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 Mi, cabeza!!! Siento que va a estallar. Demasiado ruido, demasiados gritos, creo oír un estruendo, bocinas de autos sonando, gente corriendo.  No entiendo qué sucede, … Sé que tenía muchas cosas que hacer ese día, … Pero no logro recordar que es.

Siento el asfalto en mi espalda frío y áspero, es incomodo. Mi cuerpo se esfuerza por tomar aire, aunque al hacerlo un dolor profundo quema en algún lugar de mí interior y cada vez ingresa menos. No puedo abrir los ojos, todo es un caos, ya no entiendo las palabras y gritos que escucho a mí alrededor, solo siento dolor y frío, mucho frío.

No sé cuánto tiempo paso desde aquello, parece que fue ayer, pero tal vez solo fue hace un segundo, o tal vez solo lo soñe. Por algún motivo el tiempo ya no parece importante.

Ya no me siento incómoda, no percibo ningún dolor.

¿Y por qué debería dolerme? Siento que algo se escapa de mi mente como arena entre los dedos, pero, es tan fino, casi intangible.

Giro en la cama sujetando una almohada tan cómoda como una nube. No tengo que preocuparme por nada, estoy muy cómoda y calentita, rodeada de mantas suaves. Solo quiero dormir, dormir y reponerme. ¿Reponerme de qué? … No creo que importe. Solo soy yo, mis mantas y un arrullo suave de agua escurriendo en algún cercano lugar, es relajante, pero el agua, … El agua me recuerda que me debo levantar, no sé cuándo fue la última vez que bebí algo, ni que fue, pero al parecer ya es hora de dejarlo ir. Necesito un baño.

Abro mis ojos aún sujetos a esas suaves mantas y veo un techo de madera lúcida, clara y barnizada, al parecer es de día dado que todo se ve muy claro.

Estoy en una cama de plaza y media, es bastante grande para mi dado mi cuerpo delgado, es cómoda, con mantas gruesas y blancas, pero no pienso que sea mi cama. ¿Dónde es…?

_ Buen día, dice una voz suave y profunda a mi lado. Al girar mi cabeza veo a un hombre parado a pocos pasos de la cama. Me quedo congelada, es realmente atractivo, alto, con una cintura delgada y una espalda ancha y musculosa. Va vestido con pantalones negros ceñidos con cinturón a juego y una camiseta blanca que parece estar muy cómoda sobre sus pectorales. Su rostro es perfecto, todo en él es simétrico, con una mandíbula marcada, una nariz suave y unos ojos grandes y negros. Nunca creí que los ojos negros fuesen un rasgo atractivo, pero en él se ven muy bien, hipnóticos como si escondieran un secreto milenario. Su cabello también negro, y brilla con la luz que solo la suavidad del tacto puede otorgar, lo lleva corto, pero con algunos mechones que le llegan al rostro, de manera juguetona.

Debo de haberme quedado mucho tiempo mirándolo. ¡Carajo! No sé ni que cara le puse mientras lo miraba, pero conociéndome no pienso haber sido sutil con mi admiración a su belleza.

_ Ya era tiempo de que despertaras, me dijo el hombre mientras sonríe. Se ve joven y alegre.

Me quedo mirándolo mientras me tapo lentamente hasta el cuello con las mantas, con el rostro rojo como una manzana.

_ Ten te traje algo de beber seguro tienes sed _ dice él tendiendo un vaso de agua cristalina.

No me muevo, no sé qué pinta él en una habitación dónde yo descanso, pero no me da nada de confianza.

Al ver que no me muevo, él se acerca y coloca el vaso de agua en una mesita de madera caoba, al lado de la cama

_ ¿Está todo bien?_ pregunta

_ No _,le contestó, _ no te conozco, no deberías estar aquí… _ un momento, ¿dónde es aquí?

Inspire aire para inundar al extraño con mis preguntas, con las dudas reflejándose en mi rostro, pero él me detiene levantando la mano.Sus ojos brillan con algo de sorpresa ante mis palabras.

_ Tienes razón, déjame presentarme, mi nombre es An,_ al decir eso me sonríe con alegría y eso me pone más nerviosa, pero no recuerdo por qué.

Mi mente parece drogada dando por sentado hechos que cualquiera acusaría de raros. Por algún motivo no son importantes en este lugar. Trato de recordar porque me sentía incómoda con An, pero solo consigo que mi cabeza comience a doler.

