About
Table of Contents
Comments (4)

  ¿Quieres ser mi novia?

  —¿Quieres ser mi novia? —preguntó Matt, tan rápido que Jeanne creyó que aquellas palabras habían sido distorsionadas por el constante ruido del silbato y los gritos de los demás alumnos que estaban en el campo de futbol detrás de ellos.

  Se obligó a sacudir su cabeza para convencerse de que no había escuchado mal, que, por la expresión de sufrimiento del muchacho en ese momento, pudo haber sido el caso.

  Y es que ¿por qué Matt, el chico más popular del instituto, le preguntaría eso a ella?

  Existía un noventa y nueve por ciento de probabilidades de que su audición estuviese fallando.

  Sí, Jeanne era una chica bonita, pero, de acuerdo con muchos de sus compañeros y el propio Matt, ella estaba dentro del grupo de «chicas del montón» por ser considerada una alumna sin nada especial. Incluso en una mínima parte se podría decir que ella estaba de acuerdo, pues no se destacaba en lo académico ni en sus habilidades sociales. Por supuesto que tenía mucho más a su favor, pero no era algo que le preocupara demostrar en el instituto.

  Todo lo contrario a Matt, que con su cabellera negra y sonrisa deslumbrante era no solo el chico más popular y guapo del instituto, sino también a sus dieciocho años estaba posicionado como un modelo profesional que tenía vueltas locas a las chicas y a las agencias de modelaje. Y a este chico sí le gustaba destacarse.

  Por ello todo el mundo lo quería... Bueno, eso estaba en duda.

  Pero todo eso daba igual, la duda de Jeanne en ese momento era ¿por qué aquella pregunta, al parecer dirigida a ella, había salido de la boca de Matt?

  Volteó a ambos lados disimulando un poco antes de regresar su mirada a él, quien, confundido, imitó su acción antes de volver rápido la vista y poner una expresión cansada.

  —¿Qué? —preguntó Jeanne, aún incrédula.

  —Que si quieres ser mi novia —repitió Matt con detenimiento, en un tono que demostraba no estar dispuesto a preguntarlo una vez más. Cada una de las letras las había dicho entre dientes.

  Se veía tan incómodo que Jeanne tenía la seguridad de que él no quería estar ahí, con ella, y mucho menos haciéndole esa clase de confesión.

  —¿Por qué? —insistió buscando obtener una respuesta lo bastante buena para seguir escuchándolo.

  Ella sabía que debía haber algo detrás de aquella pregunta, puede que no se destacara en lo académico, pero se consideraba una persona inteligente. Además, en su clase de teatro le habían enseñado sobre el lenguaje corporal y la boca de Matt decía una cosa, pero su cuerpo comunicaba otra. Algo que a ella no le daba buena espina, para nada. Detrás de esa pregunta había algo más y ella lo sabría antes de rechazar al chico de manera apropiada.

  Matt cerró los ojos y suspiró hacia el cielo antes de regresar a ella.

  —Te necesito —habló sin rodeos y guardó silencio, dedicándole una larga mirada, esperando una reacción en ella, pero al no obtener nada parecido, continuó—. Eres una chica asocial, no tienes amigas y es muy fácil que pases desapercibida en el instituto. Eres perfecta para formar parte de mi plan.

  —Ajá —soltó girando la cabeza hacia la cancha de deportes, calculando la velocidad adecuada para poder huir de ahí y dejar al rarito de Matt delirar solo.

  —¡No huyas, que ni me has dejado terminar! —exclamó el modelo recargándose en los bebederos para obstruirle la visión—. Si me escuchas, ambos podremos sacar ganancias con esto.

  —¿Ganancias? —cuestionó con interés.

  Astuta, era astuta, no interesada, ¿de acuerdo?

  —Sí. Hablando se consiguen grandes oportunidades. Si aceptas ser mi novia, conocerás cada una de mis brillantes ideas —comentó Matt con algo más de confianza, en realidad, estaba dejando salir su lado altanero y prepotente que le hacía girar los ojos con solo escucharlo respirar.

  —Sí, verás. Hay cientos de chicas en este instituto con las que puedes salir y ten por seguro que aceptarían sin explicaciones, no dirían ni una sola palabra si les hablas con voz sexy al oído.

