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¿Sabes lo que pasa, cuando te das cuenta que ella es única y lo arruinaste todo?

Preguntémosle a Jonathan

Ella en un hotel con un vestido entallado que llega hasta el suelo, su cabello adornado con perlas blancas, los zapatos aún en la caja.

Mientras yo con un vaquero desgastado, una remera negra arrugada de mi grupo preferido ‘los ramones’ devorándola con la mirada, ella está insegura, lo sé por qué no levanta la mirada, no sabe que estoy muriendo por ver esos ojos que nunca dejan de maravillarme.

Comparto su inseguridad, quiero decirle CORRE, ALEJATE DE MÍ, nunca seré bueno para alguien como tú.

Pero esas palabras nunca saldrá de mi boca, los humanos somos egoístas. ¿Por qué sería diferente?

¡Yo no soy la excepción!

Me acerco y tocó su delicada piel, una energía recorre mi cuerpo con solo tocarla, siempre tiene ese efecto en mí, sonrió cuando ella detiene su respiración, yo siempre tengo ese efecto en ella.+

– Estás hermosa, el blanco definitivamente es tu color…. eres la novia más hermosa que he visto – me cuesta hablar, mi voz está ronca

La estiró a mis brazos y la siento entumecida, acarició su espalda e intento que se relaje.

Su cuerpo cede de apoco. Respiró la fragancia de sus cabellos.

Y me siento en casa después de mucho tiempo.

El único lugar donde quiero estar es en sus brazos, solo una persona enamorada entendería este sentimiento.

Enamorado si enamorado ya no puedo ni quiero negarlo.

–Sabíamos que nada sería fácil – intento darle seguridad.

Respiró lentamente tratando de calmar los latidos de mi corazón, pasarán mil años y ella siempre tendrá ese efecto en mí cuerpo.

– Juro que trate de alejarme, pero aquí me tienes –la aprieto más a mi pecho, ella me devuelve el abrazo y eso me da mayor seguridad.

Quiero sonreír cuando agarro su mano y llevo a mi pecho donde está mi corazón que no deja de latir con intensidad.

– Mi corazón no resiste estar sin ti – hablo torpemente.

No recuerdo nada de lo ensayado. Así que improvisare.

-Déjame demostrarte que en mi puedes confiar, nunca fue fácil lo nuestro, eres tan complicada, exasperante, cocinas fatal y matas la música al cantar – quiero matarme, tengo que decirle lo bueno no lo malo.

Me muero por ella, como no se da cuenta.

-Tengo tantas cosas que contarte, pero sobre todo quiero que sepas que nunca toque a Sofía desde que entraste en mi vida. Como puedo hacerlos si tú fragancia está en mis sabanas pienso en ti a cada momento. Amo ¡tus defectos y virtudes! Eres una persona maravillosa y me vuelves completamente loco - me confieso.

Tocó sus cabellos y la pego a mí.

- No nacimos destinados desde la cuna a amarnos, pero si algo aprendí en este tiempo que estuve lejos de ti es que nuestro corazón no elige a quien amar. Y prueba de ello es que mi razón te quiere lejos, mientras mi corazón solo quieren estar pegado a ti cada puto momento del día.- escucho su suspiro.

- Mi comportamiento deja mucho que desear lo sé, pero amarte es poner mi mundo de cabeza, dame una oportunidad y empezamos de nuevo.

- Me asustaste fui un cobarde, te hice daño y también me lo hice a mí. Volvamos a empezar -.

- No – dice sorprendiendo me y haciendo que la abrace más fuerte por temor a perderla.

Me quedo sin palabras, su repuesta me mata.

¿Ahora qué hago? La rapto por que dejarla nunca es una opción.

Odio no ser un hombre de palabras acarameladas, yo soy un hombre de acciones. Y esas acciones me llevaron justo a esta encrucijada.

¿Tan rápido dejó de amarme? ¿Acaso ella aprendió a vivir sin mí? Mis inseguridades empiezan a aparecer.

- Una sola oportunidad, sin mentiras, ni engaños, se nos avecina miles de tormentas que tendremos que aprender a sobrevivir...y quiero hacerlo contigo- responde ella.

Suspiro de alivio y me retiro para mirarnos de frente.

- Sabes Jonathan yo también te amo y mi respuesta fue sí desde el momento que pasaste esa puerta.

Me siento bolado la vuelvo a atraer a mis brazos. Sonrió de oreja a oreja.

Soy el hombre más feliz del mundo, he vuelto a casa.

