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  Mí nombre es Amalia Thompson, tengo veintidós años. Vivo con mí padre, hermana y prometido en California.Tengo dos carreras universitarias; una en Psicología y la otra en Leyes.

  Mí padre me buscó un prometido que solo me quiere por mí dinero y, si soy sincera, a mí me da asco, pero a mí padre le parece bien. Claro, cómo no, sí a él le gusta la gente con mucho interés: él se casó con mí madre por eso.

  Mí hermana menor, Jessica, es la viva estampa de mí padre: rubia, de ojos verdes y de una altura promedio. Mientras yo soy más alta que ella de ojos cafés, cabello café y blanca. Soy la combinación de mí padre y mí madre. Afortunadamente, no me parezco mucho a él.

  Mí hermana es la consentida de papá. Ella estudió medicina, nada que ver con lo mío, pero algo que mí padre le permítió estudiar, en cambió a mí, dijo que solo me pagaría la carrera de Leyes y si no quería esa, me quedaría sin estudiar porque el no pagaría otra que no fuera esa.

  Injusto

  Aunque siempre ha sido así de injustos y cruel cuando se trata de mí, no se decir porque razón por este tipo de desigualdad entre nosotras dos, si ambas somos sus hijas. Tal vez yo no me parezca mucho a él, pero tampoco tenía el derecho de ser como fue conmigo. Siempre note que mí padre prefería estar con mí hermana que conmigo, yo pasaba tiempo con mí madre hasta que ella murió, del resto todo mí mundo se acabó y tenía que vivir según las reglas de mí padre, tal cual el las decidiera.

  La carrera de Psicología me la pagué yo misma, trabajaba con mí padre y a veces duraba días sin dormír, no era algo fácil, la universidad no fue muy fácil, ni menos trabajar con mí padre, a veces no podía asistir a clases por hacer trabajos o por el trabajo que el me ponía, pero cada mínuto libre lo usaba para hacer los trabajos. Llego un punto en el que mí padre ya no quiso que trabajara con él y decidió pagarme las dos carreras, algo que si le agradecía porque estaba bastante cansada, pero fue como un tipo de préstamo porque cuando tenía que hacer mis prácticas me toco trabajar demasiado con él para pagarle todo lo que llevaba invertido.

  Eso no era todo lo malo que había echo, pero, ¿Porque acepte lo otro?, no quería hacerlo, pero, lo hice por mí madre, por la esperanza de que si estuviera viva y poder volver a verle una vez más.

  —Dime Amalia, ¿que piensas de lo que dijo tu padre? —Habló el imbécil de prometido que tengo.

  La boda será en un par de días y, oficialmente, no quiero ir, porque no me quiero casar con él. Solo quiero escapar e irme muy lejos, buscar la manera de obtener las respuestas que quiero y no condenar me a estar a compartiendo mí vida con él. No es lo que quiero.

  ¿Pero que quiero yo?

  Tampoco me interesa compartir mí vida con otro hombre, no me llena para nada, se que podría termínar bastante mal, tal vez hasta peor que los casos que se reciben en el despacho de mí padre.

  Mato a su esposa.

  Mato a su esposo.

  Violo a su hija o hijo.

  Infidelidad.

  Asesino a la amante de su esposo.

  Duras peleas en la que los inocentes van presos y los culpables quedan libres, las pruebas desaparecen, son modificadas a tal punto que los culpables ahora camínan libremente por las calles de California y de otros lugares del mundo, es un circulo que no tiene fin y cada vez va creciendo más y más.

  No puedes detenerle

  No tengo las suficientes pruebas para hacer eso, ellos son más fuertes y más tramposos, sería inútil intentar algo, luego sería yo quien iría presa solo porque ellos quieren, aunque conozca a personas completamente dispuestas a ayudarme a cerrar ese circulo que mí padre tiene, pero algún momento caerán y en ese momento el mundo respirara más tranquilo.

  —Está bien, como sea, ¿para qué me preguntan? Sí ni siguiera me toman en cuenta. —Contesté seria y míré para otro lado.

  Yo no quería esto, no lo quería, solo lo hago para saber si mí madre esta con vida, era lo único bueno que tenía esta família y no merecía morir, aunque si mí padre decía la verdad después del matrimonio sabre si esta viva y podre estar con ella después de muchos años.

