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Mi hermano, el cruel Alfa, ¿será mi compañero?
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Punto de vista de Elle

12 años de edad

Las brillantes luces fluorescentes poco a poco me sacan del oscuro abismo en el que había estado atrapada por un tiempo, solo la diosa sabe cuánto. Abro los ojos lentamente para que se adapten a las luces de la habitación blanca, un espacio pequeño que tiene un fuerte olor a lejía; en la habitación hay cinco máquinas ubicadas en lugares específicos.

Miro a mi alrededor y veo tres figuras de pie en el borde de la habitación, susurrando entre ellos, no se han dado cuenta de que ya me desperté. Trato de concentrarme en lo que están diciendo, pero no logro descifrar sus palabras; sin embargo, puedo sentir el poder que emanan el hombre grande y la hermosa mujer rubia que está de pie a su lado.

"Mira, Charles, se despertó", le dice la mujer de mediana edad al hombre que está a su derecha, su voz es melódica, como el canto de un ángel, y es reconfortante; sé que la he escuchado antes, pero no recuerdo dónde, y sin pensarlo dos veces, supe que podía confiar en ella y el hombre que estaba a su lado.

A medida que se acercan, finalmente puedo captar su aroma, y también percibo un leve olor a sándalo y eucalipto, que me hace agua la boca, pero sé que ese olor no proviene de ninguno de los que están en la habitación, ¿entonces a quién pertenece?

"Hola, Elle", dice el hombre mayor, por su uniforme, supongo que es un médico: "Yo soy el Dr. Gibbs, ¿cómo te sientes?", pregunta con un tono suave y amable.

"Tengo sed", respondo con la garganta áspera y adolorida, me pregunto cuánto tiempo he estado inconsciente en este hospital. ¿Qué pasó?, ¿dónde estoy?, ¿por qué no puedo recordar nada más que mi nombre?, y eso solo lo sé porque el médico me lo acaba de decir.

La mujer de cabello rubio, cuyo nombre aún no conozco, sale, vuelve corriendo con un vaso de agua y me lo entrega; Charles no había dejado de mirarme desde que se acercó a mí, me observaba con mucho interés, lo cual me hizo sentir nerviosa.

"Basta, Charles", le dice la mujer, golpeando su brazo juguetonamente: "Vas a asustar a la pobre chica", luego me mira con una sonrisa, y al instante me siento a gusto de nuevo.

"¿Ustedes son mis padres?", les pregunto, pero las miradas tristes en sus rostros me dicen que no lo son, en realidad ni siquiera nos parecemos; ambos tienen el cabello rubio y los ojos azules, y aunque no recuerdo el color de los míos, sé que mi cabello es rojo porque lo puedo ver sobre mis hombros y mi pecho.

"No, querida", dice la mujer, nuevamente hablando por los dos, supongo que son pareja por la forma posesiva en la que él tiene su brazo sobre sus hombros.

"Somos Charles y Olivia, alfa y luna de la manada New Moon, ¿sí recuerdas que eres un hombre lobo?", pregunta ella reticente y preocupada por haber revelado información demasiado pronto.

"Sí", respondo después de pensar y tratar de recordar las cosas que sé sobre mí: "Sé que soy un hombre lobo, que mi color favorito es el verde, que me gusta ver Gilmore Girls en la televisión, y también sé que me gusta la pizza de pepperoni con pimientos amarillos".

"Eso es bueno", interviene el médico con una sonrisa, y luego pregunta mientras agarra el portapapeles para tomar más notas sobre mi condición: "¿Qué no recuerdas?"

"Quiénes son mis padres, cuál es mi manada, qué edad tengo, cuál es el día de mi cumpleaños, ni ninguna otra cosa importante sobre quién soy", dejo escapar un suspiro y comienzo a sentirme derrotada al ver todos los detalles que no puedo recordar; mi memoria está en blanco y borrosa. Entonces les pregunto, sintiéndome escéptica de sus intenciones: "¿Cómo supieron mi nombre?"

"Traías esto cuando te encontramos", responde el hombre rudo, hablando por primera vez, mientras me entrega una pequeña billetera azul con velcro. Al abrirla, encuentro una tarjeta de la biblioteca con la foto de una chica preadolescente; la niña tiene el cabello rojo del mismo tono que el mío, ojos verdes y brillantes, labios carnosos y rosados, y una nariz de botón con pecas que se extienden hasta sus pómulos, y debajo de la foto está impreso su nombre: 'Elle Davidson'.

"¿Qué pasó con mi manada?", pregunto, y mis ojos revolotean entre los tres adultos, observando sus expresiones en busca de alguna pista; la mujer, la luna Olivia, toma mi mano y me da un apretón tranquilizador.

"Lo siento, querida", suspira con un tono lleno de tristeza: "El alfa Charles y yo llegamos demasiado tarde, tú fuiste la única sobreviviente que pudimos salvar antes de que los canallas destruyeran todo el lugar".

