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  «The Arrival In Forks.»

  ❝Los años nos vuelven más fuertes, más letales; nuestro veneno se intensifica.❞

  Me encontraba aquí, en el lugar donde años atrás habia dejado, pocas veces habia venido, deje de hacerlo a los diez, en cambio Bella continuo. Yo por otra parte, me encontraba haciendo desastres en cada escuela donde estaba, mi madre a veces no sabía que hacer conmigo; Bella era mi opuesto total, aunque ambas nacimos el mismo día, y fuéramos mellizas, jamás tuvimos aquella típica conexión que los gemelos tienen, no, ella y yo siempre peleábamos, no la soportaba y en veces me era totalmente desagradable su presencia. Mi hermana se casó hace unos meses atrás, yo no asistí a su boda, no me interesaba en absoluto; también me contaron algo acerca de una hija, dato que no entendí por qué no puse atención, poco me importaba el tema.

  Hoy estaba de vuelta, pues Renée—mi madre—estaba harta de mí y de estarme cambiando de escuela por mi conducta inapropiada; Phil habia dicho que era suficiente, pues el, junto algo de dinero de Charlie, estaba pagando los daños que cometía.

  Me encontraba en el aeropuerto, mi vuelo llego antes, y alcance en enviar un mensaje a papa para que pudiese llegar por mí, hasta que pude distinguir un automóvil de policía, mi padre bajo de el, su cabello castaño oscuro con aquel bigote que hace años no miraba, y que ahora habia dejado crecer más, traía su atuendo de comisario del pueblo.

  —¡Brook!—grito mientras me daba un fuerte abrazo—Que grande estas—sus ojos demostraban felicidad.

  —Tu también te ves más grande papa—hable con una sonrisa de lado, estaba feliz de estar con él.

  —Vamos, tal vez necesitas descansar, Bella dijo que más tarde ira a la casa con Edward y Renesmee—dijo mientras tomaba mi maleta, metiéndola a la cajuela. Rodé los ojos.

  —¿Quiénes son?—pregunte subiendo al copiloto.

  —Su esposo, e hija—hablo sonriendo.

  —Que divertido—murmure con sarcasmo.

  Charlie puso el auto en marcha y comenzó a conducir por las calles de Forks; miraba a varias personas pasar con suéteres grandes, el clima del pueblo realmente me encantaba, no soportaba los lugares calientes, tampoco me gustaba el sol, me gustaba estar arropada y usar botas con suéteres de lana.

  Mi padre entro a la calle donde estaba la casa, pude distinguir leve nieve en el patio, cuando este se estaciono, todo se miraba igual que antes, y un sentimiento de nostalgia me invadió, era como si hubiera vuelto en el tiempo.

  —Adelante—dijo mi padre mientras tomaba mi maleta.

  Yo entre corriendo, mientras subía las escaleras del pórtico, entre y pude ver que todo seguía igual, mi padre entro detrás de mí.

  —Tu habitación está del lado izquierdo—me anuncio y yo tome mi maleta mientras mi padre cerraba la puerta, subí las escaleras y abrí la puerta de color café oscuro.

  La habitación no era tan grande, era mediana con la cama de lado de la pared, justo donde estaba la ventana; habia una mesa de noche a su lado, las mantas eran de color azul y las paredes blancas, los muebles eran a juego de color café tenue. Habia un escritorio delante de la cama, con algunos estantes arribas con libros, cuadernos y plumas, a lado de este habia otra puerta, donde era el armario, también había un estante lleno de mis libros favoritos. La recamara era totalmente de mi agrado, y me hacía feliz que a pesar del tiempo que paso, mi padre no olvidaba mis gustos.

  Tome mi maleta y comencé a arreglar mi ropa y cosas personas, al terminar saque un pantalón negro y un tipo de blusa que parecía suéter de lana, junto a unas botas de cintas negras; tome mi ropa interior y lo puse encima de mi cama, me encamine al baño que estaba justo delante de mí, y opte por tomar una ducha; al cabo de unos minutos acabe, tome una toalla junto a una bata de baño, y me encamine de nuevo a mi recamara, donde cambie y comencé a secar y planchar mi cabello. Eran las tres de la tarde, tal vez pronto llegaría Bella junto a su esposo. Cosa que me era realmente extraña, ¿Quién se casa a los dieciocho?

