Home/ Solo tú puedes ser mi esposa Ongoing
Por una trampa de mi prima, me acosté con un guapo CEO y me convertí en su esposa. "Gracias, mi prima. ¡Ven a nuestra boda!"
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Te amo como las fuertes olas de un tsunami mientras el viento sopla en la arena. Te amo tanto que casi me vuelvo loco. Si hubieras sabido cuánto te amo, hubiera guardado todo mi amor y devoción durante años y te habría esperado con todo el corazón solo para que vuelvas.

—James Lu

En el piso 27 del Hotel Grand Dynasty, Elizabeth Liang con la tarjeta de la habitación en una mano se veía hermosa e inocente con el rostro sonrojado de lo mucho que había bebido, después de salir tambaleándose del ascensor trató de caminar en línea recta apoyándose en la pared.

"¿Este?", se cuestionó Elizabeth llegando a la puerta de la habitación y al mirar los números dorados por un momento no pudo estar segura. Su hermana mayor le dijo que era el 2703 ¿o era el 2708? Entonces, ¿es el 8 o 3 el número en la puerta?

Elizabeth había bebido tanto que le dolía la cabeza y su visión era borrosa, inclinó la cabeza para mirar un rato la puerta, pero no pudo distinguir el número. Luego miró la tarjeta que tenía en su mano, pero ¿por qué los números se desaparecían y multiplicaban? Olvídalo, olvídalo. Movió su cabeza apoyándose en la puerta para sacar la tarjeta de la habitación y lo colocó en el sensor de la puerta.

"Bip-", la puerta no se abrió.

Lo intentó varias veces, pero el resultado fue el mismo. Cerró la puerta de golpe y dio un profundo suspiro para decir: "Supongo que esta no es la habitación".

Iba a buscar otra habitación, pero cuando se dio la vuelta la puerta que no había podido abrir tras varios intentos, de repente se abrió y sujetaron su muñeca con fuerza llevándola hasta el cuarto. No había luz, a pesar de estar borracha pudo sentir que se trataba de un hombre y en cuanto entró por la puerta, no tuvo tiempo de decir una palabra antes de ser empujada contra la pared por las grandes y fuertes manos del hombre que la estaba agarrando por los hombros.

"¿No te habías ido?", preguntó el hombre con enfado.

Elizabeth se mareó más después de recibir un golpe en la cabeza y no pudo escuchar nada de lo que dijo, así que intentó hablar: "¿Theodore?"

Su hermana mayor dijo que le daría una sorpresa. ¿Theodore volvió? Aunque habían estado comprometidos desde que eran jóvenes, ¿no sería demasiado precipitado tener relaciones ahora? Ella quería esperar hasta que se casara con…

"Te di una oportunidad", dijo el hombre que estaba cerca de ella. Elizabeth frunció el ceño cuando el fuerte olor a alcohol salió de él.

"Ya que elegiste regresar, no te dejaré ir nunca más", mencionó el hombre sosteniendo su rostro para luego inclinarse y darle un profundo beso. El dominio que tenía sobre ella era escalofriante, su lengua empezó a recorrer cada centímetro de su boca como si quisiera devorarla.

"Mmph ...", gimió Elizabeth que apenas podía respirar, el estar frente a él de esa manera la hacía sentir muy nerviosa y empezó a mover su cabeza para luego darle algunos golpes con sus pequeños puños.

Él no parecía sentir dolor, dejó de besarla, pero sus labios seguían pegados a los de ella, sonrió con burla y le dijo: “¿No quieres?”

"...", no sabía que decir y por qué Theodore actuaba hoy de forma tan extraña. Normalmente, él era amable, pero ahora parecía estar desesperado. Al no escuchar nada, él la miró con frialdad, luego se agachó para levantarla y llevarla hasta la cama, pegó su cuerpo al de ella en un instante, sostuvo sus manos sobre la cabeza para evitar que siguiera luchando.

"No ...", dijo Elizabeth, la habitación era muy oscura que no podía ver su rostro con claridad, pero esta noche él parecía haberse convertido en otra persona. Theodore siempre había sido amable y paciente, no rudo ni agresivo como se estaba comportando hoy.

"Te he dado tantas oportunidades, esta vez no te vayas de nuevo, ¿de acuerdo?", mencionó en un tono suave, pero sus acciones agresivas mostraban otra cosa. La besó con delicadeza mientras acariciaba su rostro.

"Yo ... he estado aquí todo el tiempo ...", susurró Elizabeth al escuchar las palabras del hombre.

Desde el día en que Elizabeth supo que se casaría con él algún día, su corazón nunca tuvo lugar para nadie más.

"Eres tan dulce, esta noche… quiero que seas mía", comentó en un tono aparentemente emocionado y luego volvió a besarla.

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