Home/ Los Niños de mi Pareja Completed
El mate mío me engañó y rompí con él. Pero ahora me pide recuperar la relación.
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Por primera vez en mi vida, estaba emocionada por ir a la escuela. No sabía exactamente el porqué, pero algo en mi interior estaba a la expectativa. Honestamente no sabía el porqué y me sorprendía mi positivismo debido a que el día no había comenzado de la mejor manera gracias a la visita de los amigos de mi hermano que podían comportarse como unos reverendos idi*tas a veces. 

El salón estaba medio vacío, el profesor de inglés todavía no había llegado, así que los alumnos estaban riendo y platicando entre ellos. No pude evitar mirarlos con envidia. Me senté al fondo y observé a través de la ventana que el cielo estaba completamente despejado. Las hojas de los árboles se mecían con el viento y el sol brillaba en lo alto. Estaba escuchando el canto de las aves cuando un poderoso aroma me golpeó en la cara. Miré en dirección a la puerta y ahí estaba en todo su esplendor Chase Carter con el cabello perfectamente despeinado y sus característicos ojos azules.

Sabía que le acababan de otorgar la posición de alfa de la manada esta misma mañana porque acababa de cumplir los diecisiete años y de la misma manera, se esperaba que encontrara a su compañera de vida. Nunca hubiera esperado que esa sería yo. Algo dentro de mí se revolvió gritándome que era mío y traté de suprimir la necesidad de tirarme sobre él. Observé con cuidado mientras escaneaba todo el salón hasta que sus ojos se posaron sobre mí. Sus pupilas se dilataron mientras aspiraba con fuerza y el mundo se disolvió a mi alrededor quedando solo nosotros. 

No podía creer mi suerte de que él fuera mi compañero. Dejé escapar un suspiro, embelesada, al mismo tiempo que varias emociones surcaban sus ojos: sorpresa, confusión, deseo, cariño hasta finalmente asentarse en felicidad. Me sonrió levemente y le sonreí de vuelta. 

—Cariño, vamos a sentarnos —dijo una estridente voz, rompiendo el momento que estábamos compartiendo. Fruncí el ceño al notar que era Nicole, la chica más popular de toda la escuela, capitana de las porristas, y actualmente aferrándose al brazo de Chase como si su vida dependiera de ello. Aunque no debería sorprenderme pues después de todo era su novia. Sí, mi compañero estaba saliendo con alguien que no era yo. 

Chase asintió con la cabeza y ambos se sentaron en el medio del salón. Sentí una punzada de celos, pero la ignoré. Mis instintos me gritaban que hiciera algo, llenándome de una rabia tan grande que sentía que perdería el control y me transformaría en plena clase. Me dolía de una manera increíble verlo abrazarla y dejarla sentarse sobre su regazo. Yo debía ser la única que tuviera ese privilegio. 

Aparté la mirada para no romper en llanto porque sabía que si me veían, se burlarían de mí. Los demás de la manada entraron al salón y tomaron asiento alrededor de Chase y Nicole. Ninguno de ellos me respetaba porque había sido la única de nuestra generación que todavía no había podido transformarse. Las niñas se transformaban de los doce a los quince años y los niños más precozmente desde los diez a los trece años. Debido a que ya tenía dieciséis años, las personas habían comenzado a señalarme como la rara del grupo. 

Mi familia no ayudaba mucho con la situación. Mi padre era el único que siempre estaba alrededor pero se la pasaba en el trabajo, mi madre era buena cuando se preocupaba, pero eso pasaba solo cuando se le antojaba y mi hermano me ignoraba siempre que podía porque estaba avergonzado de mí. 

Admito que mi situación familiar podría haber sido mejor, mis padres eran compañeros pero andaban con otras personas. Todo había comenzado con mi padre cuando había comenzado a trabajar largas horas y regresaba oliendo a diferentes mujeres. Mi madre se había cansado de llorar y había dejado la casa para divertirse también, pensando que quizás así mi padre sentiría el dolor que le había causado. 

La clase terminó finalmente y salí volando del salón en tiempo récord. No quería pasar ni un segundo más del necesario mirándolos comportarse tan melosamente. Afortunadamente, esta era la única clase que compartía con Chase, así que no tendría que volver a cruzármelo por el resto del día. 

Mis instintos me rogaron que regresara con él, pero caminé más rápido para silenciarlos. Me había herido terriblemente verlo tocar a Nicole de esa manera. 

«Sophia, espérame junto al clóset de limpieza», retumbó la voz de Chase en mi cabeza con el timbre del alfa. Me congelé en el lugar dándome cuenta de que no podía ignorar la orden. Si lo hacía, se vería como una rebelión a los ojos de los demás. Existía una jerarquía dentro de nuestra comunidad que debía ser respetada siempre. Debido a que yo era el último eslabón en dicha jerarquía, tenía que ser sumisa y aceptar cada orden que los otros me dieran. 

Me acerqué al lugar con temor con el corazón latiéndome a mil por hora porque el pasillo se había vaciado y eso significaba que me encontraría con mi compañero a solas. También me di cuenta de que si me demoraba mucho llegaría tarde a la clase de Biología que quedaba justo al otro lado de la escuela. Estaba a punto de llegar al clóset cuando el aroma me invadió de nuevo. Mis instintos se pusieron alerta y comenzaron a pedirme que me acercara a mi compañero para besarlo. Luché porque tenía que ser más fuerte que ellos, no importaba qué tan doloroso o difícil fuera. 

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