Home/ Salvada por Alpha Daurella Completed
Yo era un Alfa maldecido. Tenía que encontrar a mi pareja antes de cumplir 25 años, o lo perdería todo.
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Sentí un dolor insoportable en el torso con la caída, pero me recuperé de inmediato y me abalancé sobre mi oponente, clavándole las garras en el cuello y sacándole sangre. Él gimió y se tambaleó hacia atrás, pero no desistió.

Gruñí ferozmente y el otro me respondió con uno propio mientras dábamos vueltas sin despegar los ojos del otro. Me he dado cuenta de que tanto él como su ejército son débiles, mi lobo es más grande y más fuerte que el suyo. Podría haberse ahorrado esta humillación si solamente se hubiera rendido, pero ningún alfa quiere verse débil frente a los miembros de su manada.

La pelea a nuestro alrededor se volvió una matanza cuando más de mis guerreros se unieron. Podía oír el sonido de las patas en el suelo moviéndose a toda velocidad junto con los aullidos de los perdedores. Solo necesitaba matar al alfa para poder reclamar a la manada Viento Blanco como mía.

El otro lobo aprovechó mi distracción y me atacó por la espalda con la intención de clavar sus caninos en mi cuello. Sin embargo, con un poderoso rugido, me levanté sobre mis patas traseras y me sacudí hasta botarlo. No fue fácil por el dolor punzante en mi torso, pero supe que tuve éxito cuando escuché su cuerpo caer contra el suelo con un golpe seco. 

No le di tiempo para que se levantara y me abalancé sobre su cuerpo a pesar de mis heridas. Le rompí el cuello con un movimiento rápido de mis manos y finalmente acabé con su vida.

Un silencio sepulcral cayó sobre nosotros. Los guerreros que todavía estaban vivos se quedaron observando el cuerpo sin vida de su alfa. Habían perdido la batalla. Lentamente, uno a uno se arrodillaron frente a mí, al mismo tiempo que los miembros que se habían escondido dentro de la mansión salieron para ofrecerme sus cuellos como símbolo de sumisión.

Conquistar manadas más débiles, tomar sus tierras y aumentar mi poder había sido cómo había logrado que la manada Zafiro creciera hasta volverse la más fuerte en el mundo. 

Este alfa había sido bueno, al menos había mantenido su orgullo y había peleado hasta el final. El alfa de la última manada a la que había derrotado se había entregado para salvar su vida. Podía sentir el poder correr por mis venas, también sentía el dolor de mis heridas, pero no estaba preocupado porque sabía que me curaría rápidamente gracias a mi condición. Aullé a la luna con fuerza celebrando nuestra victoria.

—¡Nunca me arrodillaré frente a ti! —gritó alguien entre la multitud. Me volteé para encontrarme a la bruja de la manada acercándose. Sonreí al verla porque ella era conocida como una de las brujas más poderosas. Con esa apariencia decrépita y desaliñada, realmente no daba la talla a los incontables relatos sobre sus habilidades con los que había crecido, pero eran ciertos. Nadie sabía porque había elegido a los Viento Blanco, pero solamente alguien cómo ella se atrevería a enfrentarme justo después de haber derrotado a su alfa.

Mis hombres intentaron detenerla, pero los detuve telepáticamente. Ahorita estaba en negación, más adelante aceptaría su nueva realidad. Sería una increíble adquisición tenerla en nuestra manada, no me importaba si tenía que obligarla. Incliné la cabeza hacia un lado cuando la vi sacar una daga de plata de entre su ropa. La luz de la luna se reflejó en su hoja.

—Esta se ha convertido en una mala práctica de tu especie, pero esta vez no te dejaré irte sin consecuencias. Puedes ser el alfa más fuerte y temido, pero yo no tengo miedo y prefiero morir antes que servirte. Quiero que sepas que eres el culpable de tu propia destrucción —entonó—. Te maldigo, Nathan Daurella, para que tu vida llegue a su fin en tu cumpleaños número veinticinco. Cada miembro de tu manada sentirá el dolor que le has causado a los Viento Blanco y esta será destruida mientras tú observas sin poder hacer nada. 

Lágrimas negras comenzaron a ser de ojo izquierdo y el cielo se oscureció antes de que se comenzaran a escuchar relámpagos. La bruja se carcajeó, poniéndome los pelos de punta, pero sabía que sus palabras no tendrían efecto a menos que sangrara sobre su m*ldición.

Les ordené a mis hombres que la agarraran, pero no fueron los suficientemente rápidos y la bruja se clavó la daga en el pecho. Sangre negra comenzó a salir a borbotones y la gente alrededor exclamó con miedo cuando su cuerpo cayó sobre al suelo.

La bruja había sacrificado su propia vida para hacer realidad la maldición. La sangre de cualquier bruja era sagrada, estaba condenado teniendo en cuenta lo poderosa que había sido esta.

Melanie era una bruja que había vivido dos siglos, nadie entendía la razón por la que iba hasta este punto por los Viento Blanco. Mis hombres la rodearon, pero había sido demasiado tarde, me quedé observando mientras tomaba su último aliento al mismo tiempo que sentía como mi destino había sido decidido por mí. No quería morir tan pronto, tenía muchos planes por completar, lo peor era que solamente podía culparme a mí mismo. Mis hombres la hubieran detenido a tiempo de no haber sido por mi codicia. Quería tenerla en mi manada y ahora había sido maldecido. 

Aullé a la luna con toda la fuerza de mis pulmones y me perdí en el bosque.

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