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  Mi día inicia, me levanto de la cama. No sé por qué me levanto a esta hora si ni siquiera tengo un empleo. Hace aproximadamente un año me gradué de la universidad con las mejores notas de mi clase, pero no he tenido mucha suerte con los empleos.

  Durante la universidad trabajé en un periódico local, con esto pagaba mis cuentas de la universidad, al salir de la universidad trabajé en una pequeña editorial, me encargaba de leer libros tras libros de escritores aficionados, fue una buena etapa de mi vida, pero la editorial cerró un par de meses después

¡Genial!

. Luego, un maestro de la universidad me propuso ayudarlo en el guión de una producción que se filmaría en Nueva York, todo estaba genial y divino hasta que la protagonista se acostó con el director. La productora, cabe mencionar, la esposa del director, decidió cancelar el proyecto dejándonos a todos desempleados. Luego, no he tenido un empleo fijo.

  Miro por la ventana de mi apartamento, el tráfico como siempre acá en Nueva York es terrible, me mudé a esta gran ciudad hace aproximadamente 5 años desde Miami.

  No hablo con mi padre desde que me mudé a este lugar. Mi padre es un europeo prepotente que siempre nos dijo que en casa no se hacía nada más que lo que él decía, por tal razón, nunca tuve buena relación con él. Vivo en un pequeño pero cómodo apartamento con mi mejor amiga Natalie, ambas nos mudamos acá para estudiar juntas.Natalie tuvo mejor suerte y tiene un empleo fijo como presentadora de un programa de belleza en la TV, no es su trabajo soñado, pero al menos le gusta y eso es bueno, ella ama el arte y según ella el maquillaje es lo más cercano al arte.

  —Alexandra, me voy, te dejo un sándwich de mantequilla de maní.

  —¡Genial! —contesto, levantándome del cómodo sillón para ir por mi sándwich de mantequilla de maní.

  —Por cierto, te conseguí una cita —dice, moviendo sus cejas mientras toma su bolso y acomoda su vestido rojo muy ajustado que llega arriba de sus rodillas.

  —¿Qué? —contesto inmediatamente con mi cara llena de incertidumbre ante su afirmación—. ¡¡No!! ¡No iré a una cita con un tipo que ni conozco! ¿Qué tal si el sujeto está loco y va a perseguirme de por vida? ¿Has visto Loca Obsesión?

  —Alex… —suelta, luego de un suspiro.—Odio las citas, son aburridas y tienes que pretender que disfrutas la comida mientras hablas cosas estúpidas sobre los gustos de cada uno.—¡Es amigo de Dereck! —exclama—. Un día podemos salir los cuatro. ¿Entonces cómo vas a tener un novio si no tienes una cita?—¿Para qué quiero un novio si puedo tener amantes? —muevo mis cejas pícaramente con una sonrisa traviesa, ella se cruza de brazos con una extrema expresión de sorpresa en su rostro. —Yo estoy bien, no quiero novio, Natalie—No. ¡No se diga más! Hoy regreso temprano para arreglarte.

  —Natal...

  No me deja terminar la oración, me da un beso en la mejilla y sale corriendo antes de que le diga que no.

  Enciendo la TV, vuelvo al sillón que estaba y comienzo a pasar los canales para ver qué hay de bueno, veo un anuncio de una de las revistas más prestigiosas del país, la superpoderosa revista Anderson, por curiosidad, me quedo a ver toda la noticia.

  Lo que sé de la revista Anderson es que es un lugar de ensueño donde todos los interesados en la industria del entretenimiento sueñan trabajar, con más de 25 000 empleados y no sé cuántas sedes, es una de las revistas más leídas a nivel nacional.

  —«Revistas Anderson busca secretaria para la presidencia —el empleo llama mi atención, la verdad no me interesa ser una secretaria, pero... es una de las mejores empresas a no decir la mejor de esta ciudad, una vez dentro puedo optar por algo mejor, a mí me gusta escribir, trabajar ahí puede abrirme muchas puertas—. Interesados, por favor, enviar su currículum a la siguiente dirección de correo electrónico».

  Tomo mi computadora y envío mi currículum.

  Natalie llega aproximadamente a las 5 y 30 de la tarde, superemocionada. ¡Ah! ¡Me compré un vestido! Es de flores, ¡genial!, enciende la lámpara de la habitación quemando mis adormilados ojos.

  —Pruébatelo —insiste, lanzándome el maldito vestido.

  Me levanto perezosa y una vez puesto, me miro al espejo.

  —¡Oh, realza mis pechos! —digo con notable fingida emoción y veo precisamente cómo se ajusta por todos lados.

