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Me paso las manos por el rostro con desesperación, las fotos de mí cuerpo desnudo sobre mí cama me provocan dolor la cabeza, aún más el encabezado de la noticia dice:

"A pocos días de la boda de la pareja del Empresario Nikolas Katunaric y la Psicóloga Escolar Anika Brown, ella le es infiel con uno de sus amigos el señor Carlos Donovan"

Todo me duele, no sé cuándo mí vida se convirtió en esto.

Mendigo por las calles de la ciudad de Utah, ya no tengo apartamento según el portero mí abuela lo vendió, pero eso no puede ser cierto porque mi abuela ésta en coma desde hace más de tres meses, solo me queda pensar que la familia de mi padre organizo todo esto, me siento en los bancos de un parque infantil, dejo volar mis pensamientos buscando alguna estrategia que pueda ayudarme a salir de esa humillante situación.

Llego a la puerta de la mansión de mí abuela, toco el timbre y Dulce la sirvienta es quien abre — ¿en que puedo ayudarle señorita?— me dice con disgusto.

—Quiero hablar con...— no termino la frase cuando Cristal aparece con su glamour, me mira con asco.

—Vienes a mendigar a mí casa— me dice con odio, nunca le he caído bien.

— Necesito...— pero ella me corta.

—¡No eres bienvenida aquí oportunista! ya sabemos lo que le hiciste a Nikolas, yo le advertí de ti y no me hizo caso, ahora sabe lo zorra que eres— una lágrima sale de mis ojos — ¡vete! aquí no eres bienvenida— me dice y cierra la puerta de un portazo en mí cara.

Me devuelvo por mi camino y me alejo de la propiedad Brown, la que por Ley es mi familia pero los que me rechazan a excepción de mí abuela, la madre de mí padre, ella siempre me ha querido.

Los Brown me odian por ser la hija ilegítima de George Brown, quien le fue infiel a su esposa con mi madre, de esa aventura nací yo, mi padre me reconoció como su hija y me mantuvo en secreto por trece años, cuando la familia se enteró de mí existencia solo la abuela me acogió como una Brown, ella ayudaba a mí madre quien era una simple camarera en una cafetería cerca del gran lago de la ciudad.

A los 16 mis padres murieron en un accidentalmente de tránsito, quedé huérfana y sola, mi madre no tenía familiares, la abuela madre de mí padre, estaba muy mayor para cuidar de mí, por lo que mí custodia legal pasó a manos del estado de Utah, viví en hogares temporales de acogida, me esforzar mucho por obtener buenas calificaciones en la preparatoria para ir a una buena universidad.

Mi abuela pagó mis estudios universitarios y así pude convertirme en una Psicóloga Escolar, es la carrera que amo, trabajar con niños y adolescentes en las escuelas es sin duda la mejor manera de apoyar a las familias a crecer de manera integral.

Deambulo por las calles de Salt Lake City mí ciudad natal, ya es de noche la estrellas adornan el cielo nocturno y no tengo a dónde ir, estoy siendo azotada por todas partes, el hombre que amo no quiere verme y lo entiendo, sé que no debe ser fácil ver a la persona que amas en la cama con otro pero él no me quiere escuchar, él no quiere saber que todo esto es un malvado plan bien elaborado para separarnos, me duele que me rechacé que no me crea, me lástima el hecho que los demás puedan dañar mí reputación como si fuera una cualquiera, trabajo en un prestigioso colegio privado de la alta sociedad, los administradores no me querrán volver a ver después de todo esto y los comprendo ellos no saben que he sido víctima de toda esta trampa, pero no tengo las pruebas solo mí palabra contra unos hechos bien montados que contradicen lo que en verdad pasó.

Vuelvo a mirar mí celular ya son más de las 8pm y yo no sé a dónde ir, verifico el efectivo que cargo en mí pequeño bolso, cien dólares me acompañan, mis documentos personales, mis tarjetas de crédito y mi celular.

Tengo hambre, desde esta tarde que ocurrió el episodio en mí departamento no he comido nada en absoluto, llego hasta un cajero para sacar dinero de mí cuenta y así comprar algo, pongo la tarjeta y leo perpleja que mí cuenta está completamente vacía, no tengo ni un centavo — ¡No puede ser!— hago el intento nuevamente y nada, me llevo la mano hasta la frente, tenía más de 150,000 dólares que con esfuerzo y trabajo he ahorrado y ahora mí cuenta ésta completamente en blanco.

Es la cereza del pastel de mí desgracia, desde niña he vivido de forma humilde, mi madre trabajaba duro por darme lo mejor, vivíamos en una casa rodante, ella nunca acepto que mi padre la ayudara solo recibía el dinero para mí, con el que nos alimentamos y mi madre pagaba mis clases de idiomas y el ballet al que asistí hasta la muerte inesperada de mis padres.

Marco con el celular a Nahomi mí mejor amiga, ella y su familia me acogieron por un año antes de ir a la universidad, desde ahí nos volvimos grandes amigas, ahora ella vive en Inglaterra con su novio Cristian quién es músico de ópera.

Al segundo timbrado ella me responde —¡Anika! dime ¿dónde estás?—me dice de inmediato y yo rompo a llorar.

— Me han quitado todo Homi— le digo llorando en la oscuridad de un establecimiento de gasolina — por favor tienes que ayudarme — le digo desesperada.

— Escúchame, estoy lejos de ti pero estoy contigo entiendes— intenta calmarme.

— Me quitaron el departamento que la abuela me regaló, mí dinero en la cuenta todo se lo llevaron Homi— estoy sola y asustada, ella maldice del otro lado de la línea.

— ¿En dónde estás Anika?

— En una gasolinera

— ¿Llevas dinero en efectivo?

— ¡Si!

— Bien, busca un hotel en donde pasar la noche, te compraré un boleto con destino a Inglaterra, te enviaré la foto y mañana tomarás el vuelo, ¿me escuchas?— ella es así, siempre ésta en los momentos que más la necesito.

Recuerdo cuando llegue a su familia la primera vez, yo estaba nerviosa y asustada porque no los conocía de nada, pero ella me dio una cálida bienvenida y me hizo sentir como parte de su familia.

— Nikolas el. ... No quiere verme... No quiere que le explique todo lo que pasó.... y Carlos, creo que el abusó de mí.

— Malditos infelices de porquería, Anika, has lo que te dije, mantén encendido el celular, mañana te iré a buscar al aeropuerto en cuanto pises Londres— asiento con la cabeza aunque no me pueda ver, cuelgo la llamada para ahorra batería.

Ya en la habitación de hotel de mala muerte, recién bañada y con la ropa interior puesta, recuesto mí cuerpo en el colchón, ése se hunde y yo miro al techo mal pintado, mi vida nunca ha sido color de rosas, pero salir adelante siempre ha sido mí fuerte, no sé cuánto tiempo me tomará recuperarme de todo esto pero sé que lo haré, no por nadie solo por mí, toco el anillo de compromiso que Nikolas Katunaric me obsequio el día en que me pidió matrimonio, el diamante negro le ilumina en cuanto lo pongo cerca de la lámpara de la mesita de noche.

— Voy a estar bien— me digo a mí misma porque sé que así será.

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