Home/ Un compañero y un rechazo Completed
Después de ser rechazada por mi novio, descubrí que el Alfa más fuerte de mi manada enemiga es mi pareja.
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Punto de vista de Emerald

"Hola, Jared, siento mucho llegar tarde". Abracé a mi novio, quien acababa de salir del campo de juego del partido de lacrosse de ese día. Nuestro equipo había ganado y ahí estaba casi toda la manada.

Él se encogió de hombros, "Al menos llegaste. Gracias por venir, sé que hiciste un esfuerzo, porque estoy consciente de que no te gusta el lacrosse".

De repente, la multitud estalló en vítores, porque Blade iba saliendo de los vestidores. Él era considerado el jugador más valioso, no solo de esa temporada, sino desde que había empezado a jugar. En realidad, yo no lo conocía, solo sabía de él lo evidente, de lo que todo el mundo hablaba. De todos modos, su reputación estaba sujeta a un cambio constante. Por un lado, era el chico malo de la escuela, por el otro un gran jugador, pero lo más importante era su cargo como líder de su manada, la cual era enemiga de la nuestra.

Su padre fue miembro de nuestro grupo, pero tuvo problemas con algunas personas y se rebeló en su contra, por lo que decidió abandonarnos para crear su propia manada. Cuando él murió, su hijo Blade quedó a cargo de ella.

"Yo creo que tú eres mejor jugador que él", le dije a Jared. "Odio a Blade, ¡es tan arrogante!", agregué observándolo a lo lejos.

Mi novio asintió poniendo una sonrisa radiante y, antes de irse a los vestidores para cambiarse la ropa, me dio un beso en la mejilla. Una vez que estuvo listo salió con su mochila al hombro y nos subimos a su auto. Estábamos listos para ir a la fiesta.

"Jared, ¿estás seguro de que es una buena idea ir a casa de Blade? No confío en él".

"No te preocupes, es solo una fiesta, nada más. Además, nuestros padres no saben que es en su casa", dijo riéndose y luego me dio un beso rápido en los labios.

Me encantaba cómo me trataba, pues me hacía sentir como si fuera una princesa; todo el tiempo hacía lo necesario para que yo me sintiera contenta.

Y yo era muy feliz a su lado. ¡Me estremecía de placer, cada vez que él me tocaba!

Nosotros cambiamos a nuestra forma de lobos cuando cumplimos 18 años, esa es también la época en que se revela nuestra pareja. Jared estaba a punto de cumplir esa edad, por lo que pronto comprobaríamos que él era mi compañero. Tenía que ser él

A la mañana siguiente, bajé las escaleras de muy buen humor. Entré en la cocina y vi que mi padre y mi madre estaban sentados ante la mesa desayunando.

"¡Buenos días, familia!", saludé.

"¡Hola, hija!", respondió mi mamá, mientras que papá preguntó: "¿Por qué llegaste a casa tan tarde anoche?". Yo sonreí, pues sabía que él se había dado cuenta de la hora que era cuando regresé. "Jared me invitó a la fiesta del equipo de lacrosse; ya sabes, querían celebrar que ganaron el juego", expliqué.

"Cariño, estás demasiado apegada a él. Piensa que podría no ser tu compañero", dijo mamá.

Yo suspiré. "Estoy segura de que es él, puedo sentirlo".

"¿Cuántos cumple?".

"Mañana cumple 18, así que te lo demostraré esta misma noche", contesté. "Lo confirmaremos en cuanto se transforme".

"¿Jared qué piensa?", me preguntó papá. "Él también cree que tenemos que ser compañeros, porque nos sentimos muy bien uno al lado del otro".

"Supongo que lo averiguaremos hoy mismo", murmuró mamá.

Cuando acabamos de desayunar, me fui a la escuela y llegué al mismo tiempo que Jared.

Él se estaba bajando de su auto, así que corrió hacia el mío para abrirme la puerta y ayudarme a salir.

"Cenaremos juntos esta noche, ¿verdad?", me preguntó con una sonrisa.

"¿Y después?", lo cuestioné esperando que me contestara lo que yo quería.

"Entonces sabremos que tú y yo estamos destinados a estar juntos por el resto de nuestras vidas". Me complació su respuesta, pero recordé las palabras de mi madre y pregunté: "¿Qué pasará si no soy yo? ¿Y si es otra chica?". "Entonces la rechazaré. Yo solo te quiero a ti", me prometió, llevándose la mano al pecho. De ahí caminamos juntos hasta mi salón de clases, en donde se despidió con un beso rápido en los labios. En ese mismo pasillo, estaba Blade abrazando a una chica y pasándole las manos por todos lados, al tiempo que la besaba tan apasionadamente que parecía que iba a tragársela. No pude evitar poner los ojos en blanco. ¿Cómo era posible que las chicas se sintieran atraídas por un patán como él?

Mientras yo me preguntaba eso, sonó la campana que indicaba el inicio de la primera clase.

Blade pasó junto a nosotros y se sentó justo al lado de John.

Todos los chicos, en especial los humanos de mi salón de clases, murmuraron sobre lo injusto de que Blade nunca fuera castigado. Se suponía que no podía estar exhibiéndose con una chica de esa manera en plena escuela.

