Home/ Señorita intérprete, eres tan encantadora Ongoing
Me obligaron a llevar el bebé de un extraño cuando era solo una estudiante. Cinco años después, mi hijo me reconoció y descubrí que mi jefe era su papá...
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"Debes colocar tus piernas en los soportes y separarlas".

Hannah Porter se acostó en la cama de exploración y siguió las instrucciones del ginecólogo.

Cuando sintió el metal frío en su piel, ella cerró los ojos temblando un poco. La vergüenza la obligó a girar la cabeza hacia un lado.

"¿Tienes miedo? Esta no es tu primera vez, además de que no sentirás ningún dolor. ¡No te preocupes!".

Al escuchar los comentarios de aliento del médico, Hannah apretó los dientes con la esperanza de reprimir el miedo que la invadía y sintió que la punta de una jeringa se clavaba en su piel. En realidad, sintió un dolor muy leve, solo el piquete de la aguja, pero de todos modos se agarró con fuerza a la tela estéril que estaba debajo de su cuerpo.

De hecho, esa no era la primera vez que ella estaba allí. Como el feto que resultó del procedimiento que le hicieron previamente murió de forma natural, tuvo que repetir todo el proceso esperando que ahora llegara a feliz término su embarazo.

Aparentemente, un hombre, que deseaba cumplir el último deseo de su prometida recién fallecida, recuperó un óvulo del cuerpo de su mujer para la fertilización in vitro una vez que le anunciaron la muerte cerebral de la chica. Su muerte fue la consecuencia de un grave accidente automovilístico.

Por desgracia, la difunta había estado enferma durante mucho tiempo, por lo que le habían administrado una serie de drogas, las cuales habían invadido su cuerpo y dañado su sistema reproductivo. Como consecuencia, el embrión murió de forma natural durante los primeros quince días, después de ser implantado en el cuerpo de la madre sustituta.

Sorprendentemente, el hombre decidió usar un óvulo de Hannah para cumplir el deseo de su prometida, con lo cual la recompensa aumentó al doble de lo que originalmente estaba ofreciendo. Ahora pagaría veinte millones...

"Ya casi terminamos. ¡Relájate! Después de completar este procedimiento, deberás quedarte reposando durante aproximadamente tres horas".

Al escuchar la voz fría del médico, Hannah apretó los dientes, asintiendo con los ojos cerrados como una breve respuesta de reconocimiento a sus palabras. Luego, se quedó acostada dócilmente en la cama, muy quieta.

....

Después del periodo de reposo ordenado por el médico, la chica salió del consultorio con las piernas entumidas. Tan pronto como su madrastra, Lana Ellis, la vio, corrió para agarrarla del brazo, mientras preguntaba emocionada. "Hannah, ¿cómo estás? ¿Salió todo bien?".

Frunciendo el ceño, Hannah respondió: "No sé. Tendremos noticias en una semana".

"¡¿Tanto tiempo?!". Lana la miró por el rabillo del ojo. "Deberías quedarte en casa toda la semana. Te serviré comida deliciosa y cuidaré bien de ti, será mejor que no salgas a ningún lado".

"Está bien, así lo haremos".

....

De esa manera, lentamente pasó la semana y, al cumplirse el término previsto, el médico anunció que el procedimiento había tenido éxito.

"Aquí está su primer pago; les entregaremos los diez millones restantes cuando nazca el niño. ¡Si algo le sucede al feto, iré tras usted y su familia!".

"¡No se preocupen! Antes de que se cumplan diez meses, mi hijastra le dará a su jefe un hijo sano y rebosante de salud".

Acostada en la sala de examinación del hospital, mirando a través de la rendija de la puerta, Hannah vio a su madrastra sonreír de oreja a oreja mientras se inclinaba zalameramente.

"A mi jefe no le importa si es niño o niña, siempre que goce de buena salud".

"¡Tenga la seguridad de que el bebé nacerá sano! Señor, cuídese, por favor, pronto nos veremos nuevamente por aquí. ¡Que tenga un buen día!".

Cerrando los ojos levemente, a causa de la luz que la deslumbraba, Lana miró el cheque en su mano. Por su parte, Hannah respiró hondo y cerró los ojos, lentamente.

Después de lanzar una carcajada, la mujer guardó el cheque. Luego se dirigió a la habitación de su hijastra, quien acababa de levantarse y arreglaba su ropa. "¿Escuchaste lo que dijo ese hombre? El niño deberá nacer saludable, de lo contrario, nuestra familia sufrirá las consecuencias y tú serás la responsable". 

Ignorándola, Hannah bajó la vista para acomodarse la blusa, cuando finalmente terminó, levantó la cabeza y se miró en el espejo. Luego llamó a Lana.

