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  Tara

  Un dolor en el pecho hace que me levante de inmediato y trate de recobrar el aliento, me duele el pecho, la cabeza, el alma...

  — ¡Aina! ¡Por Dios! ¡Aina!

  Mi madre tiene lagrimas por toda la cara, estaba tratando de pasar por entre los doctores que estaban todos viéndome.

  — Iban a desconectarte — dijo mi madre llorando.

  Ojala lo hubiesen hecho. Sinceramente no podía hablar me dolía el pecho y la espalda me mataba.

  — Llevas casi un año así, Aina... La mayoría piensa que estas muerta.

  ¡¿Que?!

  — Señora, no creo que sea buena idea decirle estas cosas a Aina... Acaba de despertar... — le dijo un doctor a mi madre

  ¿Cómo que todo el mundo piensa que estoy muerta? ¡Aquí estoy! Viva... aun. O sea que las únicas personas que eran conscientes de mi existencia son mi madre y los doctores... No sabia si llorar o pedirles por favor me mataran.

  No. Nada de eso. Ni llorar, ni intentar un homicidio. En ese momento lo tome como una increíble oportunidad, de cambios, de hacer la vida que yo queria, de volver a nacer. Si los demás pensaban que estaba muerta, así iba a ser.

  Los doctores me hicieron un montón de pruebas para comprobar que estaba bien y que no tendría secuelas a futuro. Decían que mi cáncer aun estaba allí y que tendría que seguir cuidándome. Las quimio estaban suspendidas.

  Después de aquello, le prometí a mi madre que saldríamos adelante solas

ya que Moni pensaba que yo ya no existía, era lo mejor

pero con la condición de que no me delatara con otras personas y que cambiaria mi nombre.

  — ¿El nombre? — dijo — ¿por qué?

  — Porque se supone que Aina ya no existe...

  — Aina, si estas haciendo esto por ese muchacho de España voy a desaprobarte que te cambies el nombre.

  Tuve que decirle que no, aunque era mentira. Unos días después nació Tara.

  Tara Velandia empezó a trabajar de cualquier cosa y a cualquier modo para sostener la vida de su madre. A parte cambio su cabello y a medida que pasaron los años cambio su rostro.

  Tuve muchos trabajos por que simplemente eran inestables y aunque me vi colgada de dinero siempre halle la forma de salir con mi carrera adelante. Hice cursos mediocres de música pero que me ayudaron bastante. Y fue de mesera en un bar que mi vida cambio completamente.

  Las chicas del bar tenían micrófono abierto y esa noche tuve la osadía de subirme a la barra y cantar lo primero que se me viniera a la mente, sin darme cuenta de que un importante director discográfico estaba allí.

  Richi de inmediato se contacto conmigo y me prometió la vida que siempre desee tener, y aunque me dio un poco de desconfianza al principio, me cumplió todo lo que prometió.

  Me mude con mi madre a Los Ángeles para hacer pruebas preliminares que aunque no me fue muy bien, conocí a Alan.

  Alan Olav Walker. Y pensar que lo único que hacia al conocerlo era presentar audiciones para bailarina... Todo fue muy natural, se enamoro de mi voz y yo me enamore de él.

  Fue un poco complicado al principio pero al fin pudimos estar juntos.

  El día de los premios, ja, les juro que no tenia ni la mas leve sospecha de que Rubén estaría allí, pero me alegro. Me alegro verlo con Irina, soltando su mano justo en el momento en que yo pasaba de la mano con Alan, ame ver su cara de enfado. Tal vez pensando ¿Cómo es que esta viva?

  Pues, Rubén, mala hierva nunca muere.

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