  —Eso es seguro —dijo como alguien que sabe que es irresistible para casi todas las mujeres del mundo—, pero tú eres más fácil.

  Esas palabras le hicieron dejar caer su cabeza de lado, lanzándole una advertencia con la mirada. Levantó una ceja y frunció sus labios.

  Matt pareció percatarse de sus palabras y se aclaró la garganta antes de seguir hablando, pero, desde luego, no se disculpó, ni por asomo.

  —Lo que quiero decir es que es más sencillo salir contigo, o se supone que debía serlo, y que mantengas tu apariencia normal que pedírselo a cualquier otra chica —gruñó con enfado—. Se supone que esto no iba a tomarme más de dos minutos. Parte de mi plan era hacerte una sencilla pregunta y que tú aceptaras, salir de aquí tomados de la mano y después dar la noticia por Instagram. Pero no, me tienes aquí rogándote y sin darme la respuesta que necesito escuchar.

  —Debe ser difícil para ti insistir tanto, ¿verdad? —comentó con diversión.

  —¿Quieres ser mi novia sí o no? —volvió a preguntar entre dientes.

  —No lo sé. —Colocó el dedo índice en su barbilla y ladeó un poco la mirada—. Es que hasta el momento sigo sin comprender qué ganaría con esto.

  Matt puso los ojos en blanco como si esperase esa respuesta desde el inicio.

  —Saldrás conmigo, es lo mejor que te puedes ganar. —Se señaló de arriba abajo y ella entendió que él hablaba en serio.

  Soltó una fuerte carcajada antes de colocar ambas manos en su cintura.

  —No, ya, en serio —dijo, aún riendo.

  —¿Qué es lo qué quieres?

  —¿Qué puedes darme? —cuestionó.

  —No lo sé. Dime qué quieres y lo conseguiré para ti, no lo dudes. —Se acercó a ella atreviéndose a tomarla por el mentón con suavidad y casi pudo percibir cierta duda por parte de él al hacer esa acción.

  Ella sonrió.

  —Primero, aparta tu mano de mi cara. —Él dejó caer su mano, resoplando—. Y segundo, hoy puedo no tener nada en mente, pero, tal vez, mañana quiera el mundo.

  —Pues lo conseguiré para ti.

  La sonrisa de suficiencia no cabía en su rostro.

  Matt observó a Jeanne y no comprendió cómo una chica con esa apariencia podía tener una personalidad tan... molesta. Ella cargaba esa imagen de niña bien portada, esa chica que solo se volteaba a ver una vez de lo común que resultaba ser. Su lacio y largo cabello y ojos castaños junto a su color de piel claro y cuerpo con apenas curvas no la destacaban del resto de chicas del instituto, era lo que el mundo conocía por persona «normal».

  Y él necesitaba a alguien que derrochara normalidad.

  Al menos era una de las características que estuvo buscando en una mujer durante semanas. Y cuanto más se cruzaba con ella en los pasillos del instituto, más se había convencido de elegirla. Pero jamás pensó verse envuelto en esa situación.

  ¿Por qué Jeanne no podía aceptar como cualquier otra chica y listo?

  ¿Por qué incluso en ese momento ella parecía estar a punto de rechazarlo aun después de haberle prometido el mundo?

  ¿Y si ella no era una buena opción para llevar a cabo su plan?

  Tal vez sería bueno decirle que todo eso era una broma y buscar a alguien más.

  Pero no había nadie más.

  Suspiró fijando la vista en sus ojos castaños.

  —Entonces, ¿aceptarás ser mi novia? —preguntó por última vez. Si ella se negaba, entonces asumiría las consecuencias que lo llevaron a cometer tales actos.

  Ella vio al piso sacudiendo sus zapatos, con cierta duda en sus acciones.

  —¿Cuánto tiempo será? —preguntó, levantando la mirada a él.

  —Un par de meses. Todo eso podemos hablarlo después de clases. Solo necesito que estés un ochenta por ciento convencida, o de lo contrario, hablarte de todo esto sería una pérdida de tiempo y tendría que matarte —terminó, en un intento de broma que no le salió como esperaba al ver la expresión de Jeanne.

