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¡¿El acompañante con el que pasé una noche apasionada resultó ser mi nuevo jefe?!
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AMELIA

"Nunca volveré a enamorarme". Murmuré para mis adentros mientras bebía un vaso de vodka.

Hice una ligera mueca al sentir el ardor que descendía por mi garganta.

No debería estar bebiendo.

Sé que no debería hacerlo.

Ni siquiera soy buena bebiendo alcohol, solo deseaba olvidar lo mucho que me dolía el corazón.

Aún así... el alcohol no estaba ayudando.

Tres años... Jaime tardó tres años en decirme que no era amable, considerada ni sexy.

¿Cómo pudo decirme eso si siempre me había adorado?

¿Qué fue lo que salió mal?

Hace apenas unas horas... vi fotos de él en línea.

Al parecer, había viajado al país E con una chica quien se veía tan elegante... tan sofisticada en las fotos.

Rompimos hace apenas tres días y él ya está con otra.

Aquello me hizo sentir curiosidad, quería saber cuándo fue que la conoció...

¿Fue antes de que nos separáramos?

¿Me había estado engañando?

¿Realmente me he vuelto menos amable, sexy y considerada?

Oh Dios.

Era como si alguien me perforara repetidamente el pecho con un cuchillo.

¿Cómo pudo resultarle tan fácil terminar con lo nuestro?

¿Se supone que debo superarlo así sin más?

¿Cómo puedo olvidarme de él?

Volví a llenar mi vaso y bebí todo su contenido.

Una persona se sentó a mi lado y de pronto me sentí incómoda.

No quería que nadie me viera en mi estado más bajo.

Con toda la intención de irme, me di la vuelta para levantarme del taburete pero sin darme cuenta, me volví en la dirección de aquella persona.

Se trataba de un hombre

En ese momento quedé sumergida en un silencio tenso y elocuente.

Sintiéndome absurdamente compelida... miré hacia arriba y me encontré cara a cara... ojo a ojo con una especie de ángel caído que me miraba fijamente.

Un oscuro ángel caído.

Sus ojos parecían brillar en tonos verdes y dorados, enmarcados por unas largas pestañas y cejas negras... pómulos altos y hermosos labios.

Aquel rostro atrajo por completo mi mirada e hizo que me aletargara en absoluta contemplación.

Tuve el más extraño y urgente deseo de presionar mis labios contra los suyos... para sentir y saborear su textura.

Todo esto ocurrió en un nanosegundo.

“Hola, preciosa dama”. Comenzó.

En lo que parecía una eternidad, no pude comprender aquella sensación cálida en mi vientre y la ebullición en mi sangre.

Se me cortó la respiración y me sentí mareada.

¡Aún estaba sentada!

Contrólate, Amelia.

Esto tiene que ser el alcohol.

Me puse de pie temblando.

"Oh, por favor no te vayas por mí".

“Estaba… estaba a punto de irme…”

"¿Llego demasiado tarde para pedirte que compartas un trago conmigo?" Preguntó.

Debía negarme, pero su voz cálida y profunda me golpeó como una bola de demolición.

Volví a sentarme sin dejar de mirarlo... una oleada ardiente se extendió en mí... encendiendo fuego a través de cada vena y cada gota de sangre palpitando en mi cuerpo.

Y cuando sonrió débilmente... la habitación pareció inclinarse.

“Yo…” Dejé escapar con patética ineficacia.

Se quitó el sobretodo y la chaqueta, dejando al descubierto la fina seda de su camisa, y el cuerpo que yo había sospechado que existía ahora se hacía evidente de un modo vertiginoso.

¿Qué sucede conmigo?

Tiene que ser la ruptura y el alcohol.

****************

Me despertó el sonido del agua corriendo.

Parpadeé lentamente y abrí los ojos.

Me dolía la cabeza pero mis ojos se dilataron al percatarme de que no estaba en mi habitación.

¡Ay dios mío!

Aquella habitación se veía tan exquisita...

Las cortinas estaban abiertas, por lo que al incorporarme en la cama alcancé a ver algo de ropa en el suelo.

Me volví a acostar temblorosamente y sostuve el edredón contra mi cuerpo.

¿Qué demonios?

Me evalué mentalmente.

¡Ay dios mío!

¡Estoy d*snuda!

Sin salir de mi asombro... Aparté el edredón a un lado y el shock de verme en ese estado hizo que me cubriera de nuevo.

Oh…

Además, me sentía algo adolorida...

Muy adolorida entre las piernas.

Como un relámpago... los recuerdos de la noche anterior se me vinieron encima... recordé haber bebido hasta el entumecimiento y haber conocido a ese hombre extraño... parece ser que tuvimos una pequeña conversación y luego terminamos en una habitación de hotel.

Mientras recogía mi largo cabello, sentí calor en mis mejillas al recordarlo elevándose sobre mí... deslizándose dentro y acariciándome repetidamente.

Oh... lo había hecho tan bien.

¡Oh, no!

Este no era el momento de pensar en lo bueno que era.

Acabo de tener una aventura de una noche con un desconocido.

Nunca antes me había acostado con un desconocido.

¿Cómo se supone que voy a enfrentarlo?

¿Qué debo decir?

Tengo que correr antes de que salga del baño.

Rápidamente me levanté de la cama, me puse la ropa y tomé mi bolso.

Mientras me acercaba a la puerta...

La puerta del baño se abrió.

Y él salió...

Quedé impactada por lo guapo que se veía.

Llevaba un bata de baño, lo que no me impidió apreciar sus rasgos varoniles...

Sus anchos hombros y sus poderosos muslos.

Los latidos de mi corazón estaban fuera de control.

Jaime no se comparaba con este hombre.

Los recuerdos del s*xo que tuvimos esa noche invadieron mi mente de nuevo…

La forma en que me abrazó... me besó... se introdujo en mí...

Sentí calor por todas partes.

Sacudiendo la cabeza, me obligué a dejar de pensar en ello.

Me abanicé con las manos pero fue inútil…

Mientras yo me veía inquieta... él permanecía tranquilo como el agua de un estanque.

Y entonces capté su mirada...

Me observaba como si yo fuera un objeto.

Arqueó una ceja y me miró con desdén.

¿Por qué me mira así?

Lo vi alcanzar la cabecera de la cama y recoger su billetera.

Noté que estaba repleta de dinero.

Mis ojos se abrieron.

¿Acaso cree que soy una pr*stituta?

Me sentí profundamente insultada, así que decidí actuar rápido.

Saqué doscientos dólares de mi bolso y los tiré sobre la cama antes de que pudiera ofrecerme dinero.

Luego adopté una actitud calmada y me crucé de brazos.

Mirándolo directamente a los ojos, solté: "Considero que eres guapo, pero tu desempeño es malo... ¡tan malo que vale muy poco dinero!"

Quería humillarlo antes de que él lo hicera conmigo.

"¿Qué acabas de decir?" Preguntó el hombre, furioso.

Intenté por todos los medios esconder lo avergonzada que estaba, y para mostrarle que hablaba en serio... me acerqué a él y le di unas palmaditas en el hombro.

"Bueno, podrías probar ofrecer un descuento primero y una vez que hayas aprendido cómo satisfacer a una mujer... ¡definitivamente podrás aumentar el precio!" Dicho aquello, me di la vuelta y me alejé lo más rápido que pude.

Mientras huía, pude oírlo rugir... "¡J*der!"

¡He logrado enfadar profundamente a ese hombre!

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