  —Compórtate señorita, yo estoy a cargo de ti y harás lo que yo te diga. Te casarás con Bruno te guste o no. Míralo, es un hombre con ambición, es lo que tú necesitas; que no se conforme con un triste salario; que quiera más; que tenga agallas...

  Siempre es la misma charla de siempre y sí se preguntan cómo mí padre conoció a Bruno, pues les voy a contar.

  Así comenzó la triste historia que me llevaría a ser la prometida de Bruno y arruinaría mí vida para mal. Si ya antes estaba arruinada, ahora era peor, mí vida se había vuelto peor.

  ¿Empeorará?

  Claro que podría empeorar, con Bruno y mí padre todo podría ser peor, nunca estaban satisfechos, parecían padre e hijo, hasta mí hermana Jessica en ese aspecto era bastante diferente a él, pero Bruno a no ser su hijo cualquiera diría que si lo era por su misma actitud cabrona y tramposa que tienen ambos.

  Flashback

  Todo comenzó hace dos años, Bruno empezó a trabajar en la firma de mí padre. Era un hombre serio, seco y todo un Don Juan: se acostó con todas las empleadas de la firma de abogados; las nuevas, las casadas, solteras...

  De todo comíó ese tipo, pero hay una que se sigue comiendo todavía. Ella es Sandra Hernández—su secretaria—, y tal vez la mujer que más le puede gustar regalarse en su vida, aunque podría tomarla como ingenua creyendo que con Bruno tiene mucho, cuando no tiene absolutamente nada. Con Bruno no tiene nada, porque el vale poco.

  El dia que ella abra los ojos y sepa que no gano nada, sera un golpe muy bajo, Bruno hoy puede estar con ella, pero mañana puede estar con otra mujer, no debería esperar mucho de él, yo solo espero que se muera pronto.

  Bueno, mí padre lo volvió mí prometido un día normal. Como todos, él llegó a la oficina de mí padre, pero con impertinencia, sin anunciarse ni nada. Cosa que no entiendo como la dejo pasar como si nada, si el no tolera que entren a su despacho como si el no tuviera presente, las personas que lo han echo han termínado en la calle, pero lo que hizo él lo paso como si no hubiera pasado y lo premíó.

  —Señor Thompson, necesito hablar con usted —dijo él, sin importarle que yo estuviese ahí.

  Un maleducado por completo.

  —Dígame Bruno, ¿qué sucede? —Respondió mí padre con una mirada amenazante.

  —Voy a hacer directo con usted. Yo quiero ser como usted: quiero llegar lejos, quiero ser él dueño de una firma como ésta, quiero tener todo lo que usted tiene —Mencionó él, sin ni siquiera titubear.

  Ambos se quedaron mirando muy serios; con la mirada amenazante de mí padre y la retadora de Bruno, me sentía pequeña en ese espacio. Odiaba esa actitud y ahora ese desafío que había nacido entre mí padre y él solo me daban ganas de salir de este lugar y dejarlos ahí.

  —Así que usted quiere ser como yo, Bruno, ¿verdad? —Preguntó mí padre levantando una ceja.

  —No, no, no quiero ser como usted —Dijo Bruno con la cabeza bien alta.

  Hombre más indeciso, primero dice una cosa y después otra, mí padre debería sacarlo de su oficina y despedirlo de una vez por todas, ni siguiera yo siendo su hija soportaría eso, a mí me toca venir solo cuando el me llama, no me puedo aparecer sin ser llamada y la entrada esta prohibida, así que definitivamente solo puedo entrar si el me manda a llamar.

  —Entonces, Bruno, tú me dijiste que querías ser como yo, tener todo lo que tengo yo—Contestó mí padre retando cada vez más a Bruno.

  —Señor, yo quiero ser mejor que usted, quiero pasarlo a todo nivel, no quiero ser su trabajador, yo quiero ser su socio y quiero ser dueño de una firma tan reconocida como ésta al precio que sea. Haría de todo por lograr lo que quiero—Me quedé atónita por lo que decía.

  No lo puedo creer, ¿Al precio que sea?, entonces ésta dispuesto hasta matar por obtener eso. Mí padre no puede tolerar eso, debe sacarlo de aquí, ese hombre esta más loco que mí padre, con las cosas que sale, ¿porque no pide que se retire y moleste a alguien más?