Mi cuerpo se siente abrumado por el dolor de una comunidad de personas que ni siquiera recuerdo, pero quienesquiera que fueran, eran mi manada, y ahora todos se habían ido. Respiré profundamente para calmar mis nervios, y miré a los adultos que estaban frente a mí, no quería que me vieran débil o asustada, aunque así era exactamente cómo me sentía: "¿Qué será de mí ahora?"

"Bueno", dice Olivia, mirando a Charles con una sonrisa: "Esperábamos que vinieras a casa con nosotros, si estás de acuerdo; tenemos un hijo de tu edad, te podría mostrar la manada y presentarte a sus miembros. Hemos intentado comunicarnos con algún sobreviviente de tu manada, pero no hemos podido contactar a nadie durante las dos semanas que llevas aquí".

No estoy segura de si ir con el alfa y la luna sea la decisión más sabia, no sé si ir a su manada o no; miro al médico en busca de alguien que me dé un poco de tranquilidad y, por fortuna, él interviene con su opinión sobre la pareja: "Entiendo que te puedas sentir nerviosa por ir con ellos a su manada, pero te aseguro que son unos líderes amables y justos que te brindarán un hogar amoroso y estable".

Mis ojos van del alfa a la luna mientras sopeso las palabras del médico, hasta que finalmente decido que no tengo más remedio que ir con ellos dos a su manada; no tengo padres que me protejan, no puedo recordar casi nada y soy una adolescente, así que no aceptar su oferta sería una idea muy estúpida.

"Está bien, iré con ustedes", mi respuesta hace que Olivia chille de alegría mientras me envuelve en un abrazo tranquilizador y me dice: "Te encantará la manada New Moon"; sin embargo, lo único en lo que puedo pensar es si ese aroma a eucalipto y sándalo que tiene impregnado en su ropa también estará en su manada.

Después de ser dada de alta del hospital humano, Charles y Olivia señalan una camioneta negra que estaba estacionada en la rotonda para que pudiera subirme más fácilmente sin tener que preocuparme por devolver la silla de ruedas cuando terminara de usarla.

Me subo al asiento trasero, apoyo la cabeza contra el frío vidrio y dejo que la radio me arrulle hasta quedarme dormida apaciblemente mientras el auto se dirige hacia mi nuevo hogar. "Elle, querida, despierta", la suave voz de Olivia me saca de mi sueño.

Charles se había estacionado frente a una gran mansión de cuatro pisos y dos alas que salían de la casa principal; por el tamaño del edificio frente a mí, supe que esta era la casa de la manada. Me pregunto cuántos miembros cabrán en este gran edificio y dónde estará mi habitación en medio de este enorme lugar.

Abro la puerta trasera, bajo de la camioneta, y me muevo por el camino débilmente iluminado bajo el cielo nocturno por unas lámparas solares; la casa está hecha de ladrillos, hay unos hermosos setos y flores que recubren el frente, y por la cantidad que hay plantadas, supongo que a la luna le gustan mucho las flores.

"Ven, querida", dice Olivia, ansiosa por que suba los escalones para que entre con ellos a su casa; después de tomar un último aliento tranquilizador, los sigo mientras suben las escaleras hacia la mansión. Tan pronto como cruzo el umbral, siento el aroma más exquisito que jamás he olido, es un olor tan potente que me debilita las rodillas y me hace sentir mareada.

Es el mismo aroma reconfortante que sentí con Olivia y Charles, está llenando todo el aire, y cada pizca de autocontrol en mi cuerpo preadolescente lucha contra mis instintos básicos para no ir en busca de ese olor. ¿Este aroma pertenecerá al hijo que me dijeron que tienen?, ¿cómo se supone que voy a vivir aquí con ese delicioso olor tentándome constantemente?

"Nuestro hijo Damon está esperando en la oficina del alfa", dice Olivia, agarrando mi mano, lo cual hizo volver mi mente a la realidad, evitando que fuera a olfatear toda la casa hasta encontrar la fuente de esa fragancia que incendia mis sentidos.

Tan pronto como entramos a la oficina, mi rostro es golpeado por el perfume irresistible que ha estado invadiendo mis pensamientos desde que lo sentí por primera vez hace unas horas; y si pensaba que ese delicioso aroma ya era terrible, nada me podría preparar para la belleza del adolescente que estaba de pie en la habitación.

Al otro lado de la oficina hay un adolescente divino, tal vez un año mayor que yo, es alto, con el cabello rubio, la mezcla perfecta del rubio de sus padres; sus ojos azules son tan penetrantes que juro que me miran directamente el alma. Me doy cuenta de que sus pupilas se dilatan, su mandíbula se tensa y aprieta el puño mientras me mira, es evidente por su comportamiento que no le agrado, lo cual no tiene sentido, sabiendo que no hemos hablado.

