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Al casarme con el hombre más rico de la ciudad, vendí su información privada a las mujeres que se desmayaron por él. ¡Dios, gané bastante!
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Era una noche lluviosa y desde la habitación se escuchaba el sonido que hacían las gotas de lluvia al golpear la ventana.

En la sala de estar, el televisor aún estaba encendido mientras transmitía un programa de espectáculos.

La guapa presentadora de televisión informaba con dulce voz las noticias de ayer. "Stanley Jones, nacido en el seno de una familia rica y poderosa, ha sido visto últimamente en un hotel de cinco estrellas con la popular actriz Jewel Russell. Al parecer, pronto habrán noticias de la pareja y es probable que la boda esté pronta a celebrarse..."

Entretanto en el dormitorio, sobre la suave y grande cama estaban dos cuerpos entrelazados.

Los músculos del hombre eran robustos y fuertes, y mientras se movía, su piel bronceada hacía que sus movimientos se vean mucho más intensos.

Sharon Cruz abrió los ojos y sin decir nada miró a Stanley, que estaba encima suyo. En medio de la luj*ria, los atractivos rasgos faciales y la sexy mandíbula se hacían más prominentes. Una fina capa de sudor, que no era más que el resultado de haber hecho el am*r, le cubría el cuerpo haciéndolo ver más varonil.

Sin embargo, las expresiones de ambos eran completamente diferentes. Mientras que la de él era de placer, la de ella era de sufrimiento.

"¿Por qué siempre se demora tanto? Ya no quiero hacerlo más..." Se lamentó en secreto, pero no se atrevió a decirlo en voz alta. Con resignación volvió a cerrar los ojos y soportó en silencio todas sus embestidas.

Media hora más tarde, el hombre se detuvo finalmente. Sharon respiró aliviada y pensó "por fin".

Stanley se levantó de la cama sin decir nada y se dirigió al baño. Luego de unos minutos se escuchó el sonido de la ducha.

Cuando estuvo a punto de terminar, el hombre liberó toda su fuerza en la última embestida. Y el movimiento fue tan fuerte que hasta le hizo doler el pecho.

Aún así Sharon aprovechó el momento y se recostó sobre la cabecera para coger el vaso que estaba en el velador. Estaba sedienta. Para su mala suerte no había ni una gota de agua.

Lamiendo las comisuras de su boca, se levantó de la cama y dio un paso. Pero tan pronto como lo hizo, sus piernas temblaron como gelatina. Y se ruborizó de solo pensar por qué había ocurrido eso.

Parecía que había perdido toda su fuerza después de haber estado recibiendo todas esas embestidas durante dos horas.

Esperó unos segundos para que sus piernas vuelvan a la normalidad. Respiró hondo y se dirigió a la sala para servirse un vaso de agua. No deseaba regresar a la habitación principal, por lo que se sentó en el sofá y tomó un pequeño sorbo del vaso.

De pronto dejó de hacer movimiento alguno al escuchar la transmisión de la televisión. Sus hermosos ojos almendrados se abrieron como platos. "¿Stanley y Jewel están juntos?", se preguntó.

La foto parecía haber sido tomada desde un algún lugar oscuro, ya que lucía un poco borrosa. En la imagen, Jewel estaba abrazando a Stanley por la cintura y había puesto su rostro sobre el pecho de él. Ambos parecían estar abrazados.

Sharon dirigió su mirada hacia el baño, donde el protagonista de la noticia estaba duchándose. Probablemente, no tenía noción de lo que estaba pasando en la televisión al momento. 

Con respecto a Jewel, la había visto en varias novelas muy populares. No era de extrañarse que fuera tan famosa, la mujer era hermosa y tenía un gran cuerpo.

Cuando terminó de beber el último sorbo de agua, Sharon llegó a la conclusión de que el guapo hombre y la hermosa mujer que aparecían en la televisión hacían una pareja perfecta.

"¿Qué programa estás viendo?", dijo de repente una voz profunda.

Se escucharon unos pasos hacia la sala y Sharon inmediatamente recobró el sentido. Sin pensarlo, cogió el control remoto y apagó el televisor. "Nada", contestó mientras sacudía la cabeza.

Stanley se le acercó y la miró fijamente. De cerca pudo ver que tenía los labios muy finos. Sharon había escuchado alguna vez que un hombre con labios finos era despiadado por naturaleza.

El hombre no le dijo ni una palabra. Solo tomó el control remoto y encendió el televisor.

En la pantalla, la hermosa presentadora con la voz dulce seguía hablando con entusiasmo sobre Stanley y Jewel. "Se rumorea que Stanley Jones está casado desde hace algún tiempo. Sin embargo, parece que estos rumores cesarán, debido a que ahora él tiene una relación sentimental con Jewel. Definitivamente, el joven Jones no está casado".

Stanley apagó el televisor con un solo clic y tiró el control remoto a un lado. Sharon lo miró con cautela, pero no vio nada raro en él. Estaba muy tranquilo.

Parecía que la noticia era cierta después de todo. Si fuera falsa, definitivamente él estaría enojado.

Un profundo silencio envolvió a toda la habitación.

Sharon no podía soportar este tipo de incomodidad, menos cuando estaba con este hombre. Se esforzó por pensar en algo que decir, pero fue en vano. Eventualmente, solo un pensamiento cruzó por su mente y de repente dijo: "Bueno, qué tal si... ¿qué tal si nos divorciamos?"

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