  —Interesante, Bruno, interesante... Harías lo que sea por ocupar mí puesto, cualquier cosa por ser mejor que yo, y obtener lo que quieres —No comprendía a qué estaba jugando mí padre.

  —Sí, señor.

  Están jodiendo estos hombres, porque esta situación es muy extraña. No sabia si esto era un chiste de mal gusto, ¿Porque no le saca?, ya me estaba hartando esta situación y si el no le sacaba lo iba a hacer yo, porque este hombre no es nada para venir aquí y salir con esas cosas.

  ¿Que espera?

  Que mí padre le diga, claro quédate con lo que tengo, no tengo problema vuélvete un parasito de este lugar que con solo pedir las cosas mí padre se las va a dar, ¿Ilógico? Demasiado, sin olvidar que era algo ridículo lo que estaba pasando.

  —Está bien Bruno, o quiero decir, yerno—¿Qué? ¿Escuché bien o no?, ¿mí padre acababa de llamar yerno a Bruno?, para que él sea el yerno de mí padre, eso significa que se casaría con una de las hijas de papá—Amalia, hija.

  —Sí, papá—Pronuncié seria.

  —Te presento a tu prometido, Bruno Torres.

  ¿Escuché mal o mí padre acaba de decir prometido?, ¿cómo así que prometido? Yo no me pienso casar con ese hombre.

  Le tengo repulsión por completo, no quiero pasar el resto de mí vida amarrada a ese tipo, no estoy loca ni desesperada por casarme, no quiero desperdiciar mí vida con nadie como él, si fuera por mí nunca me casara.

  —¿Cómo que prometido papá?, no entiendo—Pregunté seria, para ver si era una broma, pero mientras miraba la cara de Bruno, éste tenía una sonrisa de satisfacción muy grande.

  Imbécil.

  —Sí, hija. Bruno me demostró tener agallas e intereses en el dinero, y eso es lo que tú necesitas, un hombre como él —Mencionó mí padre serio.

  —Yo no me pienso casar con ese tipo—Articulé de manera amenazante.

  —Pues, no te estoy preguntando hija, te estoy diciendo lo que harás—Contestó mí padre levantando el tono de voz.

  —Eres odioso, nunca preguntas lo que yo quiero hacer—Contesté entre dientes.

  —Porque no me interesa saber lo que hace una maldita niña como tú, así que solo cumple con lo que te digo y punto—Mencionó mí padre y sentí impotencia ante ello —Y Bruno, de ahora en adelante, tú te encargarás de que mí hija no haga espectáculos como éstos. No me importa lo que hagas, pero es tú responsabilidad sí quieres obtener este lugar.

  —Claro señor, así me toque darle con una correa, lo haré—Mencionó Bruno de manera arrogante.

  »Maldito imbécil« fue lo único que pensé en ese momento. Ahora resulta que me casaré con este maldito y encima cree que me podrá golpear.

  Días después...

  Estaba mirando unos papeles de la universidad. Es muy difícil estudiar dos carreras a la vez, pero siempre hago mí mayor esfuerzo para tener las mejores notas, porque, aunque sea difícil, no es imposible y cualquiera que se lo propone, puede hacerlo, sólo se necesita mucha fuerza de voluntad para conseguirlo.

  —Hija, te casarás con Bruno en un mes—Mencionó mí padre con una sonrisa mientras se sentaba en el sillón de mí oficina.

  —No, papá, no puedo. Déjame termínar mis estudios—Pedí.

  Ya había aceptado casarme con ese tipo, como para que mí padre me viniera a decir que lo haría en un mes. Necesito termínar mis estudios antes de entrar al infierno.

  —Pero eso tomará dos años—Mencionó mí padre un poco molesto.

  No entiendo por qué me quiere casar tan joven, ni siquiera me pregunto por qué me quiere casar con ese tipo. ¿Tan rápido se quiere deshacer de mí? Bueno, eso ya lo tenía más que claro, mí padre nunca me quiso y dudo que lo haga algún día.

  —Lo sé, pero quiero termínarlos. Por favor déjame, solo te pido eso—Contesté buscando la manera de que aceptara.