Volvería a pasar mil veces todo de nuevo por tenerla en mis brazos, ahora sí puedo conquistar el mundo.

Levanta su rostro y me besa, la tomo como un maldito sediento.

Ella respira con dificultad sin poder atajar los temblores de su cuerpo.

La beso tiernamente, me cuesta creer que la tengo de nuevo en mis brazos, está vez no pienso soltarla.

Toco su espalda y le quito el vestido.

– Te amo – le susurro.

Beso sus párpados, mejillas y todo su rostro hasta llegar a la oreja donde me detengo a morder suavemente.

Ella acompaña mis besos sin quedarse atrás.

La desnudo para hacerla mía.

Beso su clavícula, busco con mis labios esos montículos que me dejan sin aliento.

Jadea cuando mi boca baja a su estómago, no me detengo hasta llegar al sur de su cuerpo.

Estoy completamente loco por ella, me tiene en el puño de su mano y no lo sabe.

Retiro sus bragas, besando su triangulo femenino, ella es una maravilla de la creación.

¡Por fin ella sería eternamente mía!

Su cuerpo es una obra de arte y a veces hasta me siento indigno de tocarla, después de haber tocado otros cuerpos en el pasado.

Me arrodillo entre sus piernas para probar el néctar de mujer.

Debo parar, tiene que ser perfecto para ella, pero sus suspiros me llevan al límite.

Me siento como si yo fuera el de la primera vez.

“La primera vez para un hombre es cuando lo hace con la mujer que ama, lo demás es simple entrenamiento”

-Amor debemos parar – intento detenerla para hacerla entrar en razón. y que sea un momento inolvidable.

La razón se va por la ventana cuando ella susurra una y otra vez mi nombre.

En este momento sé que nuestros destinos están marcados, me desvisto lo más rápido que puedo, quedándonos sin el antifaz de sus cuerpos.

Por primera vez en toda mi vida, suplico al cielo que no vea a mi entrepierna, por temor a que se asuste.

La cargo hasta la cama, me ubico en el medio de sus piernas que me traen por el camino de la amargura, beso su capullo de mujer y jadeo porque ya no puedo esperar más.

Dejo que nuestros cuerpos empiecen a bailar la danza de la creación.

Nayeli

Despierto lentamente, tomo conciencia del pequeño dolor entre mis piernas, sonrió al recordar lo grande y fuerte que es.

Tenía miedo que me lastimara, pero descubrí que es uno de los placeres más maravillosos del mundo, la descarga en mi cuerpo fue placentera, por primera vez me sentí completa.

Giro para mirarlo un poco incomoda por la posición de nuestros cuerpos, sus brazos me rodea la cintura y sus piernas musculosas rodean las mías, un suspiro largo sale de mi interior al observar el maravilloso cuerpo que tiene.

Me alarmo al escuchar unos golpes en la puerta, constantes e imposibles de ignorarlos.

Envuelvo las sábanas en mi cuerpo y con una sonrisa estúpida en los labios intento levantarme. Este hombre saca lo mejor y peor mí.

Consigo hacerlo pero me resisto a dejarlo solo, por temor a que todo esto termine. Los golpes son insistentes, la persona que está del otro lado está decidida a qué le atiendan. Giro para volver a verlo antes de abrir la puerta, esta tan tranquilo, parece un ángel.

Sujeto el pomo de la puerta y empiezo a abrir despacio para no despertarlo y grande es mi conmoción al ver a Estefi, mi mente se despeja y recibo el golpe de la realidad. El rostro de mi amiga es de susto al ver mi aspecto desordenado, se queda en silencio como procesando lo que debe decir.

-Marc te está esperando, vengo a ayudarte para que estés perfecta hoy – se fija en la sabana que me envuelve y abre sus ojos al ver los rastros de sangre un recordatorio de mis actos recientes.

- ¿Es sangre lo que veo en la sabanas? , ¿Estás herida? -dice Estefi muy preocupada.

Siento la vergüenza dibujada en mi cara.

-Amor vuelve a la cama dile al mozo que comeremos afuera- dice Jona con la voz ronca.

Estefani abre los ojos como platos y de un golpe abre la puerta haciéndola chocar por la pared.

Apenas le da tiempo a Jonathan de cubrir su desnudez, ella no consigue esconder su disgusto.

- Hola hermanita- dice él con su sonrisa de pícaro.

Me pregunto en que lio estoy metida, mientras Marc está preparándose para ir al altar, sus hermanos enfrentándose en un juego de miradas y yo sintiéndome morir.

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