Tags

About
Table of Contents
Comments (2)

  Jin aparca el coche en la casa de Alia, Min Ho y yo nos despedimos de lo chicos, entramos a la casa.

  Nuevamente la casa se siente vacía sin ella, nuevamente siento mi corazón estrujarse de dolor, un dolor incansable que perdura desde el momento en el que la perdí, me ahogo, la necesito para vivir, la necesito conmigo y sin embargo, no está aquí.

  Min Ho me sigue hasta la cocina, nos sentamos allí, miro hacia la vitrocerámica e imagino que ella está allí, mirándonos, sonriéndonos, me imagino u voz, porque ahora soy incapaz de recordarla. Miro mi móvil, aún tengo su número guardado,igual que los alfas, pero soy el único que sigue enviando mensajes, el único que sigue llamando a pesar de que no voy a recibir una respuesta.

  Miro al omega, que observa la barra americana con sus ojos enrojecidos, no puedo hacer nada para aliviar su dolor, estoy seguro de que ella sabría qué hacer.

  El timbre de mi casa suena, porque sí, ni Min Ho ni yo quisimos abandonar esta casa, era suya y no la dejaremos, me levanto con lentitud, no sé quien sea, pero no es un buen momento para aparecer por aquí.

  Abro la puerta y un olor dulzón se cuela en mi olfato, me tapo la nariz con rapidez, ¿por qué está ella aquí? Se lo dejé muy claro hace unas semanas, Alia a muerto, pero yo no quiero salir con nadie, no cuando mi corazón aún sigue doliendo por ella, no cuando sigo aquí por ella, por Min Ho.

  —Hola...— su voz se apaga conforme habla, creo que mi aspecto le deja en claro que no es un buen momento.—¿Puedo pasar?— niego con la cabeza, mi garganta aún está cerrada por un nudo, no puedo hablar.—Está lloviendo mucho aquí afuera, no puedes dejar que una omega se congele por la lluvia.— me sorprende lo pesada que puede ser.

  —IU vete, no pintas nada en esta casa.— la voz de Min Ho me saca de mis pensamientos, me sorprende que a pesar de su voz rota y de las lágrimas que aún surcan su mejillas sea capaz de hablar.— JungKook—Hyung te lo dejó claro, no te quiere, vete.— su rostro se contrae de furia.

  —Estoy hablando con JungKook, no contigo.— su voz es de puro odio, empiezo a cabrearme a pesar de que estoy agotado.—Vete a tu cuarto a a estudiar.

  —Él es de Alia, ¿eres sorda o ciega?— él a pronunciado su nombre por primera vez desde que le conozco, mi pecho duele al escuchar su nombre.

  —Alia está muerta, él tiene derecho a rehacer su vida.— gruño, completamente enfadado, no me gusta oírla hablar de mi pareja, aunque ya no esté aquí.

  —Estará muerta, pero la amo mucho más de lo que nunca llegué a quererte, ahora vete de esta casa y no vuelvas a acercarte a mí o a Min Ho.— mi voz suena más firme de lo que espero, no espero a una respuesta por su parte, cierro la puerta y paso junto al omega.—Iré a dormir un poco.

  Subo las escalera hasta la habitación, su habitación, me acerco al armario y lo abro, aún está toda su ropa, llena de polvo y arrugada por el tiempo, no me atrevo a tocarla, a moverla.

  Me tumbo en la cama y el cansancio no tarda en golpearme, con un pequeño mareo por el llanto y la sensación de tener la garganta seca cierro los ojos.

  

—*—*—

  Min Ho me despierta a la mañana siguiente, aún no soy capaz de admitir que, desde que la perdí, duermo mucho más. Me levanto y bajo junto a él, donde desayunamos, él un bol de cereales y yo, un café. Min Ho cumplirá diecisiete años dentro de poco, él odia su cumpleaños, tanto como lo odio yo, ella no está para celebrarlo con nosotros.

  Meto lo que hemos utilizado en el lavavajillas y llevo a Min Ho hasta el instituto, me despido de él con un fuerte abrazo y me voy cuando le ve hablar con su mejor amigo, pongo rumbo a la comisaria. Estar allí, pasar por el que fue su puesto y ver que ahora es otra persona el que lo ocupa me mata cada día.

  Aparco el coche y me dirijo a la entrada, una vez dentro saludo a T.O.P, que es el único que trabaja hoy junto a algunos agentes más, me abraza y me pide que sea fuerte un día más, él sabe bien lo mal que lo estoy pasando, perdió a su hijo el año pasado, se culpa tanto como lo hago yo.

  Camino hasta mi despacho y me encierro ahí, enciendo el ordenador y saco mi móvil.

  Alia.

  Ya estoy en el el trabajo.

  El mensaje se envía pero no le llega, realmente no sé porqué sigo enviando mensajes a un número que dejó de existir hace años, supongo que me ayuda a seguir adelante, saber que aún puedo hablar con ella a pesar de no recibir respuesta.

  Apago el móvil y reviso todo lo que tengo que hacer, no es demasiado, tal vez e demasiado poco, necesito algo que distraiga mi mente, comienzo a pulsar las teclas del teclado, voy escribiendo informes que no tienen ninguna dificultad, son denuncias banales que no tienen sentido, son problemas mínimos que no afecta a nadie.

  Mis manos se mueven rápido por el teclado, mi vista fija en las letras que aparecen en la pantalla, intento pensar en la siguiente frase que debo poner, pero me desconcentro, alguien toca la puerta de mi despacho.

  —Pasa.— digo, sin apartar la mirada del ordenador. Un olor mentolado invade mi olfato.

