Home/ Su Pareja Oscura Completed
Entré en la manada más fuerte inesperadamente y me convertí en su luna.
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—Sí, alfa, la manada ha sido exterminada, aunque debo decir que alfa Josh dio pelea —informó el nuevo miembro de la manada, de pie frente a su alfa, mientras este, parado frente a las ventanas de cristal y dándoles la espalda a ellos, miraba los cielos oscuros y nublados, que se asemejaban a su alma oscura... oscura y furiosa.

De pronto, el fuerte estruendo de las nubes dio aviso de que se avecinaba una tormenta, pero el alfa se mantuvo erguido, inmutable. La amplia extensión de sus hombros bloqueaba la vista de lo que había afuera y su alto cuerpo de metro noventa, vestido entero de un traje oscuro, tampoco dejaba un solo resquicio por el que ver el gris exterior. 

Tenía las manos unidas detrás de su espalda y se veían asomar pequeños atisbos de los muchos tatuajes que se escondían debajo de su abrigo, ya que la tela alrededor de sus brazos se estiraba, mientras intentaba contener al músculo curvo debajo que amenazaba con liberarse.

En ese instante, pasó su áspera mano por su cabello, que terminaba justo encima de su nuca, y se despeinó, adquiriendo un aspecto desordenado. 

Luego se dio la vuelta, evaluando con su mirada aguda a los guerreros que le habían traído las noticias. Los dos tenían alrededor de 20 años, eran altos y fornidos, pero no podían compararse con su alfa.

Aquel hombre tenía el cabello oscuro al igual que sus gruesas cejas, tan oscuro como la medianoche, tan oscuro como un cielo nocturno sin estrellas, y si bien sus rasgos eran afilados y duros, su mandíbula era cuadrada y cincelada, con una ligera barba de pocos días. Tenía pómulos altos y anchos; su nariz era recta, sus labios firmes y carnosos, y, cuando el clima era adecuado, dejaba ver su piel bronceada.

Además, contaba con una mirada penetrante que dejaba al mejor de los hombres temblando ante esos ojos sombríos.

—¿Algo más, alfa? —preguntó el guerrero, tratando de mantener su voz fuerte y clara.

—¿Hay algo más que requiera mi atención? —inquirió él; su voz era profunda y sonora, cargada de autoridad.

Fue entonces cuando el nuevo miembro de la manada, con toda su curiosidad, levantó la mirada y, por primera vez, miró a los ojos de su alfa. 

Dicen que los ojos son la ventana del alma y ahora, después de mirar en los de su superior, el guerrero temblaba y no sabía qué decir.

Uno de sus ojos era de un azul glaciar oscuro, como si mirara hacia las profundidades del océano, como si escondiera un tsunami en él. El iris tenía un anillo delgado y negro rodeándolo, como la oscuridad que rodea la plata de la luna. El otro ojo, sin embargo, era de un verde cálido con destellos dorados alrededor de la pupila que parecían gotas de sol. 

Hielo y fuego, hermosas contradicciones enmarcadas por pestañas gruesas y oscuras, lo que aumentaba su encanto, y miraban directamente al guerrero congelado, esperando su respuesta.

De pronto, el otro guerrero se aclaró la garganta para llamar la atención de su nuevo amigo, pero parecía estar anclado en su lugar y con la lengua atada, así que, para salvarse de la ira del impaciente alfa, respondió en lugar de su querido amigo:

—No alfa, eso era todo —dijo, con la cabeza ligeramente inclinada en señal de respeto.

El alfa asintió brevemente y ambos guerreros se fueron.

Su nombre era Dante Enzo Salvatore y era el alfa de la manada Dark Crescent, una de las manadas más grandes y feroces jamás conocidas, temida por todos.

Después de la muerte de sus padres, cuando él tenía 19 años, ocupó el lugar que le correspondía como alfa y, con su propia sangre y sudor, levantó la manada a lo que era ahora. Tenía fama de ser un hombre lobo sombrío, frío y despiadado; de hecho, en la actualidad, con sus 28 años aún no tenía pareja, lo que algunos afirmaron era una maldición por sus oscuras acciones... por destruir manadas que no hacían lo que él deseaba.