  —¡Estás divina! —contesta, llevándose ambas manos a su boca a modo de sorpresa.

  Llevo lista más de 15 minutos, el tipo lleva como 10 minutos tarde, no lo puedo creer. —Alex, relájate, debe existir un motivo por el cual llega tarde —Voy a abrir mi boca para decir una grosería, cuando suena el timbre. ¡Por fin!

  Me levanto de un salto, no por emoción, sino porque cuanto más rápido inicie esto más rápido volveré a casa y fingiré que esto nunca pasó. Natalie se me adelanta y abre la puerta antes de que siquiera yo pueda asomarme.

  —Lo siento, es que mucho tráfico —lo escucho decir¿Pero qué le costó enviar un mensaje? Desde ya ha perdido puntos conmigo, a mí me gustan los hombres puntuales.

  —Alex —digo, esta sonrisa que estoy haciendo es aquella carita feliz que uno pone en los chats para indicar lo molesto que está.

  —Lo sé, yo soy Ángel, lamento mucho la tardanza —agrega, y se acerca a mí para besar mi mejilla.

  Y así se disculpó como 5 veces en todo el camino.

  El tipo no está mal, es muy caballeroso, eso es bueno… Todo está bien hasta que comienza a sonar su teléfono repetidas veces y él se divierte contestando cada uno de sus mensajes.

  —Ahh, lo siento, es mi hermana —pero no me mira a los ojos, no, lleva su mirada a la zona prohibida—pero si te molesta, puedo decirle que más tarde hablamos —deja el celular sobre la mesa y se recarga en el espaldar de su silla.

  —¿Y cómo se llama tu hermana? —su celular vuelve a interrumpir, maldita sea.

  —Lo siento, esta sí es importante. ¿Puedo?

  Pero no esperó mi respuesta, el tipo se levanta y se va a unos posibles 10 metros, y ahí estuvo por 20 minutos sin dar señales de vida. Me levanto, pago mi cuenta y me retiro sin decir una palabra.

  Llego a casa, tuve que pagar un taxi, Natalie al parecer me había visto por la ventana y ya está esperándome en la puerta.

  —¿Tan rápido fue? ¿Por qué viniste en taxi? ¿Dónde está Ángel? —pregunta.

  —Ojalá que esté debajo de las llantas de un camión

  Natalie me observa retirarme al igual que Dereck, su novio metalero.—Es la última vez que me vuelves a organizar una cita a ciegas con alguien —digo, cerrando la puerta de golpe, hasta hice que mis cuadros de gatos disfrazados de Slash cayeran al suelo.

  Ella golpea la puerta de mi habitación y la ignoro, tapo mi cabeza con mi almohada para no escuchar esos jodidos sonidos de la madera contra sus nudillos.

  Son como las 8 a.m., me levanto, supongo que ya Natalie se ha ido a su trabajo, abro la puerta y hay una notita sobre la madera blanca.

  «Siento mucho lo de ayer :

Te dejé un pedazo de torta de limón en la nevera».

  Comiendo mi tarta de limón observo por la ventana, el gran rótulo del edificio Anderson se divisa desde aquí. Mi celular me hace dar un brinco del susto, me levanto de un salto y voy hasta mi celular a paso rápido, tiene que ser muy importante para que alguien me llame a esta hora.—¿Hola? —pregunto al descolgar, con mi entrecejo fruncido, espero no sea que secuestraron a Natalie.—¿Alexandra Carlin? —pregunta una voz de hombre, bastante ronca e intimidante, sí, la secuestraron, esto no puede estarme pasando, tampoco puedo dejarla morir.

  —Sí, ella habla —contesto casi balbuceando—, lo único que tengo en el banco son 100 dólares. ¿Creen que con eso la dejan libre?

  Silencio del otro lado.

  —¿Disculpe? ¿Hizo usted una aplicación para secretaria de la presidencia en revista Anderson?

  ¡Ah! ¡No puede ser! ¡Maldita sea!

  —Así es... Lo... si... ento —digo, en un hilo de voz, espero no sea el jefe porque me suicido —creí que habían secuestrado a mi amiga.

  Más silencio del otro lado, escucho unos murmullos con risas, pero no logro entender.—Su cita para la entrevista es a las 9 a.m. —¿9 a.m.? Miro el reloj y ya son las 8 y 12 minutos.

  —¡Claro! —aclaro mi garganta con una risa nerviosa—. Muchas Gracias.

  ¡Las tres divinas personas! Llegaré tarde. ¿Por qué esta gente no avisa más temprano?

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