  Quería tiempo y un mes no es suficiente para mí, necesito mucho tiempo, así que esos dos años eran perfectos para mí.

  —Está bien, pero luego de eso, te casarás con Bruno—Dijo con voz firme.

  —Si, padre—Respondí resignada.

  Está confirmado, me obligarán a casarme con Bruno, me guste o no, así que decidí ir a hablar con Bruno en su oficina. Tenía que enfrentarlo de una vez por todas, pero, cuando estaba a punto de abrir la puerta de su oficina, escuché gemídos salir de la habitación.

  Algo desconcertada, decidí abrir un poco la puerta, sin embargo, luego me arrepentí, sobre todo al ver encima del escritorio a Bruno cogiéndose a Sandra.

  —Dale, más duro Bruno, más duro: que vea las estrellas—Gritaba ella, mientras Bruno le sumaba más fuerza a sus embestidas.

  Me dio asco, me dio tanto asco que decidí salir de ese lugar sin que nadie se diera cuenta. Sinceramente, fue horrible esa parte, pero bueno, al menos no intenta tocarme y que nunca lo intente, porque no tengo intenciones de acostarme con nadie, quiero mí cuerpo así como me lo dejó mí mejor amigo.

  Fin del flashback.

  Tener que recordar eso me da asco, no obstante es algo que no sale de mí memoria, ni menos sabiendo que no es la única vez que los he mírado juntos. Simplemente ella es su amante, ellos cogen en todos lados; en la cama de Bruno, en la oficina y hasta en mí cama. No tienen descaro alguno, pero yo prefiero evitar esos lugares, así que duermo en cualquier otro lugar, lejos de esos.

  Flashback.

  —Dime preciosa, sé que no quieres que te toque, pero quiero tu virginidad—Dijo él muy idiota.

  No sé qué piensa el, ¿que le daría mí virginidad o que seguía virgen? Aunque, obviamente, ya no lo era.

  —Lamento informarte que no soy virgen—Mencioné con un tono de burla.

  —¿Qué me estás diciendo?, ¿cómo que no eres virgen?, tú debes ser virgen, ¿escuchaste? No me gustan las mujeres usadas—Contestó con rabia, levantando la voz.

  No puedo creer que piense que debo ser virgen porque él lo pide, yo ya no soy virgen desde hace rato y él no podrá hacer nada, ya que no lo soy y así son las cosas.

  —Pues, tú Sandrita, no era muy virgen cuando te la comiste, el problema es que a ti solo te gusta que sea zorra porque eso es lo que es ell.....—Antes de poder continuar hablando, me pega una cachetada.—IDIOTA—le grité y me pegó otra cachetada

  —¡A Sandra la respetas! ¿Escuchaste? ¡Ni se te ocurra volver a hablarle mal! ¡¿Entendiste?! ¡Deja de ser una igualada! ¡Ella tiene más de lo que tú crees, tú solo tienes dinero y nada más! ¡Ella sí es una mujer deseable, no cómo tú, que eres una porque...—Con toda la rabia del mundo, le levanté la mano y se la puse en la cara: le había pegado, pero no me quedaría ahí para ver si se atrevía a devolvérmela, mejor que llame a su puta mujerzuela y se acueste con ella como hizo hace tres días.

  Tres dias antes...

  —Ah, Bruno más duro, más duro, Bruno— Gritaba ella mientras Bruno la penetraba con más fuerza.

  Daba asco con solo escucharla gritar su nombre. No entiendo por qué lo hace, ¿será porque sabe que yo los estoy escuchando y quieren que note su presencia? Bueno, eso es algo que no me importa mucho, por mí que hagan lo que quieran, luego solo espero que me dejen en paz.

  —Te amo...Sandra, tú sí eres una mujer de verda, no cómo Amalia, tú sí sabes las cosas—Mencionó Bruno luego de que termínaron de hacer esa película de terror para mis oídos.

  La ama, qué bueno, sí el amor es así, yo prefiero nunca sentirlo, porque ese amor me da asco; coger sin control y duro hasta quedar adolorido, y las consecuencias de ese sexo duro, con solo recordarlas, me da es pena y un asco horrible.

  Horas después......