"Mamá", dijo con timidez.

"¿Qué?", contestó Lana, deteniéndose. Su tono era bastante displicente, pero cuando recordó que Hannah los estaba haciendo ricos, sonrió y abrazó a la chica mientras preguntaba en voz baja: "Querida, ¿qué pasa? Dime".

"No quiero dejar la escuela. ¡Déjame seguir estudiando como siempre!".

"¡No!", respondió Lana, sin dudarlo. "Ni siquiera pienses en eso antes de dar a luz al bebé. No podemos arriesgarnos a que pase algo que traiga la desgracia a nuestra familia".

Cuando Hannah miró el rostro feroz de la mujer, quien tan solo unos segundos antes se había comportado amablemente, torció sus labios rojos, pero se quedó callada.

....

"¡Hannah, Hannah!".

La chica estaba acostada en su cama, cuando alguien que gritaba su nombre la despertó.

"¡Hannah, Hannah!".

Al reconocer de quién era esa voz, ella aventó rápidamente la manta, se levantó de la cama y corrió hacia la ventana.

"¡Kevin!", gritó.

Cuando lo vio, después de no haberse encontrado con él durante más de un mes, sus ojos enrojecieron de inmediato.

"¿Qué ha pasado? Escuché que estabas enferma y, como tu teléfono estaba apagado, no pude comunicarme. ¿Te sientes bien?". Desde afuera, el chico se paró en puntillas estirando el cuello para mirarla a través de la ventana, con gran preocupación y el ceño fruncido.

En respuesta, Hannah negó con la cabeza y, en ese instante, todos los agravios y el sufrimiento que había reprimido en su corazón durante el último mes estallaron en sus ojos, como el agua que sale de una presa rota.

"¡Kevin!", exclamó Melissa Porter quien apareció intempestivamente y lo tomó del brazo. "¿Qué haces aquí?".

"¿Qué le pasó a tu hermana?", preguntó él de inmediato.

Melissa miró a Hannah, que estaba de pie frente a la ventana. "Se encuentra descansando, porque ella está...".

"¡Melissa, por favor!", replicó la chica con ojos suplicantes, mirando a su media hermana.

Sin embargo, ella resopló mirándola con una sonrisa burlona, mientras sus ojos reflejaban una artera astucia.

"¿Qué pasa? Dime", insistió Kevin con preocupación. Si sus padres no le hubieran prohibido verla, no estaría allí, sin poder ayudarla.

"¡No le pasa nada! Ella está bien, solo está embarazada y necesita descansar".

"¡¿Qué dijiste?!", gritó el chico sorprendido, agarrándola de un brazo.

"Mi hermana está esperando un bebé, así que no puede salir, porque debe descansar en casa".

"¡¡No, Kevin! No la escuches, yo te lo explicaré...", insistió la chica, mientras lo veía sin poder detener su llanto.

Entonces, él la miró fijamente, sacudiendo la cabeza mientras trataba de comprender la situación: "Hannah, dime la verdad, ¿lo que dice ella es cierto?".

La chica no podía contener el llanto, pero, tristemente, las palabras no salían de su boca para negarlo.

"¿Ya ves que es cierto que mi hermana está embarazada? De lo contrario, ¿por qué guarda silencio?". Mientras sostenía el brazo de Kevin, Melissa sonreía con aire de suficiencia. Esta quería hacerle creer a él que Hannah, quien acababa de alcanzar la mayoría de edad, se alegraba de haber quedado embarazada.

Al escuchar sus palabras, él la miró en silencio durante unos segundos, luego dio media vuelta y empezó a alejarse.

"¡Kevin, Kevin! ¡Escúchame, por favor!".

"Creo que deberías dejar de llamarlo. No te preocupes, yo lo cuidaré en tu nombre", dijo Melissa, quien sonreía radiante al ver a su hermana ahogada por el llanto. "Ah, por cierto. Olvidé decirte que gracias a tu arduo trabajo, lograste unas excelentes calificaciones. Sin embargo, ahora soy yo quien seguirá estudiando, pues me aceptaron en la Universidad Oakleaf. De ahora en adelante, seré compañera de escuela de Kevin".

"¿Qué estás diciendo?", preguntó Hannah sorprendida, ya que dudaba de sus palabras.

Aunque ellas eran medias hermanas, se llevaban dos meses de edad de diferencia y desde muy pequeñas iban a la misma escuela. A pesar de que estudiaban en el mismo grado, sus desempeños académicos eran muy diferentes.

"Deberás quedarte en casa para cuidar a tu bebé. Mientras tanto, yo estudiaré en la Universidad Oakleaf y acompañaré a Kevin". Tan pronto como Melissa terminó de hablar, levantó las cejas triunfalmente y se fue.

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