El alfa creía solo en unas pocas cosas y el amor no era una de ellas. Renunció a encontrar pareja, nunca quiso una.

Se acostaba con mujeres cuando deseaba satisfacer sus necesidades carnales, y eso era todo, sin ataduras. Una buena c*gida era suficiente.

Nadie se atrevía a cuestionarlo nunca, los que lo hicieron no vivieron para ver la mañana.

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Ella caminó por la tierra embarrada del bosque, agarrando las correas de su mochila. El clima de hoy no parecía tan agradable como el del día anterior; las nubes tronaban, advirtiéndole que buscara refugio.

Se había escapado hace dos días y se los pasó caminando por pueblos humanos, tratando de encontrar un lugar donde pasar la noche para retomar su viaje al día siguiente. Tenía la esperanza de encontrar refugio en una manada donde pudiera pasar desapercibida y así continuar con su vida.

Su antigua manada, la manada Blood Moon, había sido atacada por la manada Dark Crescent. Ahora todos los miembros de su manada, incluido su tío, estaban muertos, pero a ella no le importó.

Siempre fueron desagradables con ella. La trataban como basura, incluso la habían degradado a omega sin razón alguna, y, lo peor, la dejaron en manos de su tío desde que sus padres murieron en un incendio. Su tío era un borracho abusivo, ella ya tenía 20 años pero nada de libertad, él la golpeaba y los miembros de su manada se burlaban de ella. No contaba con amigos y todavía no había encontrado a su pareja, lo que en los hombres lobo normalmente ocurre cuando cumplen 18 años, pero eso no fue así para Venus Harrison.

De modo que, en la noche del ataque, escapó. Tuvo la ayuda de la diosa de la luna que la guiaba y que decidió responder a sus oraciones.

Luego de tanto caminar, entró en una gasolinera, compró algunos bocadillos para el camino y fue al baño. Mientras se lavaba las manos se miró al espejo; se veía mejor, en comparación con los días en su vieja manada. Miró el lugar donde estaban los moretones, pero para su sorpresa se habían desvanecido de su cuerpo. Después, evaluó sus rasgos, satisfecha con lo que observaba.

Su piel de color beige cálido era clara, excepto por las ligeras pecas debajo de sus ojos; su nariz era pequeña, sus labios rosados y gruesos y sus cejas del mismo color que su cabello, un hermoso tono castaño nuez. Sus ojos eran vivos y cálidos, como un chocolate caliente en un día frío y gris. Eran de un marrón profundo, pero cuando los rayos del sol los tocaban parecían hechos de miel y cuando estaban húmedos brillaban como dos perfectos orbes del mismo tono que la naturaleza después de la lluvia.

En ese momento, miró las gruesas y largas pestañas que enmarcaban sus ojos, haciéndolos más deslumbrantes. Luego, pasó sus suaves manos por sus mechones, mientras recogía su largo cabello lacio, que le llegaba hasta la cintura, en una cola de caballo.

Se enderezó la camisa ligeramente arrugada. Su figura de reloj de arena había atraído la indeseada atención de los machos de la manada que aún no tenían pareja y ellos de inmediato quisieron tener una probada, pero ella era fuerte y sabía defenderse...

Su cuerpo era muy femenino, tenía los senos en perfecta proporción con ella, su estómago era plano y su cintura pequeña. Sus líneas se curvaban en sus caderas al conducir a sus piernas largas y bien formadas, que ahora estaban cubiertas por jeans oscuros. Medía un metro setenta, pero era ligeramente diferente de las otras lobas, que solían ser más musculosas y tonificadas y un poco más altas que ella.

Cuando terminó de mirarse en el espejo, Venus agarró sus cosas y se dirigió a su destino, con la esperanza de encontrar la paz que le habían quitado.

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Hola bebés,

Sí, están leyendo otro de mis libros. Estoy muy emocionada con este, así que, por favor, muéstrenme su amor votando y háganme saber lo que piensan en la sección de comentarios. 

¡No olviden votar y comentar!

Nos vemos.

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