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Entregé mi primera vez a un desconocido solo por capricho, ¡pero él pronto sería mi tío político!
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Tuve una boda de ensueño con mi novio de la univerdad, Landon.

Él y yo tuvimos un relación sentimental de cuatro años antes de unirnos en matrimonio.

Aunque, fue un verdadero reto para Landon conquistarme.

El primer año, estuvo detrás de mí todo el tiempo.

Y acepté ser su novia en el primera día del segundo año de la universidad.

Al final del tercer año, nos comprometimos, y nos casamos un día después de la graduación.

¡Todo ese tiempo fue precioso!

Nuestros amigos decían que éramos la pareja perfecta, dos personas destinadas a estar juntas.

Y, siendo sincera, yo opinaba lo mismo.

La boda fue de cuento de hadas, por lo que, creí que nuestro amor tendría un final encantador, tal como en aquellas narraciones.

El príncipe y la princesa juntos, viviendo felices para siempre.

No obstante, a pesar de que nuestro matrimonio era perfecto, hubo un pequeño percance.

En nuestra noche de bodas, Landon no pudo tener una erecc*ón.

Entonces, me confesó que era impotente sex*almente.

Él me dijo que no podía hacerlo, así que lo abracé y lo consolé.

"Todo está bien", le susurré.

A fin de cuentas, no dejaría de amarlo aunque si no teníamos s*xo.

El amor verdadero no podía desaparecer por algo así, ¿verdad?

Aquello solo podía significar que estábamos en lo más alto de la escala del amor, pues dejamos de lado lo carnal para apreciar lo espiritual.

Después de conversar al respecto, Landon se sintió aliviado y consumamos nuestro matrimonio con un abrazo.

Él había sido un novio perfecto y lo seguía siendo como esposo.

¿Qué importaba si podíamos tener s*xo o no?

Yo lo amaba porque él era mi alma gemela y eso era más importante que tener un compañero de cama.

Mientras nos quisiéramos, creí que el s*xo no era realmente relevante.

Pero, estaba equivocada.

Al final, descubrí que Landon me engañaba.

No con mi mejor amiga ni con su asistente de oficina, sino con mi mamá.

Inconcebible, ¿verdad?

Pero sí, mi esposo me fue infiel con mi madre.

La mujer que me llevó en su vientre por nueve meses.

La que me crió, alimentó, vistió y me dio la típica charla sobre sex*alidad.

De hecho, todavía recuerdo aquella conversación.

"Amiyah, una chica necesita saber cómo protegerse y estar preparada en ciertas situaciones".

Ella hizo un pausa y me mostró un paquete de Durex Performax Intense.

"Claro, no digo que no puedas tener relaciones sex*ales antes de graduarte, pero creo que es mejor si esperas al hombre indicado", agregó ella.

Cuando me dijo aquello, pensé que Landon era el "indicado".

Estaba segura de eso en ese entonces.

"Pero, las mujeres también tienen necesidades y es perfectamente natural querer satisfacer al cuerpo".

Luego, me dio una cuenta con la que podía acceder a un sitio web para adultos.

Mamá me dijo que las mujeres tenían necesidades y, evidentemente, como mujer, ella tenía deseos que quería satisfacer.

Mas, ¿esa fue razón suficiente para que se acostara con mi esposo?

...

Ellos estaban tan sumidos en lo que hacían, que no me escucharon llegar.

Por supuesto, las bisagras de la puerta de la habitación estaban bien engrasadas, lo cual hacía que esta fuera totalmente silenciosa.

Sin embargo, el pestillo crujió cuando lo giré.

Además, mis tacones de diez centímetros resonaron en el suelo de mármol cuando entré.

Allí, frente a esa escena, dejé caer mi bolso Telfar al suelo.

Sin embargo, ellos no escucharon absolutamente nada.

Siendo sincera, nunca esperé que la mujer que estaba en la cama con Landon fuera mi madre.

Pude esperar aquella traición de cualquier persona.

Pero, ¿de mi mamá? ¡Eso jamás!

No obstante, era ella quien estaba retorciéndose y gimiendo debajo de mi esposo.

Aún recuerdo que su largo cabello estaba revuelto, el cual le tapaba su rostro.

Al segundo siguiente, vi la espalda desnuda de Landon, cubierta por una capa de sudor.

Él estaba embistiendo a la mujer que lo rodeaba con las piernas.

"¡Aaaaaah! ¡Estoy llegando!", gruñó el hombre de repente.

El tono que utilizó se escuchó ronco, fuerte e increíblemente apasionado.

Fue una voz que nunca había usado conmigo.

¡Eso era tan extraño!

Justo en ese momento, Landon arqueó la espalda y vi a la mujer debajo de él.

Ella estaba agarrada a su cintura y gimiendo de placer.

Entonces, abrió los ojos y nuestras miradas se cruzaron.

En ese momento, mamá se desprendió de su excit*cion y gritó aterrorizada.