  Ella hizo un movimiento de cabeza, que interpretó como un asentimiento, y enseguida extendió su delgada mano a él. De inmediato la estrechó, pues no planeaba dejar escapar ese porcentaje de posibilidad.

  Cuando ella intentó apartarse, él apretó su mano más fuerte.

  —Necesitamos una foto para Instagram, de esta forma haré el anuncio oficial y, al finalizar las clases, seremos la pareja sensación del momento —comentó con emoción sacando su celular del bolsillo del pantalón.

  —¿Aunque solo esté convencida un ochenta por ciento de aceptar tu trato? —preguntó intentando zafarse de su mano.

  —Sí, vas a ver que todo saldrá bien, ambos saldremos beneficiados de este pequeño juego y lo mejor es que no habrá sentimientos de por medio —habló tan convencido que ni él mismo podía creer la confianza que tenía en ese trabajo.

  —Desde luego.

  —Ahora, la foto. —Se acercó a ella para poder abrazarla por la espalda, Jeanne ladeó un poco su cabeza y sonrió, él también hizo lo mismo y tomó la foto.

  Revisó la pantalla de su celular, pero la imagen no le convenció del todo, sin dudarlo dos veces la eliminó y volvió a abrazar a Jeanne, que parecía sorprendida por no haberle avisado de que la tocaría otra vez.

  —Tenemos que vernos más felices, sonríe a la cámara de nuevo —le pidió y ella rodó los ojos antes de sonreír.

  Tomó una nueva foto, pero antes de que Jeanne se alejara, la tomó por la cintura y revisó la imagen.

  Lo malo de ser modelo y tener visión de fotógrafo era que no cualquier trabajo le convencía. En esa la iluminación no era lo más adecuada y el rostro de Jeanne se veía muy pálido a su lado.

  Observó a su alrededor y el fondo del árbol a unos pasos de ellos era perfecto, ese efecto de luz y sombras de las hojas y ramas conseguiría crear una increíble atmósfera para la fotografía.

  Levantó el celular y antes de pedirle a su casi novia falsa que posara para la cámara, ella ya estaba sonriendo. Con solo la sonrisa de Jeanne se activó el disparo automático de la cámara y la foto se tomó sin él haber volteado.

  Molesto, vio la previsualización y se sorprendió al ver lo natural de esa fotografía.

  Él estaba mirando a Jeanne y parecía estar enamorado de ella.

  Era un excelente actor. Qué orgulloso estaba.

  Se encogió de hombros y entró a su Instagram para subir la foto, agregó una corta descripción, buscó a Jeanne para etiquetarla y en cuestión de segundos ese pequeño juego ya estaba hecho.

  —Te acabo de etiquetar en Instagram, deberías darle me gusta y dar repost a la imagen, así será más creíble y oficial.

  Escuchó a Jeanne suspirar y la vio sacar su celular.

  —¿Ya me seguías en Instagram? —le preguntó entrando a su perfil. Él consiguió distinguir que ella contaba con apenas dos notificaciones, qué triste.

  —Sí —dijo en respuesta a su pregunta—. Te empecé a seguir hace un par de semanas, ¿cómo no te diste cuenta?

  —Mi hermanita es quien usa mi cuenta porque mis padres no la dejan tener redes sociales, así que, a cualquier novedad en mis redes, ella es la primera en enterarse —la escuchó mientras la vio entrar a la fotografía de su perfil y compartirla—. Listo, la compartí y le puse muchos corazones amarillos.

  Resopló y guardó su celular en el bolsillo de su pantalón.

  —No se te vaya a derretir el corazón con tanto amor, ¿eh? —comentó con sarcasmo, pero Jeanne ya estaba caminando para alejarse de él—. ¡Oye! Hoy pasaré por ti después de clases para hablar con detalle de todo esto.

  Ella agitó su mano sin voltear a verlo y siguió caminando.

  Bien, debía reconocer que fue difícil, pero lo consiguió. Jeanne casi era su «novia» y, cuando aclarara todas sus dudas, de seguro ambos conseguirían engañar al mundo el tiempo suficiente.

  Todo estaba saliendo bien.

  Asintió satisfecho y caminó al lado contrario de Jeanne sin dejar de escuchar las notificaciones en su celular.

You may also like

Download APP for Free Reading

novelcat google down novelcat ios down