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— Paulina vaya son las 7 de la mañana por favor levántate hija, mira que vas a llegar tarde a tu primer día de trabajo.

Susana trataba de despertar a su hija pero al parecer, a ésta se le había olvidado que justo hoy comenzaba a trabajar en la empresa de su padre.

Susana era una mujer muy dulce, con un carácter apacible, amable, estaba casada con Colate Dosamante quien era el padre de Paulina, un hombre con un carácter fuerte, todo lo contrario a Susana, ambos se habían casado cuando lograron obtener cada uno su título de arquitecto, sin embargo Susana sólo tenía el título enmarcado en la pared sirviendo como parte de la decoración de la casa, ya que por exigencias de Colate, se vio en la obligación de no ejercer su profesión, sino asumir el rol de ama de casa. Colate era un hombre machista, chapado a la antigua, pensaba que las mujeres sólo servían para estar en el hogar, siempre había soñado con tener un hijo varón, pero el destino se había encargado de contradecirlo y llegó a su vida Paulina su única hija, ya que Susana después de tenerla, no pudo volverse a embarazar.

Paulina, era la única hija del matrimonio Dosamante-De la Fuente, contaba con 25 años, era una joven criada al igual que su madre, llena de lujos y todo a manos llenas.

Le apasionaba la música, le gustaba cantar, en realidad tenía una voz como los ángeles, y su gran sueño era llegar a ser una cantante famosa, reconocida a nivel mundial.

Pero su padre se oponía a que se dedicara a eso, ya que según él, la música no era una profesión.

Paulina no quiso estudiar una carrera, se la pasaba prácticamente saliendo con sus amigas y cantando a escondidas de sus padres, en un Club nocturno, donde iba los fines de semana y se ganaba un dinerito que para ella no significaba nada, puesto que lo tenía todo, pero el sólo hecho de poder cantar, la hacía la mujer más feliz del mundo.

Su padre cansado de verla sin hacer algo productivo y habiéndose enterado de las salidas a cantar los fines de semana a ese club nocturno, le puso un ultimátum, o buscaba trabajo o se iba de la casa.

Así que Colate preparó todo para que comenzara a trabajar en la empresa de la familia, pero sin decir que era su hija, ya que no quería que la trataran con preferencia, él deseaba que ella supiera lo que era trabajar de verdad, así que habló con el licenciado López, quien era jefe del departamento de recursos humanos para que le asignara un puesto en la empresa.. Él iba a ser el único que estuviera enterado, de la verdadera identidad de Paulina.

A pesar de las veces que su madre la llamaba para que se levantara, era inútil despertarla.

Así que Susana ya molesta le dijo:

— Si no te levantas en este preciso instante, voy a llamar a tu padre para que lo haga él personalmente.

Paulina que le tenía mucho miedo a su padre por las decisiones que tomaba para castigarla como si todavía fuera una niña, se quitó la sábana de encima y se sentó en la cama molesta diciendo:

— Por favor mamá ya no soy una niña, me tratan como si tuviera diez años, ya supérenlo, osea!

Susana que a pesar de su carácter dulce y apacible siempre había apoyado a Paulina, esta vez le dijo:

— Si no quieres que te tratemos como una niña, entonces deja de comportarte como tal, durante mucho tiempo he apoyado tus locuras, pero considero que tu padre ésta vez tiene razón. No me parece lo más adecuado, que una joven de tu edad, proveniente de una familia de valores, se la pase cantando en un bar de mala muerte, con ese grupo de gente que dicen ser tus amigos. Y además no haces nada, no trabajas, no estudias, ni siquiera sabes arreglar tu cama.

La joven ya estaba obstinada de escuchar el mismo discurso de siempre, lo único que quería era que la dejaran trabajar en lo que consideraba era lo mejor para ella.

— ¡Ay ya basta mamá, por favor! ¿Para qué tengo que sacar un título? Además dime a ti de qué te sirvió graduarte de arquitecto si jamás lo has ejercido? Has pasado toda la vida de sirvienta de papá.

— ¡Cállate Paulina! No vuelvas a repetir eso, por favor cállate. Yo no me arrepiento de haber elegido cuidar de mi hogar, además no estamos hablando de mi, sino de ti y tu futuro.

