Alrededor de las once de la noche, Qi Yue acababa de salir de la ducha, cuando de repente sintió que alguien la abrazó por detrás.

"Ah, ¿quién es? Papá, ¿eres tú? ¿Qué haces aquí? ¡Suéltame!", dijo y comenzó a luchar al ver aquel rostro familiar lleno de perversión.

La persona que intentaba aprovecharse de ella resultó ser su padrastro: ¡Ren Tao!

"Yue, sé obediente y no te muevas. Escucha a papá". Tras decir eso, Ren Tao la presionó sobre la cama y con desespero comenzó a arrancarle la ropa. "Como ya lo sabes, tu madre y yo hemos estado casados durante muchos años. Pero, ¿qué pasa con ella? ¡Esa inútil no ha podido siquiera dar a luz a un hijo!".

"Es por eso que, durante la cena, te puso un estimulante en la sopa, para que pases la noche con papá y le des un hijo. No te preocupes, una vez que haga efecto, ni te darás cuenta de lo que pasa. Confía en mí". Él siguió.

"¡No, eso no puede ser posible!". El rostro de Qi Yue palideció al escuchar tales palabras y no pudo evitar pensar en el extraño comportamiento de su madre hacía unos instantes y en sus ojos brillantes...

¿Mi madre de verdad...?

"Ya deja de decir tonterías y haz lo que te digo. Después de todo, ustedes, p*rras, nacen para acostarse con hombres. Además, ¿no crees que es mejor que duermas conmigo, que soy tu padre, a que esos mocosos allí afuera se aprovechen de ti? Ni siquiera eres mi hija biológica. ¿Qué te importa dormir conmigo unas noches?".

Después de que terminó de hablar, él iba a presionarla.

"¡No, papá, no puedes hacer esto!", exclamó y asustada, lo empujó con todas sus fuerzas.

Al ver que Ren Tao no reaccionó, salió corriendo a toda prisa y bajó las escaleras.

Pronto se halló frente a la puerta, donde un par de manos de repente la atrajeron con fuerza hacia un rincón oscuro.

"Mamá…", dijo Qi Yue cuando volvió a sus sentidos y vio que quien la tomaba era su madre.

Luego, pensando en lo que dijo Ren Tao, temblorosa, retrocedió dos pasos; no se atrevía a acercarse a aquella mujer.

"Yue, si todavía me consideras como tu madre, regresa y pasa unas noches con tu padre", le dijo Song Yu, quien parecía que acababa de llorar pues sus ojos estaban rojos.

"¿Qué dices? Mamá, ¡¿acaso enloqueciste?!". Qi Yue estaba tan sorprendida que no podía creer que la persona frente a ella fuese su propia madre, se comportaba de una forma tan extraña.

¿Cómo podría una madre biológica hacerle eso a su hija?

Ante las palabras de Qi Yue, Song Yu con lágrimas en los ojos, bajó la cabeza y sin atreverse a mirarla le dijo: "He estado casada con tu padrastro por más de diez años y no he podido dar a luz a un hijo. Por lo que me dijo que se divorciará de mí y se casará con alguien más quien sí pueda cumplirle ese deseo… y eso es justo lo que no quiero que suceda".

"Hija, mi querida Yue, sabes bien que si no fuese necesario, no te pediría esto, pero fui al hospital para un chequeo el mes pasado y el médico dijo que mi útero no está bien y que ya no puedo quedar embarazada. ¡Pero tú eres diferente! Tú aún eres joven, definitivamente podrás hacerlo. Hija, te lo ruego, dale un hijo a tu padre".

Después de que Qi Yue escuchó esas palabras, sintió que esas personas habían perdido la cordura.

¿Cómo podría existir una madre así en el mundo? ¿Una que obligara a su hija a darle un hijo a un hombre de unos cincuenta años?

¡Un hombre que además, era su marido!

"¡No, no te ayudaré, ni hoy ni nunca!".

Tras decir esas palabras, Qi Yue sacudió la cabeza con firmeza, la rodeó y se fue.

"¡No! Yue, debes ayudarme. Eres mi única esperanza. ¡No puedo divorciarme de tu padre! Además, hija, el efecto de lo que bebiste solo pasará si tienes relaciones s*xuales, de lo contrario tu cuerpo no podrá soportarlo. Por favor, Yue,, ayúdame y…".

"P*rra, ¿te atreves a huir de mí?".

La madre de Qi Yue, no había terminado de hablar, cuando de repente, resonó el rugido enojado de Ren Tao a sus espaldas.

Al escucharlo, Qi Yue se alejó corriendo, sin atreverse a mirar hacia atrás por temor a ser as*sinada a g*lpes por su padrastro.

¡Esa gente estaba tan loca que sin duda serían capaces de hacer cualquier cosa, lo mejor era huir!

Con la prisa, Qi Yue ni siquiera se molestó en ponerse los zapatos, solo llevaba un camisón sobre su cuerpo, por lo que pronto comenzó a sentir las plantas de sus pies pegajosas por la sangre.

Había corrido tanto.

Sin embargo, no se detuvo, temía que Ren Tao aún la estuviera persiguiendo.

No estaba segura de que así fuera, pero tampoco se detendría a comprobarlo.

Mientras continuaba su huida, la sustancia que tomó en la cena comenzó a hacerle efecto, haciéndola sentir que su sangre hervía, extendiendo el calor por todo su cuerpo...

Ola tras ola, esa y otras fuertes sensaciones golpearon sus nervios, haciendo que todo lo que tenía ante sus ojos brillara y se oscureciera una y otra vez, confundiéndola hasta el límite de casi hacerla caer al suelo.

Qi Yue se sentía tan mareada, que no podía hacer más que morderse el labio para contenerse; todo a su alrededor se veía cada vez más borroso, parecía que se desmayaría en cualquier momento.

Tenía tanto calor…

Se sentía tan incómoda…

Estaba tan cansada…

Entonces, de repente, un auto apareció frente a ella.