No sabían que el señor Black pertenecía a nuestra manada y el hecho de que Blade fuera el Alfa de un grupo enemigo dificultaba las cosas, ya que al darle una detención, se originarían problemas innecesarios. De repente, la puerta se abrió de nuevo y entró una chica de cabello castaño.

"Hola", dijo acercándose al escritorio del maestro. "Yo soy Jasmine, la nueva alumna; siento llegar tarde. Es que me perdí". El señor Black le sonrió, "Está bien, no te preocupes, todavía no empieza la clase, llegas justo a tiempo. Toma asiento, por favor".

Ella se sentó a mi lado al tiempo que acomodaba su mochila sobre el escritorio para sacar sus cuadernos.

"Clase, demos la bienvenida a nuestra nueva compañera, Jasmine. Emerald, ¿podrías ser su guía? Me harías un gran favor si le muestras todo lo que necesita saber para sentirse bien en la escuela".

"Claro, señor Black", dije asintiendo.

Luego, me volví hacia ella y me presenté. "Bienvenida, me llamo Emerald".

Ella sonrió. "Bonito nombre", me dijo.

"Gracias, el tuyo también es lindo", le respondí, amistosamente.

La mañana pasó rápido y antes de que me diera cuenta, llegó la hora del almuerzo. Entonces invité a Jasmine a caminar conmigo hacia el comedor, asegurándome de mostrarle los salones de clases durante nuestro camino. Cuando llegamos a la cafetería, vi a Jared parado en la fila, esperando que le entregaran su bandeja de alimentos.

"¿Ves a ese chico?", le dije a mi compañera, señalándolo.

Ella asintió. "Sí".

"Es mi novio".

"¿Él es tu pareja?".

"Ah, ¿eres loba?", pregunté.

Y ella asintió.

"¡Um, genial! Todavía no lo soy oficialmente, pero estamos emocionados porque lo comprobaremos esta noche, cuando él se transforme".

"¿Cómo puedes estar tan segura de que eres tú?", preguntó ella, sin apartar los ojos de Jared. "¿Qué quieres decir?". Mi voz reflejaba un poco de enojo.

"Es un chico encantador, tal vez merezca algo mejor", dijo ella, agitando la mano para despedirse. "Voy a la biblioteca, hasta luego".

Tuve el impulso de sujetarla para reclamarle, pero Jared estaba acercándose y me contuve. Pensé que tendría tiempo de sobra para platicar con ella sobre ese asunto.

Pronto llegó la noche y yo empecé a arreglarme para la cena. Me puse el vestido nuevo que había comprado especialmente para ese día. Luego, me maquillé cuidadosamente y me hice un peinado especial.

Cuando estaba casi lista, recibí un par de mensajes por el celular. Eran mis mejores amigos, Lisa y John, quienes me desearon buena suerte.

Jared pasó a recogerme en su auto y me llevó a un restaurante que estaba de moda; era muy exclusivo, pero a él le otorgaban mesa siempre que la solicitaba, porque era el hijo del Alfa. Cenamos unos platillos exquisitos y pasamos la mayor parte de la noche riendo y bailando.

Sin embargo, a medida que las manecillas del reloj se acercaban para marcar las doce de la noche, comencé a ponerme nerviosa.

Estábamos bailando, cuando volteé a ver el gran reloj que estaba en una de las paredes del restaurante.

Eran las once de la noche, con cincuenta y cinco minutos.

"¿Jared?", murmuré, sintiendo que me invadía el pánico.

"¿Dime?", me respondió él, mientras sus ojos despedían un brillo muy especial.

"Yo creo que deberíamos irnos. Son casi las doce de la noche y lo mejor será que estemos listos".

Yo no podía dejar de ver el reloj, con los ojos muy abiertos.

"M*erda, me transformaré a las doce en punto, ¿cierto?".

"No, mi papá dijo que encontrarías a tu pareja a las doce. Un par de minutos más tarde cambiarás".

"De cualquier manera, deberíamos irnos. No puedo arriesgarme". Asentí y esperamos pacientemente a que el mesero nos trajera la cuenta.

Yo volví a checar la hora en el reloj.

Ya eran las once con cincuenta y siete minutos. Solo tres más y sería su cumpleaños.

Cuando llegamos puse el regalo de Jared debajo de la mesa, así que, en ese momento, extendí la mano para agarrarlo.

'Quizá tenga tiempo para dárselo antes de irnos de aquí', pensé.

Entonces, vi que la chica nueva de la escuela se acercaba a nuestra mesa. "Jasmine", la saludé, "¡Qué agradable sorpresa!".

"Hola", dijo, pero no me miraba a mí, sino a Jared.

Fue cuando sentí que mi cuerpo se tensaba.

Ella traía una charola, por lo que yo tomé los platos vacíos para dárselos y por el rabillo del ojo vi que Jared le daba el dinero de la cuenta. En ese instante, sus manos hicieron contacto al mismo tiempo que la manecilla del reloj marcaba las doce. Observé cómo ambos abrían los ojos al descubrir lo que acabaría con mis esperanzas.

Los platos que tenía en la mano cayeron al suelo, rompiéndose en un millón de pedazos; al igual que mi corazón.

"Somos...", jadeó Jasmine.

"Compañeros".

Sí, ellos estaban destinados a estar juntos.

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