"Hijo", dice Charles en ese tono de mando áspero que tiene: "Ella es Elle, se quedará con nosotros hasta nuevo aviso".

"¿Por qué?", pregunta el adolescente con tono de desprecio mientras sus ojos me observan con la misma intensidad que los de su padre antes, haciendo que me sonroje bajo su escrutinio.

"Su manada sufrió un horrible ataque por parte de canallas", explica Olivia con una expresión triste en su rostro: "Elle es una de las sobrevivientes, y no tiene muchos recuerdos. Tu padre y yo estábamos cerca cuando sucedió, y como la rescatamos, nos sentimos responsables de ella hasta que recupere la memoria y pueda encontrar a algún miembro de su familia".

"¿Cuál es su rango?", Damon continúa con su interrogatorio mientras me mira desde el otro lado de la habitación con el ceño fruncido y sus ojos oscuros y llenos de molestia, lo cual me provoca escalofríos de miedo y emoción.

"Omega", agrega su padre con calma, claramente no le preocupa tener un lobo de menor rango en su casa, pero no se puede decir lo mismo de su hijo, que se pone rojo de la ira. "¿En serio?, ¿siquiera pueden confiar en ella?", pregunta Damon con tono exigente, y su pregunta me hace resoplar mientras pongo los ojos en blanco, no puedo creer que esté hablando en serio.

"¿Qué te parece tan gracioso?", gruñe él mientras se acerca a mí como un depredador a su presa.

"Nada", digo, encogiéndome de hombros y con una mirada aburrida en mi rostro al tiempo que me miro las uñas: "Es solo que nunca me imaginé que un alfa malo y grande le tuviera miedo a una omega adolescente y débil", esa última parte se la digo mirándolo directamente a los ojos.

"TÚ, PEQUEÑA...", Damon comienza a gritar, sus ojos se vuelven negros y sus fosas nasales se abren mientras la ira se propaga por todo su ser y un aura sale de él de forma incontrolable.

"¡Suficiente!", grita Charles, haciéndonos saltar, al parecer nos habíamos perdido en nuestro mundo por unos minutos. "Damon, te disculparás con Elle mientras le muestras su habitación en el segundo piso, el antiguo piso de los gammas. ¡Ahora vete!", dice él con un tono exasperado mientras se aprieta el puente de la nariz con los dedos, tratando de mantener la paciencia.

"Bien", responde Damon con un quejido antes de girarse y salir de la habitación, esperando que yo lo siga; me arrastro detrás de él en silencio a medida que avanzamos por la mansión, pasamos frente a muchas habitaciones, pero no recibo por parte de él ninguna explicación de lo que son. Puedo ver que sigue con los puños apretados y su respiración se vuelve irregular, pero no digo nada al respecto.

Después de subir algunas escaleras y volver a bajar por otras, Damon se detiene frente a una puerta y gruñe: "Esta es tu habitación"; luego se hace a un lado para que yo pueda abrir la puerta, y justo cuando estoy a punto de cruzar el umbral, me agarra del brazo, lo cual me provoca un hormigueo que se extiende por todo mi cuerpo.

Damon también debió sentirlo por lo rápido que me soltó y se alejó, sin embargo, no dejó de gruñir, y se inclinó hacia mí, abanicando su cálido aliento hacia mi rostro.

"Escucha, pequeña huérfana, esta es mi manada, harás lo que te diga y solo te dirigirás a mí como alfa Damon; no somos amigos, y no intentarás ser amiga de mis amigos. NUNCA volverás a usar ropa como esta, ni en la escuela, ni en casa", gruñe y sus ojos escanean mi cuerpo, señalando la falda y la camiseta sin mangas que llevo puestas sin dejar de murmurar sobre mi cuerpo: "No necesitamos otra z*rra en la manada, ¿entendido?"

"Sí", suspiro, ya tengo claro que hará de mi vida en esta manada un infierno, me estoy empezando a arrepentir de haber aceptado venir aquí con el alfa y la luna; ¿cómo es posible que dos personas tan encantadoras tengan un hijo que sea así de malo?, no tiene ningún sentido.

"¿Sí, qué?", gruñe Damon, inclinándose más cerca de mi cara; sé que debería tener miedo, pero algo muy dentro de mí me dice que no le debo temer al alfa enojado frente a mí.

"Sí, alfa", murmuro, haciendo todo lo posible por no poner los ojos en blanco ante su estúpida petición; sé que hice algo para que este alfa adolescente y hormonal se enojara, pero no tengo ni idea de qué fue, así que no quiero echarle más leña al fuego.

"Bien", dice, asintiendo en señal de aprobación antes de marcharse por el pasillo y luego subir las escaleras, supongo que a su habitación; me niego a entrar a la mía hasta que dejo de verlo, después entro al lugar que será mi hogar indefinidamente.

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