  Me estaba maquillando, algo que me gustaba bastante era el maquillaje, tenía como cincuenta brochas y paletas de todos los colores, me fascinaba bastante; hice el delineado, delgado y discreto como me gustaba, mis parpados los habia puesto de un color naranja natural, y la boca era de color piel. Al finalizar escuche que mi padre abría la puerta de la entrada, murmuro se escucharon y tacones resonar.

  Me puse de pie, pues ya habia acabado de arreglarme, tome mi teléfono mientras me ausentaba de mi habitación y comenzaba a bajar las escaleras; al llegar al tercer escalón pude apreciar la cabellera de mi hermana, que se encontraba más brillante, y a un hombre demasiado pálido de ojos dorados que me volteo a ver, seguido de Bella, estaba demasiado pálida, a la última vez que la vi. Al lado de mi padre se encontraba una adolescente que tenía un parecido impresionante a mi hermana.

  —Brooklyn—la voz de mi hermana era un poco más rasposa que antes.

  —Isabella—conteste del mismo modo.

  —Te presento a Edward, mi esposo—aquella forma de decirlo es porque estaba marcando territorio—Y mi hija, Renesmee—la adolescente me dio una sonrisa.

  —¿Tu hija?—pregunte reprimiendo el instinto de reír—¿Me estás viendo la cara de estúpida?—pude apreciar la cara de asombro de Edward.

  —Brook, Nessie tiene un desarrollo muy avanzado…—intento explicarme mi padre.

  —¿Cuál?, ¿el curioso caso de Benjamin Button a la inversa?—pregunte con sarcasmo—De igual manera, es algo que no me interesa.

  Comencé a caminar hacia la salida, pero la mano de Bella, se cerró en mi brazo impidiéndome salir, se sentía más pesada, más dura.

  —Deberías mostrar un poco de respeto—su voz sonaba a advertencia, solté una risa, y con un duro jalón me zafe de ella.

  —¿Cómo tú lo mostraste la última vez conmigo?—todos quedaron en silencio, y Charlie se acercó poniéndose en medio de las dos.

  —Tranquilícense—nos dijo separándonos.

  —Dile a ella que muestre un poco más de respeto y empatía—hablo Bella mientras me miraba furiosa.

  —Madura Marie—hable riendo mientras tomaba una chaqueta de mi padre.—Al parecer los golpes que la vida te ha dado, y el haberte casado, no aseguro ni compro, para nada, tu madurez.

  Me ausente de la casa, y comencé a caminar entre las calles donde se encontraban los suburbios de Forks, el día estaba helado y nublado como siempre, lo bueno que traía como doscientos dólares doblados en la funda de mi teléfono, podía ir a comprar algo de comer a donde mi padre le encantaba ir, así que opte por ir; las calles estaban limpias y llenas de nieve, al ingresar al local varias personas se me quedaron viendo, pues bien, la mayoría se conocía aquí. Tome asiento en una mesa a lado de la ventana que daba al estacionamiento, suspire mientras me quitaba la chaqueta, y la doblaba a mi lado; Cora, quien habia cambiado un poco, se acercó con un delantal y libreta en manos, tenía una sonrisa.

  —Bienvenida, te dejo el menú y en unos minutos regreso—dijo mientras se retiraba.

  Murmure un gracias, pero ya tarde; al parecer no se acordó de mí, ni se percató de quien era; suspire mientras abría el menú y comenzaba a ver algunas hamburguesas, escuche la campanilla que anunciaba la llegada de alguien, no voltee a ver, porque realmente no me importaba, sentí que alguien se sentó en mi mesa, y al voltear me encontré con mi padre, nuevamente.

  —Intuí que estabas aquí—dijo sonriéndome.

  —No te equivocaste—murmure pasándole el menú.

  —Deberías intentar llevarte mejor con Bella.

  —Digamos que la poca hermandad que teníamos se acabó—hable sin mirarlo, pues no quería contar aquella historia. Antes de que Charlie volviera a hablar, Cora se nos acercó con una mirada de extrañeza.

  —Charlie—dijo sonriendo.

  —Hola Cora, ¿te acuerdas de Brook?—pregunto mi padre con una sonrisa mientras me codeaba.

  —No la reconocí hace un momento, has crecido bastante, sin duda alguna, estas hermosa—su sonrisa se ensancho.