  —Disculpe, señorita Amalia es que me duele mí entre pierna por que ayer tuve una noche inolvidable como todos los días—Menciono la sínica en un tono de burla.

  Sus compañeras soltaron una carcajada por sus palabras, ya tengo muy claro que se acostó con Bruno y gracias a mí padre soy la burla de este lugar o al menos de estas mujeres.

  —Ah, qué bueno, pues dile a la persona ciega que se está metiendo contigo que compre lentes porque los necesita y si me disculpa siga trabajando, porque para eso le pagan, no para andar de ofrecida con cualquier hombre con plata que se encuentre o peor a un uno in plata y que solo aspira a quitarle la de otros—Cuando ella escucho salir eso de mí boca su expresión cambio repentinamente a una de sorpresa y luego puso una cara de víctima y lágrimas de cocodrilo.

  —No me ofenda señorita Amalia—Articulo con intención de retarme—No es mí culpa, que Brunito me prefiera a mí que a usted.

  No puedo creer que esta mujer pueda pensar que a mí me importa ese tonto, por mí mejor que quiera estar con ella, así me quito un peso de encima y uno muy grande.

  —Para usted soy Señorita Thompson, escucho, no sea igualada, a mí no me importa si Bruno se acuesta con usted, igual él lo hace con varias mujeres todos los dias, tú no eres ni la primera ni la última en pasar por su cama, todas las empleadas de la oficina de acuestan con el y tú eres la única ilusa que te crees mucho, me das pena—Mencione con un toque de rabia.

  Todos los días era lo mismo y no importaba que tan mal la tratara ella seguía con lo mismo, pero como no si luego llega Bruno y comíenza a defenderla por todos lados, sencillamente es altamente una condena tener que verle la cara todos los días y escuchar todo lo que tiene que decir respecto a cómo cogen.

  —Tanto te ofende que me acueste con Bruno hasta en tu cama, que me dices que te doy pena, bruno me adora—Articulo con mucho orgullo.

  No puedo creer que sea tan ilusa, como puede pensar que alguien la tomaría en serio, es demasiado zorra para eso, le falta mucho, pero lo único que hace es vivir engañada y lo seguirá haciendo toda su vida al pensar que un hombre como Bruno puede al menos adorarla ese esta muy lejos de tener sentimíentos.

  —Pobre, bruno le dice te amo a un palo con faldas, a todas las que lleva a la cama les dice que las ama y cuando las usa demasiado las bota y las remplaza, tu solo eres uno de sus juguete...—sin dar de cuenta la muy sínica de Sandra me abofeteo.

  Pero yo no me quede con los brazos cruzados, asi que como puro reflejo se la devolví mucho más fuerte, nunca habíamos llegado a este punto, pero ella se lo busco por idiota.

  —Respeta, escuchaste, si no quieres oír tus verdades mantente alejada de mí y no me provoques que para la próxima te parto la nariz estúpida, escuchaste—Mencione entre dientes.

  La muy estúpida comenzó a llorar descontroladamente como si de una niña se tratase.

  —!Amalia!, ¡¿Que estas haciendo!?—Escuche el grito de Bruno detrás de mío.

  No podía creer que ya había llegado el defensor de la tipa esta, se había demorado en aparecer, así que para evitar un encontronazo me empecé alejar de Sandra.

  — ¡Amalia!, ¡ven para aca!, ¡que te dije de tocar a Sandra!—Grito Bruno, pero lo ignore.

  Seguí caminando hasta que llegue a mí oficina y me encerré, no quería ser molestada por el, ni por ningún otro hombre que quiera molestarme, me gustaría irme a un país donde solo vivieran mujeres para alejarme de tanto perro aprovechado que busque el dinero de los demás, aunque también me alejaría de mí padre para que dejara de hacer lo que hace, ya que yo no soy un juguete que se puede cambiar o vender, se supone que soy su hija, pero bueno eso a el no le importa para nada, pareciera que no lo fuera por la manera en la que me trata, pero debe ser porque como no soy como el, entonces me detesta.

  Igual encontrare la manera de ahorra para poderme ir de este lugar y termínar lo más lejos posible sin tener que preocuparme por nadie, ser libre y vivir tranquila por algún tiempo, tengo una cuenta en el extranjero que pienso utilizar para este cometido.

  Fin del flashback

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