  —Tienes que venir a ver esto, Kook.— le miro, no quiero moverme, no quiero hacer nada más que llorar y dejarme morir, pero su rostro serio me llama la atención, me levanto de la silla y cojo mi chaqueta antes de seguirle hasta el coche.

  —¿Ha pasado algo grave en la manada?— él niega y conduce en dirección a la salida de la aldea, tardamos minutos, él va demasiado rápido.

  Bajamos del coche y veo a los alfas alrededor de algo que no logro distinguir bien, me acerco hasta ellos y, cuando Nam Joon me mira se pone frente a mí, no puedo ver lo que hay en el suelo.

  Su mirada es una mezcla de confusión, dolor y miedo. ¿Qué está ocultando?

  —Antes de que veas lo que hay detrás de mí debes calmarte.— eso me preocupa más, a mi mente viene la imagen del cuerpo devorado de Alia, palidezco. Aparto ami líder y mis ojos se abren, no puede ser.

  Siento las lágrimas correr por mis mejillas, me acerco a toda prisa a la prenda, me da igual empujar a mis amigos, sujeto el jersey entre mis manos, es el jersey que llevaba ella cuando murió, es mi jersey, está manchado de sangre y barro, hay agujeros en varias partes, no puede ser, no puedo tener esto entre las manos ahora mismo. ¿a caso están jugando conmigo?, ¿les divierte verme sufrir?

  —El—ella lo levaba puesto cuando... — no termino la frase, ¿cómo hacerlo?—No puede ser.— niego, por mi mente pasa una sola cosa, J—Hope, él puede saber dónde encontrar a Alia, a su cuerpo, o al cabronazo que haya traído hasta aquí el jersey, le miro.—HoSeok, con esto podemos encontrarla.— le veo palidecer, sé que no le gustan los cadáveres.

  —Kook, ella está muerta, hace cuatro años que murió, ya lo intentamos una vez, no la encontraremos ahora.— aparto la mirada, recuerdo a la perfección lo mucho que buscamos y lo poco que HoSeok encontró.

  —Pero podremos encontrar a quien sea que haya dejado esto aquí.— sollozo, un fuerte aroma a sangre y muerte me aturde.

  Huele demasiado fuerte, la sangre tiene un olor diferente a la que está impregnada en el jersey, el olor a muerte es como una bofetada, ni si quiera el cementerio huele de esta manera.

  —Lo pensaremos JungKook, ve a casa, Jimin irá a buscar a Min Ho después de clases.— mi mirada se pierde en el jersey negro frente a mí, me levanto con él aún en mis manos, no estoy dispuesto a soltarlo, el aroma es fuerte, pero me encandila, me gusta.

  Mi pecho deja de doler cuando huelo la prenda una vez más, siento la mirada preocupada de YoonGi sobre mí mientras conduce hasta la comisaria para poder coger mi coche.

  El aroma hace que mi corazón no duela tanto, puedo respirar mejor, su imagen aparece en mi mente, el día del celo, cuando busqué a Nam Joon por el aroma a muerte que desprendía Alia, cierro mis ojos, recuerdo esa noche, recuerdo el día siguiente, ella se entregó completamente a mí, al igual que yo lo hice, mis labios pican y mis ojos se aguan, sin embargo mi corazón ya no duele ni me ahogo, ahora es el recuerdo el que me hace llorar, no su pérdida.

  

—*—*—

  Min Ho entra en casa, seguido de Jimin y de JongHyun, al parecer ninguno tarda en sentir el aroma que desprende el jersey frente a mí, Jimin se sienta a mi lado y me regala una sonrisa triste, la muerte de Alia le afectó tanto como a mí. El omega y el beta se tapan la nariz y miran la prenda con miedo.

  —Fue con este jersey. — veo la mochila de Min Ho caer al suelo y después escucho su sollozo, JongHyun le abraza y me mira con una disculpa en sus ojos.

  —¿Q—qué?— sus ojos se llenan de lágrimas, al igual que los míos.

  —Lo han encontrado esta mañana en la entrada de la aldea.— explico, lo mejor que puedo, me levanto y me acerco a él, que corre a mis brazos, solloza en mi hombro, y me aprieta con fuerza, tiembla. Miro a JongHyun, que asiente con la cabeza y sube a la habitación del omega.

  —Pero huele a m—muerte y—y sa—sangre...— asiento, y le alejo un poco de mí, es hora de contarle lo que pasó en su primer y último celo juntos.

  Me siento en el sofá, Jimin se pone junto a mí y Min Ho se queda delante, su rostro desencajado por las lágrimas y la sangre.

  —Cuando pasamos su celo en la cueva, — me cuesta hablar, cojo sus manos entre las mías y las aprieto levemente.—tuve que venir a buscar a Nam Joon, Alia tenía aroma, muy leve, pero era notorio.— le veo abrir sus ojos oscuros, suspiro y siento cómo me tiemblan las manos.—Él no pudo oler nada, sin embargo estoy seguro de que ella olía, su aroma era este.—miro al jersey y ésta vez es él quien tiembla.

  No comprendo cómo es posible que mi jersey esté frente a mis ojos, al igual que tampoco entiendo cómo es que huele a ella si hace cuatro años que se fue.

  Me duele la cabeza, esto es demasiado, ya es duro para mí tener que seguir viviendo sin ella, tener que cuidar de Min Ho, trabajar, intentar parecer el alfa que era antes, no puedo soportar ver este jersey, es demasiado, ya no puedo más.

You may also like

Download APP for Free Reading

novelcat google down novelcat ios down