  —Gracias Cora—hable devolviéndole la sonrisa.

  —¿Qué pedirás dulzura?—me pregunto mientras sacaba la libreta y tomaba la pluma que estaba en su oreja.

  —Una hamburguesa grande de tocino, con papas con carne, aros de cebolla con tocino y salsas con queso; y de tomar pediré una coca cola grande—dije sonriendo, mientras ella lo anotaba.

  —Tu apetito no ha cambiado, he—dijo mi padre con diversión.

  —Ni el tuyo, Charlie; te traeré lo de siempre—Cora dijo eso, para luego desaparecer.

  —¿Qué problema tuvieron tú y Bella, en Arizona?—mi padre regreso su mirada hacia mí, intentando descubrir la verdad.

  —Nada importante, de igual manera Renée te hablo para que tuviera un mejor comportamiento acá—dije mientras me recostaba en el asiento.

  —No importa Brook, se quién es mi hija; no intento justificarte, pero tus razones sé que remota en Bella—hablo tomándome de la mano con una sonrisa—cuando estés lista para hablar, te escuchare hija.

  —Gracias—dije abrazándolo, lo necesitaba después de tantos años.

  —Tu hamburguesa extra grande—dijo Cora dejándome mi platos junto con las papas de carne—tus aros de cebolla, y refresco—me puso aquello, y al verlo solo se me hizo agua la boca—Y tu hamburguesa diaria—dijo poniéndole un plato parecido al mío, a mi padre—provecho—y sin decir más, se fue.

  Ambos comenzamos a comer, comentamos anécdotas, me conto de la familia Cullen, y algunas cosas relacionados a; también sobre la ‘enfermedad’, de Renesmee. También me conto algunos chistes y demás cosas; al finalizar ambos volvimos a la casa, donde nos pusimos a ver algunas películas, a la hora la puerta volvió a sonar, y mi padre fue a abrir; era Bella con panqueques.

  —Hola—su voz sonó, mientras sonreía.

  —¿A qué vienes ahora?—pregunte mientras me ponía de pie.

  —A hacer las paces—hablo mientras me entregaba la caja de panqueques de diferentes colores.

  —Bueno, lo tomare, pero me ofende muchísimo—hable recitando la frase de una película.

  —Y a invitarte a conocer a los Cullen—dijo sonriéndome.

  —Ya es muy tarde—intente excusarme, pues tenía flojera.

  —Son las seis de la tarde a penas, Brooklyn—hablo con insistencia.

  —¡Agh!—murmure tomando la caja y de nuevo la chaqueta de mi padre—De acuerdo—murmure mientras le daba un beso a Charlie en la mejilla.

  —Se cuidan, y no peleen—hablo mientras bostezaba.

  Ambas salimos, el carro que Bella tenia era del año, un camaro precioso de color negro.

  —¿A quién asaltaste?—pregunte burlándome mientras me subía.

  —Digamos que tuve suerte—dijo con una sonrisa, mientras comenzaba a conducir por las calles, donde la nieve habia subido más.

  Entro por el bosque, cosa que me extrañe, pero no preste atención; abrir la caja de los panqueques y tome uno de color azul, y comencé a comerlo. Llego delante de una casa de muchos ventanales, las luces estaban prendidas, pero sin lugar a dudas estaba preciosa; puso el freno de mano y bajo, yo le seguí con la caja de panqueques que no dejaba de comer. Ambas entramos, y la casa era mil veces más hermosa por dentro que por fuera; al dar vuelta a la izquierda pude ver un grupo de personas, entre ellas estaba Edward.

  —Brooklyn, te presento a la familia de Edward—hablo mirándome—Ella es Rosalie—menciono a una rubia de mirada mala—Emmett—el de cabello negro era enorme, como un osos, y me sonrió mientras tenía sus brazos en cruz y movía sus dedos en señal de saludo—Alice—una chica de cabello negro corto, atravesó todo el lugar y se acercó mientras me abrazaba.

  —Seremos buenas amigas—dijo separándose un poco.

  —Claro—le devolví la sonrisa,

  —Esme—una mujer hermosa de ojos verdes me sonrió mientras me daba un abrazo.

  —Eres hermosa cariño, bienvenida—menciono.

  —Gracias, e igualmente—hable sonriendo.