De algún modo él parece percibir mis dudas, pero no estoy segura de ello.

_ Mica_ me llama suavemente.

Salgo de mi confusión mental y lo mira. ¿Ese es mi nombre, él debe conocerme, no?

¿Yo lo conozco? ¿No?

_¿Mica?_ Vuelve a llamarme, con cierta preocupación en su tono de voz.

_¿Sí? Pregunto con duda.

_ Veo que sigues bastante dormida ¿Quieres que te ayude a levantarte?

_ ¡No! Gracias yo, yo puedo sola, es que estoy confundida, no sé si te recuerdo _ le digo con algo de timidez y vergüenza.

No tengo ni idea de quién es.

_ No te preocupes, _me dice con una cálida sonrisa, _déjame ayudarte.

Al decir eso con cuidado destapa mi cuerpo y me percató que llevo puesto un camisón largo y blanco. Por algún motivo me parece raro, no es la clase de prenda que usaría para dormir, pero no puedo detenerme a pensar en ello dado que An me sorprende tratando de alzarme en brazos sosteniendo suavemente mi espalda y mis piernas a la vez. Eso me sobresalta y pego un grito de sorpresa. Al parecer él no esperaba eso y se queda congelado a medio camino de separarme de la cama. Su rostro refleja confusión.

Y entonces lo escucho.

_ An _dice una voz masculina grabé y profunda, _ella puede caminar por su cuenta._

Al girar mi cabeza noto que hay un hombre apoyado en el marco de la puerta.

Y por segunda vez en el día quedó alucinada con la belleza que desprende de él. De algún modo parece que es igual a An. ¿Serán hermanos? ¿Gemelos? Se parecen mucho. Sus alturas, sus ojos, su color de cabello, aunque lo lleva más corto en su cien que An. Pero hay algo más en él que es diferente, más inquietante, que no logro identificar, lleva los mismos pantalones que An, pero usa una camiseta negra y en unos de sus brazos superiores se alcanza a ver un tatuaje a modo de banda nórdica que solo resalta más la forma de sus músculos. Me sorprende la dualidad de ambos, se ven casi idénticos pero emanan energías distintas. An parece emanar alegría y picardía como un niño soñador. Su esencia es contagiosa, invitandote a acompañar su sonrisa.

Sin embargo el sujeto de la puerta desprende algo distinto. Es atemorizante y frio pero parece más pasional. Su esencia parece invitarte a sus brazos aunque al mismo tiempo promete causar dolor.

_ An _repite el sujeto de negro _ bájala.

An me baja suavemente en la cama, pero me tiende ambas manos para ayudarme a pararme. Al hacerlo noto el suelo de madera clara bajo mis pies, crujir levemente.

Miro a An, aún sujetando sus calidas manos,, y luego al sujeto en el marco. Él no me mira, solo observa fijamente hacia la ventana en la pared, no parece que yo le llamé la atención en lo más mínimo. Al contrario casi pareciera molestarle mi presencia.

_ Y a ese tampoco lo recuerdo,_ le digo a An casi en un susurro temeroso señalando con la cabeza hacia la puerta.

An suelta una carcajada y acaricia mi cabeza como si fuera un cachorro. No me quejo, creo que me agrada ese gesto.

_ Él es mi hermano mayor, Andrew_ dice An.

Andrew pone cara de pocos amigos y se va de la habitación.

Algo me dice que no le caigo nada bien.

Como si An pudiese leerme el pensamiento me dice _tranquila, ya te acostumbrarás a él_ la sonrisa que forma, luego me hace pensar que eso no será tarea fácil.

Suelto a An decidida a caminar fuera de la habitación, pero al pasar por la ventana que miraba Andrew veo agua… Solo agua turquesa, casi verde en algunos lugares coronada por un espeso bosque de Secuoyas, jacarandas, Paraísos y Sauces que balancean sus ramas hacia el agua y se reflejan en ellas como en un espejo.

El agua parece cubrir todo a mi alrededor al mirar más de cerca, noto que estoy sobre una construcción que parece estar muy cerca del lago.

Es hermoso, tranquilo y cálido, por un momento me olvidó de que fue lo que me impulso a salir de mis mantas, pero mi cuerpo me lo recuerda. Alejo la mirada del hermoso paisaje y le digo a An.

_ Necesito un baño y no sé donde....

