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Prólogo

Después de que el murciélago dorado eligió a Logan Romius como el sucesor al reino de los vampiros y el lobo plateado a Akron Romius como el elegido a suceder a su padre, este último se llenó de un engreimiento tal que hasta Ava, su madre, lo tuvo que reprender en varias ocasiones por querer propasarse con su padre y pasarle por encima de su autoridad.

— Te amo, hijo, y lo sabes, pero no te aplaudo que porfíes en contra de tu padre ninguna de sus decisiones como el alfa líder del clan Lluvia Azul.

— Es que a mi padre no le gusta que se interpongan en su camino, ni siquiera cuando está claramente equivocado.

— Según tú, ¿En qué está equivocado el alfa líder de tu clan, muchacho? — Cuestionó Vince, el beta líder del clan Lluvia Azul, y tío del máximo mandatario de dicho clan, Lance Romius.

— No debería liberar a los que intervinieron a Elohakim. Ese país es vulnerable y no tiene los medios para defenderse en contra de los sobrenaturales.

Al escuchar la manera de hablar de Akron; Lance, su padre, Ava, Vince y Joyce, su esposa, se rieron suavemente de la inocencia del muchacho.

— Akron, mi niño, si Elohakim pidió ayuda fue porque gracias a tu tátara abuelo ellos firmaron un pacto de no agresión en contra de ningún sobrenatural, al menos que se vieran obligados a eso. — Explicó Joyce.

— Hijo, aún te falta mucho por aprender, créeme. Elohakim es un país con mucho armamento y tácticas más que suficientes para contrarrestar a cualquier sobrenatural que los quiera agredir, sólo que ellos no quieren usar la fuerza. — Le refirió Ava.

— Pero ellos usarán sus medios de defensa el día que salgan en contra de cualquiera que los vuelva a atacar en caso de que esos delincuentes anden sueltos.

— Por eso le notificaron a La Iglesia la decisión de los clanes de Valsadia antes de soltarlos, muchacho. — Intervino el reverendo Jamal Telemacus, quien se sumaba a la conversación.

— Llegaste tarde, viejo Telemacus. — Recriminó Lance.

— Viejo eres tú, Lancelot Romius, que por todo andas quejándote, déjame ser libre. — Se divertía Jamal con Lance.

— En algo estamos de acuerdo mi padre y yo.

— No me ataquen, par de lobos salvajes… — Se defendió Jamal con una sonrisa. — Te decía, Akron, que antes de tomar la decisión, la manada de lobos valsádicos y la hermosa mujer que tienes por tía hablaron con La Iglesia acerca de la decisión de dejar libres a los que habían invadido Elohakim, pero no fue así no más, no.

— Entonces, ¿Cuál es la intención de tal decisión, Jamal? —Preguntó Akron circunspecto.

— Debes aprender a observar antes de hablar, muchacho. No todo se te contestará cuando exijas respuestas, y he ahí donde debes aplicar la paciencia.

Jamal solía enseñarle por medio de proverbios y parábolas a ese descendiente plateado, lo cual lo colmaba de impaciencia, pero era algo que su padre agradecía.

A diferencia de Akron, Logan, su hermano gemelo y de ascendencia vampírica, tenía más paciencia; era capaz de aprender en silencio y observar con una actitud pasmosa, algo que a su hermano lo alteraba grandemente.

— ¿Cómo te fue con los viejos, bestia salvaje? — Preguntó Logan a su hermano.

— A ti no te importa, sanguijuela.

— No lograste lo que querías, pero a mí no me eches la culpa.

— Es que andas preguntando pendejadas.

— Por tu actitud puedo deducir que tu mal humor realmente tiene un nombre femenino, que lo que pasó con los viejos no es tu principal molestia.

A Akron los ojos se les tornaron dorados de la ira que experimentó en ese momento, e intentó lanzarle cualquier cosa que estuviera al alcance de sus manos a su gemelo, quien lo estuvo esquivando.

Logan había dado en el clavo al decirle a Akron que su molestia tenia nombre de mujer, y sí que lo tenía, ya que la mujer por la que él suspiraba no le prestaba atención.

Dánae Telemacus era la hija menor de David y Priscila Telemacus, él hijo de Jamal y Fiona, siendo el uno proveniente de Elohakim con la particularidad de ser un humano neto con sus ojos violetas, ella, una mujer lobo pura, dándole al hijo de ambos la habilidad de ser un hombre lobo con el color de pupilas de su padre.

