"Ser profundamente amado te da fuerzas, mientras que amar profundamente a alguien te da coraje"....

Las lágrimas caían por sus mejillas mientras bajaba a toda prisa las escaleras del hospital.

En esa habitación quedaba todo cuanto tenía en la vida.

Desde que tenia memoria siempre habían sido ellas dos.

Su padre había muerto cuando ella era aún muy pequeña y su madre se había esforzado por darle lo mejor posible pese a sus carencias económicas.

Todos sus recuerdos de infancia estaban con su madre, su primer día de colegio, el día que aprendió a montar en bicicleta, las primeras caídas, los pasteles de cumpleaños, su primera menstruación.

Todo!

Su madre lo era todo para ella, y ella era todo para su madre!

Pero hacia unos meses ella había empezado a enfermar, dolores constantes, desmayos, hematomas sin sentido...

Al principio pensaron que podian ser malestares pasajeros o algún virus.

Pero pasaron los dias y los síntomas aumentaban, de manera que decidieron ir al medico.

Cuando el doctor la reviso, su cara no pintaba bien, le ordeno varios examenes y cuando por fin estuvieron los resultados el diagnóstico las dejaría devastadas, resulta que tenia una rara enfermedad que le envenenaba la sangre. La etapa ya estaba tan avanzada que para salvarla debían hacerle un trasplante de médula espinal de carácter urgente.

Victoria sintió que el mundo se le caí en pedazos!

Todo parecía estar en contra, necesitarían un donante y apesar de que ella con gusto le daría su médula, no eran compatibles.

En su país la atención médica era un lujo que solo se podian dar las personas adineradas.

Y ellas no tenían dinero.

El trabajo de Victoria apenas daba para sostener la casa.

Estaba recien graduada como veterinaria, habia hecho un esfuerzo enorme ganando becas y trabajando media jornada para poder estudiar.

Recordaba el día de su graduación y el enorme orgullo en los ojos de su madre.

Soñaba con poder ejercer su profesión y poner su propia clínica...

Pero ahora todo quedaba en segundo plano, lo más importante era poder salvar a su madre!

No tenía como pedir in crédito en un banco, no tenia a quien pedirle prestado...

La angustia y el temor no la dejaban pensar con claridad.

Si quería ganar dinero rápido y en mayor cantidad debía buscar trabajo fuera de su país.

Oro con todas sus fuerzas para que sus ángeles la guiarán y despejaran el camino.

Dios había escuchado sus súplicas y una oferta laboral milagrosa se le había presentado en el momento de mayor necesidad.

Le ofrecían hospedaje, le ayudaban con los viáticos y le daban un contrato por un año.

Sería Camarera en un hotel.

No iba a desempeñarse en lo que ella había estudiado. Pero trabajo era trabajo, y la paga era muy buena, el problema era que quedaba en Canadá!

Ella no quería alejarse tanto de su madre, pero no tenia mas opciones, era irse y ayudarla o quedarse y ver como moría por falta de la operación.

De manera que con el dolor del alma emigro para poder trabajar y reunir lo necesario para poder salvarla.

En una pequeña maleta empaco algo de ropa, una foto donde las dos se veían felices y 3 libros que serian su compañía, Orgullo y prejuicio, El amor en los tiempos del cólera y Cumbres borroscosas.

Y la esperanza de regresar pronto y poder estar juntas de nuevo.

Whitehorse, la esperaba.

Un país a casi 24 horas de vuelo.

En el aeropuerto la esperaba una mujer que sostenía un cartel con si nombre.

No hubieron abrazos ni bienvenidas calurosas.

En ese país no sólo era frío el clima si también un poco su gente.

Ella tan acostumbrada a la amabilidad y alegría de los suyos.

A la música en cada esquina...

Pero ellos tenían costumbres completamente distintas, eran reservados, serios...

Agradeció que la compañía, se subieron al carro y al cabo de 30 minutos estuvieron frente a una gran construcción, esta seria su nueva casa.

Ella tenia un propósito, una misión!

Ademas un año pasa volando, pensó cuando dio el primer paso dentro del hotel.

Victoria era una mujer de carácter tranquilo, tímida, amorosa.

Aunque no lo deseara llamaba la atención donde llegaba, su cuerpo no le permitía pasar desapercibida.

Tenia una cintura diminuta, y unas caderas grandes, un cul* parado y redondo. Sus senos eran medianos pero deseables. Su larga y lisa melena negra le caía como cascada haciendola ver sexy. Tenia los ojos color miel.

Su cara de facciones inocentes eran el complemento perfecto para ese cuerpo que incitaba a pecar.

Apesar de que casi siempre vestía ropa holgada y nada llamativa, los hombres en la calle la desvestian con la mirada al verla pasar.

Acababa de cumplir 21 años, nunca había tenido novios o pareja.

Claramente le gustan los hombres, pero al ser una mujer tan romántica esperaba que a su vida llegara el príncipe azul y entregarse a él en cuerpo y alma, razón por la cual aún se conservaba virgen.

Se adapto velozmente al trabajo que le asignaron, aprendía rápido.

Margot la administradora del hotel había sido la encargada de ayudarla y recibirla.

Al saber su situación le ayudo a que pudiera hacer turnos dobles, y horas extras.

No salía del hotel y las pocas horas que tenía libres las dedicaba a observar el hermoso paisaje.

Montañas inmensas y bosques frondosos.

Estaban en invierno, y ella se deleitaba mirando caer la nieve.

En su país no existían las estaciones y ver todo cubierto de blanco era como estar en sueño.

Nunca se imagino que podía vivir de cerca los lugares que a duras penas lograba ver en televisión.

Era una experiencia hermosa, lo único malo era que su cuerpo acostumbrado al clima tropical si añoraba el calor y ni usando varias chaquetas, ni estando cerca de la calefacción lograba tomar temperatura.

Las condiciones de trabajo eran como le había dicho, se sentía comoda.

Pronto cumpliría su primer mes.

Pero no imaginaba el rumbo que tomaría su vida.

Cuanto cambiaría luego de ese día.