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Como inicio todo

Mi nombre es Samanta Jackson tengo trece años y me encuentro en mi primer año de secundaria. Al inicio de año yo tenía tres amigas y un amigo éramos un grupo especial pero lastimosamente nos tocó en diferentes salones, lo que ocasionó que poco a poco nuestra amistad se volviera distante.

El día de San Valentín nos anunciaron que harían una fiesta de parte de la escuela para celebrar ese día tan especial, así que con mis amigos decidimos que estaríamos juntos todo el día para disfrutarlo al máximo. Eso no pasó, lo único que causó esa fiesta fue que nos enfadáramos las tres separándonos definitivamente, dejándonos solos a mi amigo y a mí, pero por una inmadurez de mí parte nos dejamos de hablar y aunque me arrepentí esa amistad no volvió nunca más.

Como no tenía con quien hablar o estar en los tiempos libres conocí a dos chicas de mi grado las cuales desde el principio fueron muy amables y amigables conmigo, sus nombres son Fernanda y Carolinne luego de unos días nos volvimos muy unidas pasando todo el tiempo juntas y realizando los trabajos grupales juntas.

Una semana después Fernanda me presentó a una chica llamada Reichell la cual era amiga de ella desde el principio. Caro también me presentó a una chica llamada Alejandra y a Elizabeth las cuales desde el principio me agradaron en gran manera, ya que desde el inicio me trataron como si lleváramos años de conocernos, teníamos tanto en común lo que hacía que no nos quedamos sin tema de conversación al estar juntas.

No lo había mencionado pero tengo una tía con la cual solo nos llevamos tres años de diferencia así que cuando yo entré a mi primer año de secundaria ella estaba en el último y por esa razón compartimos un año en el mismo establecimiento, lo cual me ayudó a acoplarme y a no perderme en el camino, pues desde pequeña he tenido un mal sentido de ubicación, suelo perderme seguido, por lo cual mis padres agradecen que mi tía estudie conmigo.

Un día por casualidad me enteré que Reichell era hermana de la mejor amiga de mi tía y aun así no nos habíamos hablado ni conocido antes.

¿Suena loco no? Pero así fue.

Al enterarnos de ello con Reichell nos hicimos muy buenas amigas, nos pasábamos juntas casi todo el día, hasta la hora de la salida ya que caminábamos juntas hasta llegar a la parada de mi autobús acompañadas de su hermana y mi tía, nuestras pláticas y momentos juntos eran inolvidables. Bueno ahora que ya están al día con parte de la historia, regresamos al presente en donde todo inicio.

—¿Nos vamos Reichell? —pregunté al llegar a su lado, pues ella salio gracias a que una profesora decidió que era buena idea revisar las tareas frente a nosotros, y como a mi el destino me odia me tocó de último a lo cual a la profesora le importo poco que el timbre hubiera sonado y no me dejo salir hasta que terminó de revisar toda la tarea, por ello salí unos minutos tarde.

—Si en unos instantes, solo espero a alguien. —respondió viendo en dirección a la puerta principal del establecimiento.

—¿A quién? —pregunté viendo a la misma dirección que ella veía.

—Es un amigo que conocí ayer en la hora libre y nos quiere acompañar hoy. —respondió.

—¿Y quién es? —pregunté con más curiosidad que antes. —¿Es de nuestra sección? ¿Oh al menos lo conozco? ——Seguí preguntando mientras cada instante que pasaba mi curiosidad aumentaba y la intriga me consumía.

—No, creo que no lo conoces. —respondió al instante. —Se llama Matthew está en otra sección. —finalizó mientras seguía buscando al chico con la vista.

—Mmmm ya veo. —contesté mientras en mi cabeza no dejaba de rondar la misma pregunta una y otra vez. ¿Quién será? pregunta la cual me llevó a vagar en mis pensamientos dejando de prestarle atención a mi alrededor.

De repente escuche una voz ronca muy cerca de mí, a la cual mi amiga respondió enseguida y a mi me sacó de mi pequeña burbuja, a lo cual volteé a ver enseguida al lugar de donde provenía dicha voz.

Era él, era un chico más alto que yo

aunque eso es muy normal pues yo solo cuento con mi poderosísimo metro y medio del cual espero crecer algún día

, delgado, cabello negro, es muy bien parecido. Y no olvidemos unos ojos color avellana que si los ves con el reflejo de la luz parece como si cambiaran a un color verdoso, en conclusión son hermosos.

—Hola Reichell, perdón por la demora pero tenía que preguntarle algo a un profesor y me tomó más tiempo del que yo esperaba. —dijo él sonriendo, sin notar mi presencia lo cual no me molesto, ya que mientras él hablaba yo me tomaba el tiempo para analizarlo bien, hasta que por fin me volteo a ver y simplemente fingí que no lo había visto, cosa que no es cierta pero quien se lo va a decir.

—A hola ¿Quién eres tú? No te había visto. —Me dijo cuando por fin noto mi presencia, sé que soy pequeña pero tampoco es para que no me noten.

—Tranquilo no te preocupes, ella es Samanta una de mis amigas, Samanta él es Matthew, Matthew ella es Samanta. —Nos presentó Reichell con una sonrisa en el rostro.

—Hola, un gusto conocerte Matthew. —dije mostrándole una pequeña sonrisa intentando ser amable pues a mi perspectiva se veía un buen chico.

—Hola Samanta igualmente, bueno vamos que ya es tarde y las pueden regañar por mí culpa. —dijo en broma mientras nos sonreía.

—No, tranquilo, no nos dicen nada. —respondió Reichell colocándose en medio de ambos tomándonos de los brazos.

—Aparte estamos con mi tía y con la hermana de Reichell, así que tenemos permiso de llegar a cualquier hora. —Le dije yo sonriendo y así empezamos a caminar ya que mi tía y la hermana de Reichell iban tan solo unos pasos adelante y si nos descuidamos es posible que nos dejaran atrás. 

Caminamos juntos mientras teniamos una conversacion amena, en la cual mayormente hablaba Reichell y nosotros interveniamos y agregabamos algo a lo que ella decía, contamos unas cuantas anécdotas en las cuales más de una vez nos reímos por las cosas que nos habían pasado.

Estábamos tan concentrados en la plática que simplemente el camino se nos hizo tan corto que sin darnos cuenta ya nos encontrábamos en la parada de autobús en la cual nos despedimos.

Así que sin más nos despedimos prometiendo que de ahora en adelante nos vendríamos juntos, luego de esa pequeña promesa Reichell y Mathew se fueron cada uno por su camino, mientras yo me quedaba con mi tía esperando a que el autobús pasara para poder al fin ir a descansar, luego de este día que se me hizo tan pesado.

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