Hasta el momento eso era un secreto incluso para La Iglesia, pues ellos estaban renuentes a que los elohakiminos se unieran a otros que no fuera de entre ellos mismos, y Dánae no sólo había heredado los ojos de su padre, sino que era una mujer lobo casi pura, pues su madre lo era al cien por ciento, lo cual era contraproducente ante la vista de la alta directiva de los clérigos.

— No hay necesidad de que andes lanzando indirectas, hermanito, yo no te ando mencionando que andas con Cristal a pesar de que son “sólo amigos”, cuando sabes que no la quieres y ella ya no le hace caso a nadie, y encima andas arrastrando las cobijas por la pandillera esa, la tal Dashla.

Logan se puso rojo cual tomate pero no le dijo nada a su gemelo, pues sabía que éste tenía razón.

— Debes aprender a observar antes de abrir tu bocota, Akron, haces las cosas por instinto, y eso no te va a ayudar mucho, sobre todo porque se nota a leguas que quieres suceder a papá, y hasta parece que quisieras usurparlo.

Así fue como Logan cambió la conversación y golpeó a su hermano en su orgullo sin siquiera ponerle una mano encima. Y no era menos cierto que Akron había mostrado tanto afán por estar en el lugar de su padre, que a veces parecía que quería formar un gobierno paralelo.

— Esa no es mi intención, sanguijuela, yo sólo quiero colaborar con nuestro clan.

— Si quieres colaborar con Lluvia Azul, lo primero que debes hacer es colaborar con su alfa líder, pues parecieras ser su primer opositor, cuestionando cada decisión de tu padre. Yo tarde o temprano tendré que formar fila en las graderías de mi tía Sarah, porque al fin de cuentas mis genes son vampíricos, aunque a veces es raro para mí reaccionar como un hombre lobo.

— Pero tienes genética lobuna, chupasangre de cuarta.

— Sí, salvaje, pero en apariencia soy un vampiro ante los de nuestro clan, y con tal de que mi padre reine en paz, yo estoy dispuesto a apartarme de entre los de su especie. Me parte el alma ver como lo desprecian cuando estoy cerca suyo.

— No sabía que te sentías así, Logan.

— Ese es el punto, Akron, debes aprender a observar mejor a tu alrededor y leer lo que te rodea con sangre fría. No quiero que te compadezcas de mí, tarde o temprano yo tendré que formar tienda aparte, así que, tú tranquilo, y aplica la paciencia.

— No soy tan frío como tú, Logan.

— No te estoy diciendo que seas como yo, te estoy diciendo que aprendas a pensar como un futuro líder, a tu manera, pero que pienses como un futuro líder, y que aprendas a soportar a tu padre, que si no fuera por mamá, ya todos tus dientes estuvieran esparcidos por toda la mansión.

Logan palmeaba a su hermano en el hombro derecho cuando Sildana, su hermana menor, idéntica a su madre pero con el pelo oscuro y de ojos azules como su padre, entró a la habitación donde estaban sus hermanos.

— Niña estamos conversando los hombres de esta casa. — Advirtió Akron.

— Más bien están lloriqueando. ¡Mira como tienes los ojos empañados, llorón! — Se burlaba Sildana.

— ¿Qué deseas, hermanita? — Preguntó Logan abriéndole los brazos a Sildana para recibirla en un abrazo.

Luego de que la jovencita se abrazó de su hermano mayor y le sacó la lengua a su hermano menor, procedió a contarles el motivo de su interrupción.

— Ustedes saben que estoy en un nuevo proyecto, en el cual mamá piensa entregarme parte en la compañía de nuestro abuelo, Bismark Beauty Corp., y los estoy invitando a que me apoyen. — Comentó Sildana con un brillo de emoción en sus ojos.

— ¿Y qué vamos a hacer nosotros en un evento de ese tipo, enana? — Cuestionaba Akron.

— Ustedes serán mis estrellas, por supuesto.

— Sabes que no me gustan esas pendejadas, Sildana. — Se pronunció Akron.

— Yo te apoyo, hermanita. — Respaldó Logan a Sildana.

— Lo sé, mi hermanito querido… Por cierto, Dánae es parte de mi equipo de trabajo.

La palabra mágica para que Akron prestara atención.

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