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Ah!~

¿Cómo terminó en aquella situación tan placentera?

Habitación #104

La realidad era una que no se esperaba ni en sus mas grandiosos sueños llenos fantasía y de alguna picardía que quierase o no siempre estaría presente en su subconsciente y es que un gran hombrecito gemía como una verdadera gata en celo mientras montaba su pene como si de aquello dependiera su vida.

Se sentía tan bien que con sus sensuales movimientos erraticos, aquella parte húmeda y apretada en torno a su pene gordo y grande se enganchara de una forma tan increíble que podría venirse en cualquier momento y es que el chiquillo que cabalgaba su miembro no era ninguna broma.

El trasero respingón y suave al tacto, se movía de lado a lado mientras él profundizaba las embestidas en aquella suave y apretada carne que lo envolvía tan bien, el rostro del hombrecito se deformaba en una auténtica mueca de placer desbordado y de su boca salían gemidos que bien podrían ser malentendidos por gritos de auxilio, así que para callarlo un poco llevó dos de sus dedos a la boca del chico, delineando suavemente aquellos carnosos labios brillantes y rojos, producto de una maravillosa mamada antes de comenzar a jugar en la liga de los mayores.

—Chúpalos, lindo —exigió acercando los dedos al centro de aquellos hipnóticos labios que estaba comenzando a amar o mejor dicho ya amaba —¡A-ah!

El chico tomó entre sus dientes los dos dedos y los mordió suavemente, mientras le dedicaba al dueño de aquellos dígitos, una mirada lasciva que penetró en el alma y corazón de la alfa frente a él.

—¿Te gus-gusta? —preguntó el chiquillo por primera vez en la noche desde que comenzaron a hacerlo.

—Me encanta.

Siseo por lo bien que se sentía ser montada con movimientos frenéticos mientras mamaban sus dedos cuál paleta más sabrosa.

Aquella respuesta había calentado al chico frente a él, lo sabía muy bien, puesto que las maravillosas paredes anales comenzaron a estrecharla cada vez más; el hombrecito estaba feliz y ella también por sentirlo moverse encima con más ahínco.

—Más —Exigió el chiquillo rojo de pies a cabeza por todas las magníficas sensaciones.

—Pequeño goloso —Susurró en el oído contrario.

Y llevando los dedos que antes le había pedido al chico chuparlos, los introdujo en la pequeña y apretada entrada, encontrando un nuevo placer en hacer aquello, el chico se volvió toda una fiera y comenzó a gritar nuevamente.

Había descubierto un nuevo placer e iba a disfrutar mucho de ello y al parecer su compañero pensaba de la misma manera.

—¡Maldición! Eres tan bueno —dijo el chico con una mirada de intensa lujuria clavada en él que removió los sentimientos en su interior, volviendolo un completo caos con sus siguientes palabras—. Mueve esos dedos, mami.

Y sus deseos fueron dulces y lujuriosas órdenes dispuestas a ser cumplidas, así que mientras el chico saltaba, su compañera encontraba la forma de embestir con sus dedos nuevamente su punto de placer.

De repente, el fuerte y excitante pellizcon que avisaba un orgasmo de los mil demonios, se hizo presente en ambos vientres, así que aprovecho de dar una última embestida con sus dedos para luego sacarlos y dejar su miembro dandole placer, mientras el chico que montaba se daba cuenta del engrosamiento del nudo de su compañera en su interior, la alfa veía como el pene del pequeño hombrecito que saltaba rigurosamente en el suyo, se movía frenéticamente de arriba hacía abajo y se engrosaba por igual, y con una última y fuerte embestida ambos quedaban trabados en el placer de sentir sus nudos hinchados derramando la semilla que ambos guardaban después de unos largos días estresantes. Quedando exhaustos y dormidos en la paz de estar en brazos cálidos y fuertes, dejando para después la seria plática que debían tener respecto a esa noche de pasión desenfrenada.

Al día siguiente.

Habitación #105

—¡Meow! —el alfa de León se despertó, estirándose en su cama de formas impensables, dando un bostezo de gato corriente —. Que gran día.

Se levantó de pie derecho y con muy buen humor se dirigió al baño para darse una ducha, de algún modo, todo su cuerpo dolía y mucho más en una zona íntima muy específica, donde sentía dolor y comezón por partes iguales.

Con mucha curiosidad picando su cerebro tomó con manos temblorosas un espejo de mano y lo colocó en la cama de forma que él se acercará y pudiera ver su parte trasera.

—¡Oh... my... god! —exclamó al ver lo rojo que se encontraba su preciado culito y lo más extraño —. ¿Por qué mierdas estás tan flojo?

En el pequeño espejo podía ver su al rojo vivo y un poco por no decir muy demasiado, abierto culo.

—¿Qué está pasando? —susurró con mucho miedo, pero aun así volviendo a su rutina de siempre de buscar su ropa y luego bañarse.

Momento.

¿Qué era marca en su cuello?

Se preguntó mentalmente al pasar por el espejo de cuerpo completo y ver una marca en su siempre estilizado cuello de color caramelo y bajando su mirada se permitió revisar aún más su anatomía y darse cuenta de todas las marcas de color morado que lo adornaban.

—¡Jiii! —chilló preocupado al ver su cuerpo lleno de aquellas marcas moradas —. ¡¿Qué alguien me explique?!

♤♡

Donde Samantha Palace es una chica en su totalidad que se guía por sus instintos primitivos de macho alfa y Jasper Bennet un alfa tímido y dulce, que aunque no lo crea:

"De día es uno y de noche es otro"

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