  —Carlisle—un hombre rubio me dio un apretón de manos—y Jasper—mi vista viajo a un joven rubio de ojos dorados, estaba hermoso sin lugar a dudas, su mirada era penetrante, y sin evitarlo me puso nerviosa, el me sonrió como si supiera lo que sintiera.

  —Un gusto—dije hablando para todos.

  —El gusto es nuestro—hablo Esme mientras me tomaba del brazo y me conducía a la sala—Platícanos de ti—dijo mientras me hacía sentarme a su lado.

  —¿Qué quieren saber?

  ↑↓↑↓↑↓

  Dos horas habia pasado de estar hablando con los Cullen, era agradables, pero algo ocultaban, la piel pálida, el extraño color de ojos, el extraño caso que en dos horas de estar hablando no hayan tomado o comido nada. ¿Realmente todo estaba en orden con ellos?

  Me entere que Rosalie y Emmett eran pareja, al igual que Alice y Jasper, situación muy extraña, estos últimos habían salido, y al parecer se encontraban discutiendo, cosa que no le tome tanta importancia, hasta que la familia Cullen comenzó a despejarse yéndose por cada lado, yo suspire y decidí salir un poco al jardín; escuche el aullido de unos lobos, y voltee para ver si podía ver algo, pero no habia nada.

  —Es mejor que entres a la casa—la voz de alguien se escuchó a mis espaldas, voltee encontrándome con Jasper.

  —Necesitaba tomar un poco de aire.

  —¿Mucho por un día?—pregunto con una sonrisa.

  —Demasiado—dije sonriendo.

  —Brook—la voz de Bella se escuchó—Renesmee quiere escuchar como tocas el piano.

  —Claro—dije subiendo las escaleras del pórtico.

  —¿Sabes tocar el piano?—pregunto Jasper a mis espaldas.

  —Sí, también el violín—dije volteando a verlo. El ya no contesto.

  —¿Qué sabes tocar?—me pregunto Edward.

  —Más bien, ¿Cuál quieren escuchar?

  —¡Ohhh!—murmuro Emmett—Que no le llegas ni a los talones Edward.—todos rieron.

  Tome asiento delante del piano, y comencé a tocar Allego, de Mozart; las teclas se movían debajo de mis dedos al tocarlas, mis dedos eran largos, por lo que tocar no se me dificultaba, comencé a hacerlo más rápido, realmente era algo que me apasionaba, pues al igual que a Bella, a mi también me metieron en clases de ballet y piano, con la diferencia que opte también por violín y danza árabe. Pude ver de reojo como los Cullen se me quedaban viendo, admirando aquella destreza por el piano que tenía, Edward y Nessie me miraban con una sonrisa plasmada en su cara, tal vez no esperaban que yo supiera tocar algo; Bella por otra parte, pude ver que tenía una sonrisa de nostalgia, esta era la nota que tocábamos juntas de niñas, antes no nos llevábamos tan mal, hasta que en Arizona tuvimos un problema; nos gustó el mismo chico, y el jugo con ambas, pero a pesar que me humillo, ella deicidio tomar una relación con él, Renée se enteró y hubo una fuerte discusión ese día. Desde entonces mi comportamiento cambio, humillando a Bella y volviendo nuestra hermandad toxica y sin tolerancia.

  Finalice la nota, y todos me aplaudieron.

  —¿Me enseñas a tocarla?—pregunto Nessie mientras se acercaba a mí.

  —Claro—dije sonriéndole.

  —Bueno, te llevo a casa Brook—dijo Bella dándome la chaqueta—ya es tarde.

  —Claro—dije poniéndomela—Un placer conocerlos—dije sonriendo y despidiéndome de cada uno.

  —Vuelve mañana—hablo Alice mirándome con una sonrisa, pero era como si tuviera un plan en mente—A todos nos agradó tu visita, hasta a Jasper—este me miro con una ceja alzada.

  —Claro.

  Y sin más me retire; la familia Cullen era un estuche de monerías, y estaba completamente segura de que ocultaban algo, curiosidad que me estaría abordando hasta que no descubrirá que era lo que ocultaban, pues era demasiado curiosa. Jasper por otra parte era totalmente hermoso, lamentablemente tenía una relación con Alice; ¿Qué sucedía con los Cullen?

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