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¿Este hombre era mi nuevo jefe? ¡Pero acababa de pasar una noche loca con él!
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||“Kristen Stewart y Damien Troy”||

“Vamos, Kristen, es tu cumpleaños, ¿por qué no te relajas y te diviertes por una sola vez en tu vida?”, dijo Sky haciendo un puchero.

“No sé por qué tanto insistes con que siga bebiendo cuando tú ya no puedes tomar otra gota de alcohol”, bromeé mientras miraba el bar al que Sky me había forzado a venir para celebrar mi cumpleaños, el cual era un lugar exótico situado en medio de la ciudad.

“Son mis privilegios como tu mejor amiga”, replicó ella. ¿Cómo podría decir que no a eso?

Dejé escapar un suspiro de frustración, ya que solo nos habíamos tomado unas copas, pero ella ya estaba completamente ebria e incluso me estaba desafiando a hacer cosas ridículas, tal como siempre solía hacer cada vez que salíamos juntas.

Aunque era mi cumpleaños y yo con mucho gusto hubiera aceptado realizar todos los tontos desafíos de Sky, esta vez era diferente, porque ella quería que yo fuera a seducir a ese armatoste de hombre que estaba sentado a unas cinco mesas de distancia, lo cual no sería tan complicado si no fuera por el hecho de que muchas chicas ya han intentado acercarse a coquetearle, pero él era tan inflexible y arrogante que ellas terminaron avergonzadas por su humillación o huyeron del bar llorando.

Si tenían suerte, algunas simplemente eran ignoradas, lo que en mi opinión era una mejor opción que ser humillada o salir llorando. Nadie en el bar parecía conocer a ese tipo, pero lo rodeaba un aura de poder y riqueza, o tal vez solo era mi percepción de él.

Suspiré, ya que no comprendía cómo era posible que Sky aún pudiera sorprenderme. Después de todo, ella era un desastre cuando se embriagaba y era experta causando problemas cada vez que estaba en ese estado. Por su culpa hemos ido a parar tantas veces a la estación de policía que ahora ser detenida no me parecía la gran cosa.

Pero como su mejor amiga, siempre era divertido seguirle el juego y cumplir sus ridículos desafíos, excepto cuando se trataba de cosas muy extremas, en cuyos casos yo solo fingía que había cumplido su reto para calmarla.

Después de un momento, giré la cabeza para volver a ver a ese hombre. Quizás tenía un aura impresionante, pero también podía notar que él sentía una profunda tristeza por la forma en la que sus hombros estaban caídos y porque bebía alcohol como si fuera agua. Era como si se hubiera dado por vencido en la vida.

Mirándolo, todo lo que podía decir era que... ese tipo era una clara bandera roja, y a mí me encantaba un desafío como este.

“Kristen…”, murmuró Sky desde su asiento. Ella sonaba bastante ebria.

“Mmm…”, respondí.

“¿Has pensado en la posibilidad de que tus deseos se hagan realidad y también en la posibilidad de vivir tu fantasía?”, dijo Sky mientras se inclinaba sobre la mesa para tomar mi rostro entre sus manos. 

“¿Cómo estás tan segura de que todo eso ocurrirá?”, me burlé porque ella había comenzado a delirar otra vez.

“Solo lo sé, nunca había estado tan segura de algo en mi vida”,

“¡¿Acaso eso no es lo mismo que dijiste la última vez que me desafiaste a seducir a un tipo que casi nos hace perder todos nuestros ahorros?!”, repliqué.

“Ese sujeto era un imb*cil, concentrémonos en el presente, ¿de acuerdo? Tan solo mira esos hermosos músculos que amenazan con romper su traje. Es imposible que esta vez esté equivocada, sé que él es el indicado”.

“Pero Sky, él nos está dando la espalda y no hemos podido ver su rostro. ¿Qué pasaría si estás equivocada?”.

“Oh, por favor, solo mira esa espalda y esos hombros anchos, esa es una característica que solo tienen los hombres guapos. Si no me crees, ve a ver por ti misma, pero yo podría apostar cien dólares a que ese apuesto Sr. Hulk es mucho más bello y atractivo que las celebridades que te gustan”.

“Sí, claro… eso fue lo que dijiste sobre el último id*ota que resultó ser un ladrón. ¿Imaginas qué hubiera pasado si aceptaba ese desafío?”, murmuré.

“Bueno, menos mal que no lo hiciste. Tienes un buen instinto y confío en tu empatía. Por eso tengo el presentimiento de que...”.

“¿Presentimiento de qué?”, le pregunté.

“Nada”, sonrió y luego agregó: “Kristen, mi querida y hermosa mejor amiga, es tu cumpleaños, así que solo déjate llevar y diviértete. No me gustaría que sigas siendo virgen a esta edad. Además, piensa en todo lo bueno que saldría de esto. Cumplirías tu sueño de tener un bebé con buenos genes y también experimentarías lo que es tener un buen s*xo, ¿no crees que eso sería lo mejor que te podría pasar?”.

“No sé cómo…”.

“Está bien, hagamos un trato. Después de esta noche, nunca más te pediré que vuelvas a hacer algo así. Incluso si lo de hoy no sale bien, nunca volveré a desafiarte con algo tan extremo”, aseguró ella.

“Bien... Está bien, lo haré. Pero si no es tan atractivo como imaginamos, no seguiré con el desafío, ¿estás de acuerdo?”.

“Está bien, pero primero acércate a él...”.

“Muy bien, allá voy”, murmuré en voz baja mientras me disponía a convencer al apuesto Sr. Hulk para que pasara el resto de la noche en la cama conmigo con la esperanza de que dejara muchas de sus semillas dentro de mi v*lva para ayudarme a cumplir mis deseos.

Recé en silencio a cualquier ser que se encargara de conceder los deseos de cumpleaños para que me regalara una noche llena de placer con resultados fértiles.

Con un último suspiro, me senté en la barra e ignoré el silencioso chillido de Sky.

Pedí un tequila mientras volteaba para observar al hombre sentado a mi costado. La luz era tenue, pero hacía que el sudor en su piel color caramelo brillara como si fuera un destello de luz. No tenía idea de que el sudor podía verse tan bien en un ser humano, y mucho menos en un hombre, ya que solía pensar que eso era algo que los hacía ver como personas sucias, pero él se veía impecable.

¿Eso siquiera era posible?

De todos modos, volví a centrar mi atención en el apuesto Sr. Hulk, observando cada dulce detalle de su rostro hasta que, de repente, me miró y nuestros ojos se encontraron. “M*erda”, murmuré en voz baja y luego dije: “Lo lamento”.

“El barman ha estado tratando de entregarte tu bebida”, me dijo.

“¿Mi bebida? Oh... lo siento”, tartamudeé mientras la vergüenza se apoderaba de cada parte de mi cuerpo. En ese momento, solo pude tomar el trago y pagarle al barman.

Me había dado por vencida, no podía volver a intentar nada con él después de que me atrapara viéndolo de esa forma. Así que después de pagar, me calmé antes de levantarme para irme, ya que tenía miedo de tambalear y caerme. Justo en el momento en que me puse de pie, un par de manos grandes y frías tomaron mis manos y me hicieron girar con miedo.

“¿No estabas aquí para hacerme compañía?”.

“¡¿Eh?!”, exclamé y tragué saliva.

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