Ante esto, Landon se levantó, se dio la vuelta y me vio.

¡Finalmente, notaron mi presencia!

Ambos estaban completamente desnudos, con la lujuría brillando en su mirada.

A continuación, miré al suelo, donde la camiseta de mi esposo yacía enrollada.

Asimismo, el brasier de encaje de mi madre estaba encima de esa prenda.

Al parecer, estuvieron apurados por sentirse el uno al otro.

Luego, regresé mi mirada a las personas sobre la cama.

A decir verdad, me resultaba imposible aceptar que aquello era real.

Por ende, levanté mi mano derecha y me abofeteé fuertemente el rostro.

Sin querer, me arañé la mejilla con la uña de mi dedo meñique.

Aquello me dolió muchísimo.

Aunque, gracias a eso, supe que lo que tenía frente a mí no era un sueño.

¡Estaba viviendo una realidad!

De lo contrario, no habría sentido dolor cuando me lastimé, ¿verdad?

Sin poder creer lo que estaba sucediendo, decidí irme.

Mientras caminaba, mis tacones resonaban en el suelo de mármol.

¡Era increíblemente ruidoso!

¿Cómo es que no me oyeron llegar?

Me marché totalmente pasmada, así que no noté cuando llegué a las escaleras. En consecuencia, casi me caí por ellas.

"¡Ten cuidado, Amiyah!".

Alguien gritó mi nombre, pero no me importaba nada ahora.

Si fue Landon o mi madre, era irrelevante para mí.

Tanto, que ni siquiera distinguí su voz.

En ese instante, me sentí como si estuviera bajo el agua.

Todo a mi alrededor se volvió borroso y, de repente, mis tacones se tornaron pesadísimos.

Como si me estuviera ahogando en un gran lago.

En mi mente, deseaba que todo fuera ficticio.

Por lo tanto, volví a abofetearme el rostro.

Mas, volví a sentir dolor, lo cual solo me confirmó la realidad.

¡Lo que había visto hace unos minutos era cierto!

¡No estaba soñando!

Esta no era una pesadilla creada por mi cerebro en medio de una madrugada.

¡Mi madre y mi esposo estaban juntos en la cama!

De alguna manera, mi mente me trajo recuerdos de mi noche de bodas.

Landon me dijo que tenía disfunción sex*al.

Y, en teoría, no mintió.

Por más que intenté seducirlo, él no consiguió tener una erecc*ón conmigo.

Aunque, si lo pensaba bien, los besos que me daba siempre eran muy simples.

Por ejemplo, en muchas ocasiones, solo me besaba la mejilla rápidamente.

A veces, tenía la sensación de que, en vez de abrazarme, él prefería darme la mano.

La noche en la que nos casamos y fuimos a la habitación, mi esposo me mintió en la cara.

La verdad es que Landon no podía tener una erecc*ón si era yo la que estaba en la cama.

Mas, si se trataba de mi madre, se ponía duro como una sólida roca.

De hecho, pude ver claramente lo er*cto que estaba mientras la embestía.

Inesperadamente, todos esos pensamientos se desvanecieron en mi mente.

Pronto, llegué a la puerta y salí sin mirar atrás.

Una vez afuera, no supe a dónde dirigirme.

Con toda franqueza, yo había vuelto a casa esperando encontrar consuelo en los brazos de mi esposo.

Mi padre falleció la semana pasada y el funeral había sido muy doloroso.

Estaba cansada y lo único que quería era la ternura de Landon.

Deseaba estar en los brazos de mi esposo mientras mi madre me preparaba su delicioso pastel de pollo.

Pero, al final, no obtuve nada de lo que quise.

¡Mi vida se había convertido en un fiasco!

Como salí de casa totalmente estupefacta, no me acordaba de si había cerrado la puerta al salir.

Aunque, sinceramente, no me importaba.

Si los ladrones entraban y se llevaban lo que querían, me tenía sin cuidado.

¡Esos dos podían pudrirse con la casa!

A partir de ese momento, estaban muertos para mí.

Aún estupefacta, continué caminando sin fijarme a mi alrededor.

Ni siquiera me di cuenta cuando mis piernas me llevaron hacia la carretera y cruce por ella, razón por la que los conductores, molestos, tocaron la bocina de sus autos. 

Eventualmente, los ruidos desaparecieron.

Sin mencionar que también dejé de oír las voces de la gente.

...

El sol se ocultó y la noche cubrió totalmente la ciudad.

Por consiguiente, todas las luces neon se encendieron en las calles.

De pronto, sentí un fuerte dolor en mis pantorrillas, ya que llevaba mucho tiempo andando.

Mas, decidí ignorar aquella aflicción y continué mi camino.

No fue hasta que me quedé sin senda que finalmente me detuve.

De pie allí, sin tener a dónde más ir, levanté la vista y descubrí que estaba en el Harbour Bridge.

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