiado largo ella conduce fatal, es como si fuera la primera vez que está chica conduce; por suerte o quizás destino llegan al hospital, "claro derribaron uno que otro contenedor de basura y casi se estrellan pero llegaron a su destino" Los chicos llegan por emergencia y prontamente el chico es intervenido colocándole una escayola en él brazos; mientras a Ashley le hacen varias preguntas del incidente a lo cual el chico que de por cierto se llama Gustavo respondió. -mi novia y yo dábamos un paseo y sin querer no vi un bache haciéndonos caer de la moto. -sus palabras eran poco creíbles pero pudieron corroborar su versión ya que estaban ambos raspados y la moto tenía signos de accidente.

El doctor le dice a Gustavo que deberá estar con la escayola mínimo un mes. -El doctor cree que está mierda me durará ¡un mes! -murmuró el chico entre quejidos.

Tras todo el papeleo y toma dé información de ambos chicos, la enfermera procede a llamar a los parientes de los chicos sumado a un sermón para ambos. El tío de Ashley llega todo exaltado por la repentina llamada del hospital mostrando una actitud autoritaria y posesiva ante lo sucedido, llevándose a la chica tras firmar unos papeles.

Gustavo sale de emergencias y se dirige a agradecerle a Ashley pero la mirada de su tío dejó bien claro lo que las palabras no podían, Ashley no voltea en ningún momento mientras camina hacia la puerta, en ese instante escucha una voz familiar pero aún así no voltea ni por un instante siguiendo el apresurado ritmo de su tío.

El día siguiente Ashley camina por el campus acompañada de su mejor amiga Dennis y un chico que siempre se una al grupo de estudios llamado George

curioso

.

En esos momentos hablan de las clases y de el grupo a formar para las próximas exposiciones mientras a lo lejos la burla de tres chicos que se reían por algo en el móvil llama la atención de Ashley que es intimidada repentinamente por la confianza de George que coloca su brazo en el hombro de ambas chicas, a lo que Ashley reacciona de una forma extraña y muy disgustada pero es respaldada por Dennis. -¿¡No te han enseñado a no ser tan confiado con las mujeres!? -Exhorta Dennis mientras le retira el brazo que tenía encima de Ashley.

-Solo era una broma ya me conoces. -Dijo tratando de calmar las frías palabras de Dennis.

En el momento que Dennis le va a responder se escucha el claxon de una moto seguido de un.... —¡Hey, pero si es la chica suicida!