Home/ Ven Aquí Ongoing
Tres días después del matrimonio, tuvo una aventura con otras mujeres.
About
Table of Contents
Comments (4)

El verano acababa de llegar a Ciudad del Norte, una ligera llovizna golpeó en la ventana y despertó a Amelia Ramsay, que acarició la manta de color gris oscuro y abrió los ojos. Lo primero que vio fue como se abría la puerta del baño de la suite del hotel en el que se alojaba y tras ella aparecía un hombre, alto y apuesto, con una toalla en la cintura, envuelto en el vapor que desprendía el baño.

—¿Aún recuerdas lo que pasó anoche? —preguntó Patrick Hopper, mirando la preciosa cara de Amelia.

—Sí… claro que lo recuerdo —contestó ella y se sentó arropándose con la manta.

Amelia había pasado la noche en un bar ahogando sus penas en alcohol, pero lo siguiente que recordaba era que estaba en brazos de un desconocido y una cosa llevó a la otra… y acabaron pasando la noche juntos en un hotel.

Poco a poco Amelia fue uniendo los recuerdos de anoche y cada fragmento le recordó que había perdido la virginidad por culpa del alcohol. Patrick, que no dejaba de mirar a Amelia, ensimismada en sus pensamientos, pensó que estaba intentando aferrarse a él

—Anoche creí que eras una escort —le dijo con desgana.

—Entonces pensamos igual, porque yo creía que tú eras un gigoló —le contestó Amelia con una sonrisa fría, arqueando las cejas y deteniéndose en cada milímetro de su piel.

—Ya que fue algo consensuado, espero que no tengas ningún problema en separarnos ahora —le contestó Patrick, clavando la mirada color negro azabache en ella.

—Claro —respondió ella.

La despreocupación de Amelia, hizo que Patrick pensara que no era su primera vez, a pesar de la mancha de sangre que había en la cama.

Patrick acababa de volver a Ciudad del Norte, sus amigos le invitaron a pasar la noche en un bar para celebrar su vuelta y nunca pensó que acabaría liado con una chica que iba como una cuba justo después de haberse levantado de la mesa. Al principio no estaba de humor para romances, pero los ojos coquetos de Amelia lo convencieron. Sus amigos fueron sus cómplices e hicieron todo lo posible para que acabara en un hotel en un abrir y cerrar de ojos.

Cuando Patrick se metió en la ducha, después de su rato de diversión, quería recompensar a la chica de una noche con algo de dinero. Pero no se podía imaginar que Amelia estaba desesperada por que él se marchara de la habitación cuanto antes y la dejara tranquila.

Patrick llevaba en Ciudad del Norte tan solo unos días y ella no sabía ni quién era él. Sin embargo, no podía descartar que la chica que acababa de conocer tan solo estuviera fingiendo.

Patrick escudriñó la suave y clara piel de Amelia que le recordaba a la mágica luz de la luna.

—¿Todavía recuerdas lo que tienes que hacer? No quiero tener ningún problema contigo —le recordó él.

—Gracia por el recordatorio —contesto Amelia con sarcasmo.

¿Tener un hijo con un extraño? No, gracias. Eso era algo que no entraba en sus planes.

Después de llegar a un acuerdo, Patrick se quedó parado delante de Amelia y comenzó a vestirse. Su mirada era provocativa, como si se estuviera burlando de ella. Dudaba que ella pudiera estar igual de tranquila que antes, ahora que veía cuerpo desnudo estando sobria. La verdad es que Amelia era incapaz, así que clavó los ojos en el suelo con las mejillas coloradas. Al verla así, Patrick la miró con más ahínco y su mirada se perdió por el cuello de Amelia, en sus labios ligeramente hinchados y las mejillas sonrojadas. De repente, un irrefrenable deseo de conquistarla y saborear esos dulces labios se apodero de él. Pero tuvo que controlarse y unos segundos después, se dirigió hacia la puerta de la suite para irse sin mirar atrás.

En cuanto se marchó, Amelia se mordió el labio irritada… «He pasado la noche con él, ¿por qué no he sido capaz de mirarlo?». Se levantó de la cama y fue al baño a darse una ducha. Miró la mancha de sangre que había en las sábanas… «Tan solo es un tejido de mi cuerpo. Soy una mujer moderna, ¿a quién le importa?».

Cuando, por fin, salió del hotel, miró a su alrededor y vio una farmacia al otro lado de la calle. ¡Justo lo que buscaba! Entró en la farmacia y unos minutos después salió con una botella de agua abierta. Miró el reloj y se dio prisa para parar un taxi, que no tardó en aparecer.

—Señor, a Roxxon Corporation, por favor. Gracias —indicó al taxista.

Justo cuando Amelia se sentó en el taxi, un hombre muy apuesto, ataviado con un traje gris, giró la esquina de la calle y se detuvo en frente de la entrada de la farmacia.

Patrick hizo primero una llamada de teléfono y después abrió la puerta de la farmacia.

—Disculpe, ¿qué acaba de comprar la chica que ha salido? —preguntó al farmacéutico.

—Una pastilla del día después, señor —contestó el farmacéutico.

«Esa chica no es tan tonta después de todo», pensó Patrick.

Unos minutos más tarde, un Lamborghini blanco apareció en el horizonte, se paró delante de Patrick, el chófer salió del coche y le abrió la puerta.

—¿Adónde, señor? —le preguntó.

—A Roxxon —contestó Patrick escueto.

Mientras tanto en el taxi de Amelia sonó su teléfono.

—Señorita Ramsay, a las nueve hay una reunión del consejo para dar la bienvenida al nuevo director ejecutivo. Todos los directivos de la empresa estarán presentes. ¿Dónde está usted ahora? —preguntó la asistente de la oficina.

—Doris, no te preocupes, estoy de camino —la tranquilizó Amelia.

You may also like

Download APP for Free Reading

novelcat google down novelcat ios down