A Susana en realidad esas palabras le habían llegado hasta el fondo de su alma, porque la triste realidad, era que ella le hubiera gustado ejercer su carrera de arquitectura, pero por ser una mujer sumisa, con poco amor propio y muy baja autoestima, prefirió hacer lo que para su marido era lo mejor. Pero sin embargo, eso se lo callaba, porque no quería que su hija tuviera una mala imagen de su padre.

En realidad ocultaba muchas cosas, porque su crianza siempre había sido que tenía que seguir y obedecer a su esposo.

Paulina entró al baño para darse una ducha y Susana le dijo desde afuera:

— Por favor apúrate y baja para ver si te da tiempo de desayunar. No hagas molestar a tu padre por favor.

Susana llegó al comedor y Colate estaba sentado a la mesa desayunando y leyendo el diario.

— Buenos días mi vida, ¿cómo amaneciste?

Le dijo Susana acercándose para darle un beso en la mejilla, pero que él no correspondió, realmente ya hacía tiempo que su esposa no le causaba ningún tipo de sensación, pero ella era tan ingenua, que no se daba cuenta que hace mucho tiempo, su matrimonio estaba acabado.

Colate respondió sin dejar de mirar el diario:

— ¿Qué tienen de buenos? ¿Ya Paulina se levantó? Debería estar desayunando para que se vaya a trabajar, a ver si de una vez por todas hace algo bueno por su vida. Qué lástima que no tuvimos un hijo varón.

Susana se sentó a la mesa con una expresión de desagrado, ante las palabras que estaba diciendo Colate .

— Por favor Colate no digas eso, Paulina es una buena muchacha, además es tu hija por Dios!

— Ya Susana, no vayas a empezar con tu melodrama, no haces nada bien, es que ni siquiera pudiste darme un hijo varón.

Ella bajó la mirada, le brotó una lágrima que disimuladamente se quitó, estaba cansada de que Colate la tratara como un deshecho.

— ¿No me digas que vas a ponerte a llorar? Por favor Susana, cómo te gusta dramatizar todo. Anda y apura a tu hija a ver si logra hacer algo bueno aunque sea el día de hoy.

En ese momento, venía entrando al comedor Paulina, con los cabellos mojados, vestida de jean, con zapatos deportivos.

— ¡Buenos días papá!

Colate la miró de arriba abajo y le respondió:

— Será buenas noches, tienes que estar en la empresa a las 8:00 am, y son las 7:30am, es una hora en la que deberías estar llegando a tu nuevo empleo y dar el ejemplo a los demás empleados llegando temprano como es el deber ser.

— ¡Pero papá! Aún hay tiempo, además en auto llegamos en 10 minutos a la empresa.

Colate la miró y le dijo:

— ¿Cómo qué llegamos? No señorita, está muy equivocada, la que tiene la entrevista de trabajo es usted así que usted se tiene que ir sola como lo hace todo el mundo, en bus.

Paulina estaba atacada, no podía creer lo que le estaba haciendo su padre.

— Pero entonces si no me voy contigo, me puedo ir en el auto de mamá, ¿No es así?

— Creo que no me has entendido aún, la empresa de arquitectura, me ha costado muchos años de esfuerzo, eres nuestra única hija, así que por lógica eres la única heredera, pero si tú no me demuestras que de verdad eres merecedora de todos mis bienes, ten la plena seguridad que te saco de la herencia. Y la única forma de demostrarlo, es que trabajes como una empleada más. Y no quiero que nadie sepa que eres mi hija, porque no quiero que tengas ningún tipo de trato especial. ¿Estamos claros?

Paulina estaba en shock, no podía creer semejante humillación a la que la estaba exponiendo su padre. Así que le preguntó:

— ¿Y cuánto tiempo tengo que trabajar en la empresa como empleaducha?

— Trabajarás el periodo de un año en la empresa como una empleada más. Debes lograr en ese transcurso de tiempo, subir de puesto y ganar un salario que te permita independizarte. Y otra cosa, no podrás decir a nadie que eres mi hija. Y cuando me veas en la empresa, para ti seré el señor Colate Dosamante.

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