_ Es la puerta que está a la derecha,_ me dice An interrumpiendo me son una sonrisa

Camino hacia esa dirección ignorando su sonrisa juguetona. Parece de esas personas que hasta duermen sonriendo, con un hoyuelo en unas de sus mejillas y todo. De cierto modo, es contagioso y calmante.

Al salir del baño veo que la habitación dónde me desperté está al frente del living. Es amplio y de color amarillo casi manteca. Todos los muebles que veo parecen hechos con árboles del bosque con formas y tallados muy intrincados y hermosas. Cubiertos por cojines grises. En uno de ellos se encuentra Andrew recostado con los pies sobre los cojines.

No me mira, está concentrado pelando una manzana con un cuchillo, con tanta precisión como un cirujano.

A un extremo del living se encuentra An en una pequeña cocina preparando algo que no alcanzo a ver.

_ Siéntate,_ me indica Andrew señalando con el cuchillo uno de los sillones de un solo cuerpo.

Le obedecí sin dudarlo, lo cual me pareció raro conociendo mi personalidad.

_ Come _ me ordena y me tiende un plato con la manzana que acaba de pelar y cortar.

Miro el plato en la mesa ratonera que nos separa. No me había dado cuenta del hambre que tenía, pero algo en su tono de hablarme me quita las ganas de comer manzanas, Andrew me mira, supongo que espera que coma. Es incómodo, esto tentada a agarrar un pedazo solo para que deje de mirarme.

Clava sus ojos en mí como estudiando un rompecabezas. Me incomoda, no suelo llamar la atención de gente tan atractiva y no sé cómo actuar, sin contar que noto como mi cara comienza a calentarse y enrojecerse.

_ Aquí tienes, _escucho a An, cortando la mirada de Andrew, lo cual fue un gran alivio.

An se acerca colocando una taza blanca, y humeante de lo que parece algún tipo de chocolatada. Me dirige una sonrisa y se sienta a mi lado. Lo miro sorprendida, obviamente no hay lugar suficiente en el sillón para los dos, así que se monta sobre el, apoya brazos con una pierna y coloca su torso de tras de mí, casi rodeando mi espalda con sus brazos.

Esto es raro… Es demasiado contacto entre nuestros cuerpos, puedo sentir sin tocarlo el calor que emite. ¡No! ¡Concéntrate!! Todavía no sé bien quien es. Pero aunque mi instinto me dice que salga de ese sillón. Mi mente está tranquila. No entiendo qué me pasa, pero no me parece normal.

Decido seguir mi instinto e intento levantarme, pero al girarme para hacerlo veo que Andrew está sentándose en él, apoya brazos contrarios. Nunca lo escuché acercarse, y está cómodamente recostado como si fuese algo diario.

Hay algo muy raro en el ambiente, es como si el sitio crepita pidiendo la cercanía de los tres.

Andrew no me mira, pero sí acerca su cuerpo contra el mío. Esto rodeada o más bien envuelta como si ellos fueran una dulce manta dónde puedo descansar.

Pero mi instinto no se afloja. Esto no se ve nada bien, me grita en mi mente.

_ Mica sé enfriar _, me dice An suavemente, desde mi espalda. Me giro para ver y parece tan cómodo. Esto le parece de lo más normal.

_ Ten _ me dice Andrew produciendo en mí un pequeño sobresalto, me giro para ver y está muy cerca de mí, con la taza entre sus manos.

Las dudas y mi instinto empiezan a bullir en mi mente.

Al ver que no me muevo Andrew coloca la taza sobre mis labios.

Eso me despierta y coloco mis manos en la taza tratando de agarrarla por mi cuenta. Andrew la suelta. Y comienzo a tomar el chocolate, pensando como hacer para salir de allí, de ese sillón, de esa habitación, esto no es normal, o por lo menos no es mi normalidad.

Pero al notar el sabor de la bebida mi mente se nubla, esto es raro, es peligroso, es, es... Es la chocolatada más deliciosa de toda mi vida.

Ni siquiera respiro al terminar de tomarla, estaba muy buena, e hizo relajar mi cuerpo, trate de apoyar mi espalda en el sofá, pero An está allí y me detengo

_ Ven _  me invita An y me rodea con sus brazos suavemente apoyándome en su duro pecho, noto un perfume a menta en él, es relajante.

Debería de estar alejándome, nada de esto parece una conducta que tendría normalmente,  pero algo me insta a relajarme y el sueño viene por mí. Y es tan cálido, lo único que pasa por mi mente es que no está nada mal no estar sola.

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