"¡Dicen que el señor regresará esta noche!"

"Bueno, pronto la señora dará a luz. ¡Seguro que él ya se divirtió bastante fuera de casa!"

Song Runuan, embarazada ya de nueve meses, estaba regando las flores cuando de pronto escuchó el parloteo de los sirvientes. Sintió mucha alegría.

"¿Finalmente está dispuesto a volver?", pensó.

¿Acaso se debe a que está preocupado por el niño que lleva en su vientre?

Su corazón se llenó de júbilo. No podía esperar más para ver al padre de su hijo, Lu Xizheng.

Ella solo lo había visto una vez en la noche de boda. Pero, después de aquella noche de locura, él se marchó y no volvió hasta ahora.

"Lo siento, mi pequeño bebé. No puedo enamorar a tu padre, pero eso ya no importa. Eres sangre de su sangre. Mientras te ame y se preocupe por ti, estaré contenta".

Un brillo asomó en los ojos llorosos de Song Runuan. Un leve rubor pintó sus mejillas, suaves como el algodón y brillantes como el jade. Estaba muy feliz.

En efecto, el joven amo de la familia Lu, quien había desaparecido por casi un año desde aquella noche, regresó.

Cuando escuchó las noticias, ella se apresuró en bajar las escaleras cuidadosamente.

"Xizheng, cariño, has vuelto..."

Dejó de sonreír de inmediato en cuanto descendió al segundo piso y miró hacia abajo.

Allí, en la sala de estar, junto al hombre al que había añorado noche y día, vio a otra mujer, cuya cercanía con él parecía íntima.

El padre de Lu Xizheng también se enteró de las noticias, así que se apresuró en llegar. Estaba tan enojado que empezó a gritar: "¡Lu Xizheng, bast*rdo! Te pedí que regresaras para que acompañaras a tu esposa durante el parto. ¿Por qué trajiste a otra mujer? ¿Acaso quieres que muera yo del enojo?"

"Solo vine a recordarte que no estoy de acuerdo con este matrimonio y mucho menos con esa mujer. ¡La persona con quien me quiero casar es Su Yuan!"

Lu Xizheng vestía una camisa y unos pantalones. Era esbelto y alto. Tenía un atractivo y hermoso rostro, con un frío semblante. Miró a su padre frente a él, emitiendo un aura fría.

Cuando el viejo Sr. Lu escuchó sus palabras, sintió que su presión arterial subió a los cielos.

"Tú, malagr*decido. ¿Acaso no sabes que tu esposa está a punto de dar a luz? ¡Cómo te atreves a decir tal cosa!"

"¿Ahora es mi culpa? Si no me hubieras dr*gado, ¿esa mujer estaría embarazada? ¡Déjame decirte que el niño en su vientre no es digno de ser mi hijo!", exclamó Lu Xizheng con son de burla.

Tras ese intercambio de palabras, el silencio invadió toda la sala.

"¿Qué fue lo que dijo?", pensó Song Runuan.

Ella estaba de pie en la planta superior. Sintió como si su cabeza estuviera a punto de explotar y su corazón se desgarrara dolorosamente. Su visión comenzó a nublarse, pero se las arregló para mantenerse consciente, ya que no quería que se fuera así de fácil.

¿Acaso su esposo había dicho... que el niño en su vientre no era digno?

Su cuerpo comenzó a debilitarse y sintió una corriente cálida recorriendo la parte inferior de su cuerpo, acompañada de un dolor punzante.

"¡Ah, veo demasiada sangre!"

"Señora, ¿qué le ocurre?"

Por un momento, la familia Lu entró en pánico y nerviosismo.

Los dos hombres que discutían en la sala de la planta baja levantaron la cabeza a la vez y vieron cómo la sangre descendía del gran vientre de Song Runuan hasta resbalar por sus piernas y esparcirse por el suelo.

La mirada de Lu Xizheng se congeló.

"Xizheng, resulta... resulta que el niño que llevo en mi vientre no significa nada para ti en comparación con tu supuesto gran amor. No tienes ningún interés en tu propio hijo, ¿no es así?", expresó ella con las últimas fuerzas que le quedaban.

Plantó una mirada fija en aquel hombre, con los ojos rojos y llenos de dolor. Se pudo percibir un gran resentimiento en el tono de su voz.

¡No esperaba que esas fueran las primeras palabras que escucharía de su esposo después de la boda!

Lu Xizheng entró en trance por un momento. Antes de que pudiera decir algo, la mujer en las escaleras ya se había desmayado y caído al suelo. ¡La sangre fluía por todas partes!

"¡Llévenla al hospital, rápido!", ordenó, pues ya mostraba signos de un aborto espontáneo.

En menos de media hora, fue llevada al hospital con rapidez.

"Xizheng, no te culpes. La culpable de ese aborto espontáneo es ella. Además, su matrimonio fue arreglado y no hay nada de amor entre ustedes. Esa mujer dijo todo eso aposta para hacerte sentir culpable, cariño..."

En aquella tranquila sala de estar, Su Yuan había intentando persuadirlo con esas palabras, con aires de superioridad moral.

Sin embargo, lo que no esperaba era que ese hombre, que nunca había sido grosero ni perdido la compostura frente a ella, ¡de repente le gritara!

"¡Cállate! ¡No tienes derecho a meterte en los asuntos de la familia Lu!"

Su mirada se volvió aterradora en un instante. Ella tuvo la súbita sensación de que había dicho algo malo y no se atrevió a decir nada más. No obstante, el odio que sentía por Song Runuan crecía poco a poco.

¡Song Runuan!

Más te vale morir en la sala de parto junto a tu bebé...

En el hospital, después de tres horas de rescate.

"Lo siento, Sr. Lu. La madre perdió mucha sangre y no pudimos salvarla. Hicimos todo lo posible para salvar a los tres bebés, pero solo pudimos rescatar a uno".

La enfermera colocó al bebé sobreviviente en la incubadora. Lucía muy delgado debido al parto prematuro. El viejo Sr. Lu, que esperaba ansioso afuera, recibió la noticia de la muerte de su nuera como un balde de agua fría.

¿Muertos?

Durante las pruebas del embarazo, el doctor había asegurado que tanto ella como los bebés estaban saludables. ¿Y ahora dice que solo pudo salvar a uno?

El corazón del viejo Sr. Lu no pudo soportar un evento tan grave. No podía ni respirar, sintió una fuerte opresión en el pecho que cubrió con las manos y cayó al suelo...

"¡Señor, señor!", gritaron los sirvientes a su alrededor ante el desastre.

Lu Xizheng se enteró de todo lo sucedido cuando conducía hacia la empresa.

Su asistente lo llamó y él escuchó por los auriculares todo lo sucedido sobre la muerte de su esposa y sus hijos. En solo un instante, la mano que sostenía el volante se tensó. 

"¿Muertos?"

"Sí, creo que se debió al parto prematuro de la señora. No dejaba de sangrar. Sin embargo, uno de los bebés sobrevivió. Es un niño y los hombres de su padre se lo han llevado."

El asistente le contó todo con detalles. Como conocía bien el modo en que su jefe hacía las cosas, le envió una foto de la mujer y de los dos bebés cubiertos con una sábana blanca.

Los ojos de Lu Xizheng se llenaron de incredulidad e ira en cuanto vieron la foto.

"Mald...", dijo ni bien pisó el freno y las llantas del auto giraron bruscamente contra el suelo, lo que generó un sonido agudo que pareció atravesar la noche.

"Cómo es esto posible...", susurró completamente desconcertado.